Los cuatro ‘jinetes’. James Hetfield ( foto), Lars Ulrich, Kirk Hammett y Robert Trujillo hicieron ‘temblar’ el Norte del país.
Nueve meses después, Metallica regresó a México sólo para decir: "pronto volveremos", no sin antes regalar su quinta descarga de poder en el territorio nacional.
TOCAN DE TODO
Dentro de su extendida gira World Magnetic Tour, la banda californiana pisó por primera vez en su historia suelo regiomontano. Unas 40 mil personas se reunieron el miércoles 3 de marzo en el Estadio Universitario para gozar de la noche más memorable en el país.
Pasadas las 21:30 horas, Metallica abrió de manera triunfal con Ecstasy of Gold. Dieron pase a Creeping Death y Fuel, para luego seguir con éxitos de sus primeros discos. El ánimo entre los presentes estaba a tope.
Tras ejecutar cuatro cortes de su última producción, Death Magnetic, intercaladas con Sad but True, los juegos pirotécnicos iluminaron la noche, y la locura llegó bajo los acordes de One. Sin abusar de la tecnología, algunos efectos especiales en la pantalla central del escenario le dieron un toque único a este clásico.
Masters of Puppets y Damage Inc. pusieron a todos a bailar el 'slam'. La calma llegó luego con Nothing Else Matters. Antes de despedirse, los maestros del thrash metal interpretaron Enter Sandman, un parteaguas en su historia. El escenario se vació por un momento, pero Metallica tenía una sorpresa. Am I Evil? fue el tributo a los grupos que los inspiraron en su juventud; Motorbreath y Seek and Destroy, los dos violentísimos con que dijeron adiós.
"Mi abuelo era de Monterrey", exclamó un emocionado Robert Trujillo.
FIESTA DE HERMANDAD
Tres camiones en fila salieron desde Torreón. Dos lo hicieron de Tampico y seguramente hubo más de otros puntos de la República.
"Llevamos desde las 10 de la mañana, venimos a ver a la mejor banda de metal", dijo Alan Díaz, quien junto a sus amigos portaba una manta con el nombre de Metallica en verde, blanco y rojo, misma que fue "exigida" por Lars Ulrich al final del concierto para adornar su batería.
