La violencia que padece México por el combate al crimen organizado impactará en el aumento de la desigualdad, alertó la Organización de las Naciones Unidas.
Luis Felipe López-Calva, autor del Informe Regional Sobre Desarrollo Humano para América Latina y el Caribe 2010 que se presentó ayer, explicó que la población en pobreza tiene menos elementos para protegerse de la violencia.
"La violencia tiene un efecto especial sobre la población en pobreza. Es cierto que la inseguridad está localizada geográficamente, es cierto que está muy vinculada al crimen organizado, pero la población pobre es la que menos capacidad tiene de protegerse, defenderse de la situación", planteó en entrevista.
López-Calva había reconocido que el aumento del IDH en países centroamericanos como El Salvador y Guatemala se debió al crecimiento económico sostenido, pero también a los procesos de paz que han avanzado.
Cuestionado sobre el impacto que tendría la violencia en el desarrollo del país, los niveles de pobreza y desigualdad, el especialista en economía y desarrollo sostuvo que disminuye la capacidad de los pobres de acceder a servicios en lugares con altos índices de violencia.
"Los efectos de la violencia han mostrado para los otros países que son regresivos, es decir, afectan a la población más vulnerable económicamente. Como lo vimos en Centroamérica, las niñas y niños empiezan a faltar a la escuela por la violencia y esto puede tener un efecto a largo plazo en la siguiente generación", ejemplificó.
Otros aspectos en los que los más pobres son vulnerables es en la reducción de espacios de atención médica, en la escasa posibilidad que tienen de mudarse a zonas sin violencia, como sí lo pueden hacer los sectores de mayores ingresos, o en la falta de acceso a seguridad pública.
En Centroamérica, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) detectó que hay alrededor de 83 mil policías -en seis países- y 240 mil guardias privados registrados, el triple del personal oficial.
"Lo que ocurre es que se da una privatización de la seguridad pública, lo cual tiene un efecto negativo en los más pobres que no pueden pagar por su seguridad.
"La violencia tiene un efecto de reincidencia de los efectos de inseguridad, un efecto que incrementa la desigualdad. Efectos que no se ven hoy, pero que tendrán impacto en el futuro. Por eso hay que tomar en cuenta cómo proteger a las familias más pobres de los efectos de la inseguridad", reiteró.
FRAGILIDAD FISCAL López-Calva, doctor en economía por la Universidad de Cornell, Nueva York, recordó que en la década de los 90, cuando terminó la dictadura chilena, México tenía un PIB per cápita 50 por ciento mayor que el del país sudamericano.
"Veinte años después, Chile lo rebasa, lo cual muestra el desempeño relativamente mediocre de México", dijo.
El mensaje optimista que para América Latina tiene el Informe, sobre el crecimiento y disminución en desigualdad, no lo comparte México, refirió, por la falta de reformas y políticas públicas enfocadas a incrementar la fortaleza fiscal y redistribuir el ingreso, como ha ocurrido en Uruguay, Chile y Brasil, por ejemplo.
Para el especialista no se han fortalecido las instituciones regulatorias y hay una grave fragilidad fiscal. México recauda alrededor del 10.11 por ciento de su PIB, mientras Brasil, 30 por ciento, y Chile, 20 por ciento.
"Es sorprendente ver que el PIB se contrajo casi 7 por ciento el año pasado y que no haya pasado absolutamente nada en términos de reformas o discusiones respecto a la competitividad. El equilibrio político entre partidos, gobierno, empresas y sociedad civil no cambió a pesar del impacto tan fuerte de la crisis. En cambio Chile por el terremoto se puso a discutir una reforma fiscal realmente importante que se votó con respaldo de la oposición", lamentó.
10.11
POR CIENTO
Recauda México de su PIB, según la ONU.
