El débil sistema democrático de México ha impedido su crecimiento económico y social, pero además ha condenado al país a un profundo rezago político, señaló Anna Lindstedt, embajadora de Suecia.
Durante su ponencia titulada "Suecia, de un país pobre a un estado de bienestar", celebrada en la Universidad Iberoamericana, condenó que la clase política, gobernantes y sociedad civil carezcan de sentido de solidaridad para conseguir una transformación integral.
Calificó a la población como un conjunto pasivo que muchas veces olvida defender sus derechos elementales y movilizarse para exigir un mejor desempeño de sus representantes populares.
Asimismo reiteró que México no invierte en educación e investigación, lo que genera que jóvenes y adolescentes no accedan a la educación superior.
"El crecimiento económico de Suecia radicó en la educación, el acceso es para todos, es una educación de calidad porque no debe haber escuelas buenas para la elite y malas para los pobres", argumentó.
La funcionaria recalcó que todas las naciones son capaces de cambiar su caótico escenario por un estado prometedor.
Expuso que, por ejemplo, el sistema tributario mexicano dista mucho del sueco pues sólo un 10% de la población total tiene obligaciones fiscales y encima esta rendición es incongruente con el monto de los ingresos de ciertas elites.
Mencionó que en su país quien tiene salarios más fructíferos es quien paga más impuestos, además de que los servicios de salud y educación mantienen un nivel de calidad estandarizado.