Vivir en Estados Unidos implica cada vez mayor sufrimiento para los migrantes indocumentados, ante la persecución de que son objeto por parte de autoridades. En cualquier lugar pueden ser detenidos y deportados, denunció el director de la Casa Scalabrini, Luiz Kendzierski.
Si antes las redadas se limitaban a la frontera sur, ahora es común en todos los estados y ciudades, según reportes de los propios deportados que llegan al albergue.
"Para un indocumentado vivir en Estados Unidos es muy complicado. Cada vez hay más leyes restrictivas y el indocumentado casi no puede vivir allá", el problema más grave es que muchas veces ya no tienen raíces en México después de décadas de residir en el norte, y una repatriación implica serios problemas, advirtió. Los cazan en las calles, las casas, los supermercados y lugares que frecuentan y sus familias se quedan allá, así que regresar al vecino país es casi una obligación.
Los migrantes se ven obligados a enfrentar serios riesgos al regreso con sus seres queridos, peligros que se incrementan con el reforzamiento de la vigilancia.
Ahora los migrantes ya no tienen muchas rutas para escoger y tienen que utilizar las zonas más alejadas e inhóspitas para intentar burlar la vigilancia estadounidense.
Tienen que cruzar por el desierto donde las temperaturas son tan extremas que ni la "Migra" (estadounidense) llega, o deben pagar altos precios para poder ingresar sin documentos al vecino país.