Pendiente aún la promesa de la Secretaría de Hacienda de ampliar el perímetro de regulación de las Sociedades Financieras de Objeto Múltiple, conocidas como Sofomes, las señales apuntan a un nuevo estallido, éste de Su Casita, una de las intermediarias estelares en el mercado.
Anteriormente se quedaron en el camino dos de ellas: Metrofinanciera y Crédito y Casa, especializadas ambas en el otorgamiento de créditos hipotecarios para vivienda, con la novedad de que el común denominador de las tres es haberse financiado en su debacle sólo con la Sociedad Hipotecaria Federal, que opera como banco de desarrollo. Digamos que en reminiscencia del tristemente célebre Fobaproa, la intermediaria gubernamental les ofreció créditos sin límite a titulo de rescate, a riesgo de saltarse las trancas.
De entrada, por ejemplo, la Metrofinanciera recibió una suerte de préstamos quirografiarios, es decir sin garantías específicas al calce, justo uno de los causales que provocaron el alud en la banca comercial privada, que derivó en el Fobaproa.
De hecho, la Sociedad Hipotecaria Federal reportaba al tercer trimestre del año pasado pérdidas por 147 millones de pesos, con un acumulado de 988 millones, en constante con las ganancias que había obtenido desde su constitución en el 2002.
El escándalo provocó una reacción airada de la oposición legislativa priista, aduciendo falta de claridad en el financiamiento. "Se nos viene encima otro Fobaproa, se dijo". Lo cierto es que finalmente la Metrofinanciera se acogería a un concurso mercantil en septiembre del año pasado, tras alcanzar un acuerdo previo con sus acreedores.
El proceso terminó el ocho de junio pasado, con una sentencia que permitía la entrega de la intermediaria a los acreedores financieros, cuyo número llegaba a casi 500, entre ellos la propia Sociedad Hipotecaria Federal.
En la larga lista estaban también los bancos New York Mellon, Del Bajío, IXE, la Casa de Bolsa Vector, la Arquidiócesis de San Luis Potosí; la Caja de Trabajadores Petroleros de Confianza; Cementos Mexicanos, y hasta personas físicas, entre ellas José Luis Fox Quesada y Susana Canales Clariond, hermano el primero del ex presidente Vicente Fox, y la segunda del ex gobernador de Nuevo León, Fernando Canales Clariond.
La vela en el entierro de las entidades no bancarias se dio con la compra de papeles de deuda emitidos por la intermediaria en Udis (Unidades de Inversión calcadas del modelo chileno, indexadas a la inflación), cuya falta de redención provocó el alud.
De hecho, la deuda a favor de Fox Quesada era de 499 mil 125 Udis, equivalentes a 2.2 millones de pesos, en tanto la de Susana Canales Clariond alcanzaba 11 millones.
A la Arquidiócesis potosina se le debían 112 mil pesos; al municipio de León 16.6 millones; a Cementos Mexicanos seis, y a la Caja de trabajadores petroleros 11.6.
Ahora que, atrapada en el mismo círculo vicioso, la imposibilidad de captar recursos del público, financiando sus préstamos vía créditos bancarios o papeles de deuda, la Hipotecaria Crédito y Casa caería en morosidad en mayo pasado, con un fardo de pasivos por 16 mil 276 millones de pesos, de los cuales dos mil 294 obedecían a emisiones de deuda y el resto a préstamos bancarios, con énfasis en los de la Sociedad Hipotecaria Federal. La firma que estaba sembrada como la tercera Sofol (sociedad financiera de objeto limitado) hipotecaria, se declaró en disolución anticipada, tras una asamblea extraordinaria de accionistas celebrada el 22 de diciembre del año pasado.
Días después, sin embargo, anunciaría la venta de sus activos a la Sofom ABC Capital, en la que Cementos Mexicanos tiene una participación mayoritaria. En paralelo, se habló de un acuerdo con la Sociedad Hipotecaria Federal para finiquitar una deuda con el fideicomiso del Banco de México Fovi, vía un pago en especie de activos productivos. El turno ahora, decíamos, es de Su Casita, alguna vez ubicada como la número uno del mercado, cuyo estallido será histórico.
Lo cierto es que aunque el propio Gobierno ubica la quiebra de las intermediarias como secuela de la crisis de hipotecas de los Estados Unidos, en realidad su propio modelo las lleva a la autodestrucción. En el círculo vicioso, cuando la clientela deja de cubrir los abonos del crédito hipotecario, éstas no pueden cubrir a su vez los recursos facilitados por particulares, vía bonos de deuda.
El hecho es que unos y otros se pactaron en Udis, con la novedad de que, al no tener abonos fijos, los usuarios se descontrolan. Se da el caso, por ejemplo, que Su Casita le otorgó un crédito en Udis a un particular para una casa de medio millón de pesos, cubriendo la primera mensualidad con dos mil pesos... para elevarse un año después a tres mil 200, y al siguiente a tres mil 800.
Se diría, pues, que el Gobierno permitió a las Sofomes y Sofoles, sin calibrar la posibilidad de un alud.
Total, para eso hay rescates.
BALANCE GENERAL
Ubicado como el "patito feo" en un gabinete de pollitos, hete aquí que la semana pasada el secretario de Economía, Gerardo Ruiz Mateos, perdió el último girón de confianza que le quedaba, tras hacer un papelón en una reunión del pleno del Consejo Coordinador Empresarial.
De entrada, el funcionario centró su ponencia en la desregulación, cuando las inquietudes de los representantes de los organismos empresariales apuntaban a toda la gama de temas que aterrizan en la dependencia.
Peor aún, de pronto dejó helada a la interlocución al señalar que el proceso se terminaría hasta dentro de seis años.
Ante la actitud, aun los tradicionales aliados del Gobierno lanzaron una y otras descargas de preguntas, a las que Ruiz Mateos respondió con titubeos.
En la andanada se habló de la falta de políticas para el desarrollo; de ausencia de apoyos públicos para apuntalar las exportaciones; de la esterilización de créditos.
El colmo llegó cuando el funcionario dijo que el Gobierno no apoyaría a las empresas en problemas frente a sus incursiones en los mercados externos, es decir procesos por prácticas desleales.
Del tamaño de la pifia habla la enmienda de plana que intentó Ruiz Mateos en su comparecencia ante comisiones de la Permanente, ofreciendo que México demandaría a Estados Unidos ante la Organización Mundial de Comercio por manipular un proceso por supuestas prácticas desleales contra las exportaciones de cobre mexicano.
SE RAJA LA SEP
Anunciada a bombo y platillo la "estrategia" para evitar la obesidad infantil, vía la selección de alimentos y bebidas aceptables en el consumo de las escuelas, hete aquí que las secretarías de Educación Pública y Salud están reculando.
De entrada, a presión de ConMéxico, organismo que aglutina a las principales firmas de alimentos y bebidas del país, sacaron de la Comisión Federal de Mejora Regulatoria el documento final en que se señalaban las pautas, para retocarlo al gusto del organismo.
De entrada, ya se elevó el número de calorías permitidas de 300 a 450, lo que le abre la puerta a productos calificados como chatarra.
Como van las cosas, a la mejor se llega a 700.
