"Gobierno en construcción.
Perdone las molestias".
Anónimo
Os gobiernos locales se siguen quejando de falta de dinero, pero la experiencia nos dice lo contrario. La multiplicación de obras viales se ha convertido en una constante en el país. Con las arcas llenas por los altos precios del petróleo y los recientes aumentos de impuestos, los políticos han encontrado en la realización de obras públicas, particularmente viales, una forma de promoverse.
Ayer, cientos de miles de personas que viven al noroeste de la Ciudad de México no pudieron llegar a sus trabajos, escuelas o tratamientos médicos debido a que la empresa OHL, que construye un segundo piso en el Periférico Norte, no abrió a tiempo la vialidad como había prometido. Los retrasos en la apertura se han vuelto constantes en la obra impulsada por el gobernador priista del Estado de México, Enrique Peña Nieto.
Los habitantes del Distrito Federal han vivido años de pesadilla por una ola de construcciones que empezó con el segundo piso del Periférico, la obra insignia del perredista Andrés Manuel López Obrador. El actual jefe de Gobierno Marcelo Ebrard, también perredista, ha puesto a la capital de cabeza desde el inicio de su administración con obras como el cambio de asfalto (que se encontraba en buenas condiciones) del Circuito Interior por concreto hidráulico. Obras como las líneas de Metrobús y del Metro han generado caos vial en otros lugares y han destrozado la vida o el trabajo de muchos. Pero aún falta lo peor. Se anuncia ya el inicio de la construcción de un segundo piso que le daría continuación al de López Obrador.
Otras ciudades del país viven caos similares. El alcalde panista Jorge Ramos se inspiró al parecer en Ebrard al reemplazar de un golpe el asfalto de buena parte de las calles de Tijuana con concreto hidráulico. El caos vial, que sólo ahora empieza a paliarse, ha durado dos años.
Esta avalancha de obras refleja la mayor cantidad de dinero que tienen los políticos locales, la mayor capacidad de endeudamiento de los gobiernos y la concesión de obras a empresas privadas para su operación (el segundo piso del Estado de México y el del Distrito Federal serán operados con este esquema). Los políticos, por supuesto, prefieren hacer obras que se vean, como vialidades y puentes, que las que no se perciben a simple vista, por ejemplo las de infraestructura hidráulica, aunque sean más importantes para la comunidad.
Supongo que los contratos se otorgan de manera limpia y transparente y que no hay comisiones o cohechos, pero no hay duda de que las empresas constructoras estarán siempre más dispuestas a apoyar una campaña de un político que les ha dado contratos importantes.
El sistema tiende a descartar las soluciones sencillas y baratas para favorecer los proyectos caros y ostentosos. El Gobierno de Ebrard, por ejemplo, ha preferido resolver problemas viales con obras como las nuevas líneas del Metrobús a pesar de los problemas viales que provocan. En cambio, cuando fracasó la propuesta de poner un carril confinado en el emblemático Paseo de la Reforma, introdujo simplemente una nueva línea de autobuses, de mejor calidad a la usual y bien regulada. El resultado ha sido más eficaz que cualquier otro. Pero estas soluciones no cuestan lo suficiente ni son lo suficientemente notorias para tener un impacto político.
Es triste que tengamos un sistema de inversión pública que promueve las soluciones caras y poco eficaces antes que las que generan más beneficios por menos inversión. Pero así funciona nuestro país.
EL DICTAMEN
El ministro Arturo Zaldívar de la Suprema Corte ha preparado un dictamen que inculparía al ex gobernador de Sonora Eduardo Bours, al ex director general del IMSS Juan Molinar Horcasitas y al actual titular de la institución Daniel Karam por la muerte de 49 niños en la guardería ABC de Hermosillo hace un año. Afirma que ellos eran responsables de hacer cumplir la Constitución y las garantías individuales de los niños.