Ni un solo presidente ecuatoriano pudo terminar su mandato entre 1996 y 2005. El pasado jueves, la sombra de un golpe de Estado volvió a cernirse sobre este país que, en 14 años, ha visto pasar más de una decena de gobernantes.
Aquella mañana, el presidente Rafael Correa quedó retenido por la Policía Nacional, en un hospital de Quito. Más de 11 horas después, las Fuerzas Armadas lograron rescatarlo.
La violenta asonada contra Correa, disparada por un recorte en los beneficios salariales de los agentes, dejó cinco muertos y más de 190 heridos, pero también fracturó a la joven democracia. En un discurso encendido, Correa, responsabilizó de la sublevación al coronel en retiro Lucio Gutiérrez, presidente de Ecuador entre 2003 y 2005, y promotor de un golpe de Estado contra el ex mandatario Jamil Mahuad en 2000.
A pesar de la convulsión, la violencia y el temor social del jueves, el Embajador de Ecuador en México, Galo Galarza Dávila se considera orgulloso de lo que llama “el principal resultado”, y ese es que en Ecuador “el poder ya no se toma por la ventana”. Agradecido con los organismos latinoamericanos y conMéxico en particular por el apoyo del Gobierno de Felipe Calderón, Galarza cree que lo ocurrido el jueves es un hecho aislado que de ninguna manera revive las crisis de los noventa. Sin embargo, su visión de la oposición es maniquea y afirma que en ella, no se puede confiar.
Desde que inició el mandato de Rafael Correa en 2007, no había aparecido señal alguna de que pudiese volver a vivirse la inestabilidad de finales de los noventa y mucho menos un intento de golpe de Estado. La sublevación nos hace ver que no podemos confiar en ningún estamento de oposición. Pues de ahí vienen los intentos de desestabilizar de forma permanente el gobierno democrático. Por ello, en Ecuador debemos dormir con un ojo abierto. La democracia se ha fortalecido en los últimos años, pero debe seguir atenta a los grupos contrarios a la democracia.
-En una América Latina en que la mayoría de los países tiene una democracia en construcción o en camino a consolidarse ¿cuál es su visión de estas sediciones? -Pese a que la democracia ha avanzado en nuestro continente, hay fuerzas al interior que siguen manteniendo esa actitud negativa de querer boicotear los procesos democráticos que tanto han costado a nuestros pueblos. El Gobierno boliviano estuvo a punto de tener un enfrentamiento que intentó desestabilizar a EvoMorales. En Honduras se consumó un golpe que fue lamentable y triste y en Paraguay también ha habido intentos.
Todos reprobables. -¿Se podría decir que en Ecuador, de momento, la Policía tiene más poder que el Ejército? De ninguna manera. Las fuerzas armadas ecuatorianas son absolutamente profesionales y organizadas. Reaccionaron inmediatamente. El jefe del comando conjunto de las fuerzas armadas que ofreció su apoyo incondicional al presidente Correa y condenó la sublevación. Nosotros creíamos que la fuerza policial era un ente profesional, pero lamentablemente dentro de ella hay elementos que pusieron en riesgo la vida de la democracia. Son grupos aislados, pero no se les puede desestimar.
Produjeron un incidente que casi bloquea un proceso democrático en el continente. -¿Es una lección para México el hecho de que la Policía tenga tanto poder, tomando en cuenta que aquí se están promoviendo mandos únicos? -Cada país tiene su manera de organizarse y será la más apropiada. Nosotros consideramos que al tener una sola policía funcionaba en el Ecuador, pero cegados por una ambición, desconocieron las normas y pusieron en riesgo la democracia. Los sectores serán sancionados como la ley manda.
-El ex presidente Lucio Gutiérrez negó tener relación con lo ocurrido. ¿El Gobierno confía en esa declaración? -Para que nuestro mandatario y nuestro ministro de Defensa lo hayan dicho, es porque se tienen evidencias de que hubo una participación del ex presidente Gutiérrez.
Él ha azuzado a la Policía con intereses de volver al poder, pero que se han frustrado. Si quiere hacerlo deberá ser por la vía electoral, que es la única manera. En el Ecuador se acabaron ya las cortapisas para entrar al poder por la ventana.
-¿Qué viene para el Gobierno de Correa? Lo primero, es un proceso de normalización. Que las instituciones comiencen a trabajar.
Nosotros pasamos una década de pesadilla en la cual, ninguno de los presidentes electos terminaron su mandato.
Tuvimos una crisis social de enorme proporción que hizo salir a un millón de ecuatorianos e incluso perdimos nuestra soberanía monetaria.
Esperamos que nunca vuelva a ocurrir lo del jueves ni en Ecuador, ni en ninguno de nuestros países latinoamericanos.