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En peligro de muerte; médicos piden seguridad

Brindan servicio de manera clandestina para evitar riesgos

EL UNIVERSAL

Sólo atienden a conocidos o recomendados; para concertar una cita se les llama a un teléfono celular, ellos dicen el lugar y la hora; atienden en sitios discretos, sin anuncios ni nada que llame la atención; no ofrecen sus servicios en el directorio telefónico y a sus clientes sólo les piden algo a cambio de recibirlos: discreción.

No es un negocio ilícito, ni tiene que ver con el tráfico de sustancias: simplemente son los médicos de Ciudad Juárez, que desde hace dos años dan consultas a escondidos para evitar exponerse a un secuestro. →

"Nuestro oficio es de los más nobles que tiene el ser humano, pero aquí nos han lastimado tanto que tenemos que ejercer casi de manera clandestina; nos hemos vuelto invisibles, somos fantasmas", denunció un especialista que desde principios de 2010 retiró el anuncio de su consultorio y sólo atiende a pacientes de su confianza.

La ola de violencia encuentra en el gremio de trabajadores de la salud a uno de los sectores más vulnerables, lo que ha derivado en una severa crisis en los servicios y atención que reciben los habitantes de esa ciudad fronteriza.

Según estadísticas del Comité Médico Ciudadano, 30% de los doctores que radicaban en Juárez ha abandonado la ciudad para irse al sur del país o a Estados Unidos, lo que representa casi una tercera parte menos de los que había apenas hace tres años.

"Hay especialidades que han quedado sin cobertura. Tenemos pacientes que llevan meses esperando por alguien que los atienda, pero no hay, así que deben consultar a un médico general que no siempre puede llevar el tratamiento adecuado", expuso un integrante de dicha organización, establecida en 2008 como una forma para alzar la voz contra la violencia.

El mismo grupo de profesionales ha contabilizado 20 homicidios de médicos de 2007 a la fecha.

Entre ellos se encuentran varios que fueron privados de la vida por no pagar extorsiones, otros que fueron secuestrados y nunca los liberaron, una parte más falleció en asaltos dentro de sus consultorios.

"Hace un par de meses una doctora juarense se encontraba en Janos -poblado ubicado a 200 kilómetros- y fue interceptada por un comando que le exigió atender a un herido, pero ella les dijo que no contaba con el instrumental. Se enojaron y sin contemplación la mataron", narró.

Recientemente un pediatra fue secuestrado, su familia pagó el rescate, pero fue encontrado sin vida en las afueras de la ciudad.

 DOBLE MARTIRIO Enfermarse en Juárez es un doble martirio para el paciente, por un lado sufre los embates del padecimiento como tal, pero además debe pasar todo un calvario para ser atendido.

En los hospitales públicos la demanda supera por mucho a la plantilla de doctores y enfermeras, hay quien debe esperar hasta cinco horas para conseguir una consulta. Si logra ser atendido deberá ser concreto, ya que el médico difícilmente le dedicará más de 10 minutos, ya que afuera otros 20 esperan su turno.

"En las noches ningún especialista acude a atender emergencias, como en antaño. En los hospitales el personal de guardia estabiliza a los enfermos o heridos y tienen que esperar hasta el día siguiente; los doctores no quieren salir de noche, tienen miedo".

Por su parte, las clínicas particulares han incrementado sus costos hasta en un 50%, dado los gastos que les genera pagar seguridad privada y por la simple Ley del mercado: cuando un producto escasea se encarece.

Sin embargo, el problema va mas allá todavía. De acuerdo con el Consejo Médico del Estado, se detectó una ascendente falta de medicamentos, ya que los laboratorios dejaron de ver en Ciudad Juárez un nicho importante de comercialización.

"Alrededor de 40% de los representantes de las empresas farmacéuticas fueron despedidos, ya no entregan muestras, cancelaron cursos de capacitación y redujeron las comisiones para los representantes que se quedaron", dio a conocer un integrante de la mesa directiva de la organización.

Lo anterior, dijo, acarrea que los doctores no puedan recetar ciertos fármacos porque no los conocen y eso genera pérdidas a los laboratorios, que a su vez dejan de surtir medicinas. "Es un círculo vicioso en el que todos perdemos: el médico no tiene qué recetar, el paciente no encuentra la cura y el laboratorio termina retirándose".

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Escrito en: inseguridad Juárez

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