¿En serio dije eso? La memoria.
La memoria es el archivo principal del cerebro. Mantenerla sana se refleja en el buen desempeño de la vida cotidiana tanto personal como profesional. Sin embargo la función que realiza la memoria no sólo se limita a recordar algunos aspectos sino que incluso nos ayuda a saber quiénes somos, de dónde venimos y cómo pensamos. Desde el punto de vista psicológico la personalidad de un ser humano está constituida a partir de que se tiene la facultad de recordar lo que se es y desde el punto de vista fisiológico su importancia se da porque ayuda al cuerpo a desempeñar algunas actividades de manera conciente e inconsciente que le permiten a sobrevivir.
La psicología tiene contemplados tres tipos de memoria; la primera de ella a corto plazo, la segunda a mediano y la otra a largo plazo.
“La memoria inmediata permite que tengamos registros conscientes de todo lo que va siendo nuestro pasado inmediato. La memoria a mediano plazo es aquella que nos permite crear un registro de lo que estamos haciendo en el mediano plazo, todo lo que hicimos, para saber lo que somos. La memoria a largo plazo es lo que está guardado en nosotros que no necesariamente tenemos fresco ni consciente, pero que sabemos que en algún lugar de nuestro cerebro está guardado y que de alguna manera nos permite entender nuestra historia”, explicó Irene Rojas, psicóloga.
La especialista indicó que la gente adulta tiene mayor facultad de recordar su memoria a largo plazo porque comienzan a recordar su infancia, seres queridos y demás. Las otras dos se van desgastando y se favorece ésta. En cambio, los jóvenes y gente de edad mediana, tiene la facultad de navegar en los tres rubros.
Funcionamiento fisiológico
El médico neurólogo Juan Esteban Montes Castañeda explicó que según estudios, la memoria está formada por una serie de circuitos eléctricos que se forman en el cerebro, los circuitos son una reacción de alguna experiencia grata o no tan grata, que según la cantidad de veces que se produzcan se tiene la facultad de activarlos a voluntad.
“Desde el punto de vista funcional y anatómico los primeros estudios que se conocieron se hicieron en la década de los ochentas, en unos seres pluricelulares llamados aplisia. La ventaja de estos organismos es que su sistema nervioso, que consta de varias células, se puede localizar perfectamente y se puede poner un microelectrodo en cada una de las células teniendo resultados más visibles”, explicó el neurólogo.
“En aquel entones a estos organismos se les daba un estímulo. Por ejemplo, se les ponía un granito de azúcar y como es un elemento del que se alimentan, se registraba la actividad eléctrica de las células nerviosas, se les ponía un granito y el cuerpo se movía hacia adelante para alcanzarlo y lo digería”, dijo.
Cuando se estimulaba a este organismo para sus movimientos se abría un cierto circuito neuronal, un circuito que fue llamado circuito de memoria. Luego se hizo lo contrario, se le aplicó una descarga eléctrica. Al recibir la descarga el organismo se hacía para atrás y aquí se habría otro circuito diferente. Esos fueron los primeros datos de que había una memoria integrada por distintos seres o circuitos neuronales. Esto creó la fisiología de la memoria.
“El cerebro funciona haciendo circuitos, los circuitos más importantes son el tálamo y la sustancia reticular que está en el tallo cerebral. Esta sustancia es la que nos prende y apaga el cerebro, estamos dormidos es el que “apaga” el cerebro, se va a despertar y “enciende” el cerebro. Esta área está conectada con el tálamo y éste con la corteza cerebral, por ahí pasan todas las vías nerviosas ascendentes y descendentes. El circuito que forman se llama circuito-retículo-tálamo-cortical. Llega el estímulo sensitivo, se forma el circuito y el tálamo nos dice donde lo podemos descifrar y se va al área que corresponde en el cerebro, quien una vez descifrado ordena lo que se va a hacer”, explicó el doctor.
Cuando se genera alguna actividad en perjuicio o beneficio de la persona, se forma el circuito-retículo-tálamo-cortical, se manda la información a la corteza y se realiza la acción. Ahí está ya el primer registro del circuito de la memoria y dependiendo de los resultados y la cantidad de veces que se repita se almacena en el cerebro o no. Por ejemplo, cuando se coloca la mano sobre fuego, se activan los circuitos, el cerebro envía la información al cuerpo y éste recibe la orden de retirar la mano, siente dolor, se inflama etc. El cerebro lo almacena y la acción, de manera consciente, no vuelve a suceder.
Desde el punto de vista fisiológico sólo se contemplan dos tipos de memoria, una a corto plazo y otra a largo plazo. “Hay dos circuitos conocidos uno como tálamo cortical difuso y el tálamo cortical específico, el primero es el que nos mantiene en vigilia, despiertos o en el que se realizan las actividades por instinto o con tendencia a ser olvidadas fácilmente por la falta de repetición. En el específico se desempeñan de manera consciente funciones específicas. Éste último lo utilizamos cuando queremos realizar una tarea, escribir, hacer operaciones matemáticas, etc.”, indicó.
Un ejemplo del tálamo cortical difuso, sería inclusive las “repasadas” que les dan los jóvenes a los libros o apuntes antes de realizar el examen. Como son superficiales la memoria tiende a rechazarlos, mientras que cuando el artículo, lección o lo que se desee memorizar se hace en repetidas ocasiones, su permanencia en la memoria puede ser por años.
“El aprendizaje es usar la memoria. Si queremos una memoria a largo plazo, para aprendernos bien un párrafo tenemos que leerlo varias veces”, dijo.
La memoria
parte fundamental del aprendizaje
Los dos expertos consideraron a la memoria parte fundamental del aprendizaje. Aunque actualmente muchos maestros están en contra de la memorización de las cosas y optan mejor por la comprensión el neurólogo destacó que la memoria forma también parte del aprendizaje.
La memoria se mide con pruebas psicométricas en donde se obtiene el coeficiente intelectual. En las prueba hay un apartado en el que la memoria se mide.
El neurólogo explicó que al igual que los músculos la memoria se mantiene ejercitándola. “Puede ser con la lectura, el trabajo diario, estar haciendo juicios de raciocinio, cosas matemáticas. A veces cuando los adultos mayores tienen cuadros demenciales los neurólogos los ponen a jugar ajedrez, dominó, cartas, tratando de que recuerden, piensen y ejerciten su memoria para retrasar el desarrollo de alguna enfermedad”.
Tanto la psicóloga como el neurólogo coincidieron que como en todo, la actividad física, la sana alimentación y la vida equilibrada juegan un papel fundamental para el buen estado de la memoria alejando muchas de las veces a las enfermedades degenerativas que la pueden amenazar.
“Lo más saludable es llevar una vida bastante regular y sana. Una medicina para la memoria no hay. Se tienen que evitar los excesos. Lo importante es realizar un poco de ejercicio, no tener vicios como el cigarro, tabaco, alcohol y droga”, explicó Montes Castañeda .
Sin embargo, en algunos casos hay una pérdida neuronal programada en los genes llamada apoptosis que es una forma de muerte celular y que es irreversible. Por ser enfermedad hereditaria no tiene cura.
Aunque en algunas otras como el Parkinson o el Sida que también causa cuadros demenciales, si son tratadas a tiempo se puede retrasar la pérdida de la memoria.
El experto explicó que este tipo de enfermedades comienzan con la pérdida de los objetos que utilizamos cotidianamente y que generalmente lo sufren las personas adultas. Dijo que cuando las personas en edad joven se olvidan de las cosas no necesariamente se trata de una enfermedad degenerativa sino que también puede ser algún déficit de atención o algo relacionado con el estrés y mala alimentación.
Sin embargo, dijo que en los casos en los que la persona sea demasiado “olvidadiza” debe acudir con un especialista, que es el indicado para la realización de los estudios que arrojarán si se padece alguna enfermedad o no.