La edad no importaba para ayudar a los corredores del Maratón. (Fotografías de Ramón Sotomayor C. y Jesús Galindo)
Comarca lagunera.- Una mañana muy fresca, luego de que la ligera lluvia que mojó las calles de nuestra Comarca cesó alrededor de las tres de la mañana, el despertar de los corredores y de los laguneros presagiaba una buena competencia en el XXII Maratón Internacional Lala.
Como es una costumbre, entre penumbras en la Zona Industrial de Gómez Palacio se movían los atletas procedentes de varios puntos de nuestro país y de otras naciones. Cada uno fueron tomando su lugar, algunos calentaban, mientras otros se despedían de sus familiares, "los veo en el Bosque", decía un padre de familia a su mujer e hijos.
Algunos llegaron en grupos, otros solos. Hubo el tiempo para dar ánimos y porras a los asistentes que se pusieron a lo largo de las vallas en la salida. Una pareja se dio un abrazo como si fuera la promesa de que ambos terminarían el recorrido juntos, después con beso sellan el compromiso, mientras los curiosos con poquito de envidia los apuran, "ándeles, que ya van a salir".
Se escucha nuestro himno y salen las corredoras Elite, luego de unos 20 minutos todos los demás corredores que con sus uniformes le dan un colorido diferente en las calles. "Hermana Marina, hermana Marina, ahí va...", grita la porra del equipo Casas Valenzuela, que vienen a apoyar a varios de sus integrantes.
Al paso de los corredores, los gomezpalatinos salen de sus hogares, algunos en pijama, para apoyar y ver el paso de todos los corredores. El ritmo de la carrera es rápido gracias a que el astro rey sale pero las nubes atrasan un poco su presencia. Los corredores se dirigen a Lerdo, en donde como si fuera una etapa de la Tour de Francia, los habitantes de la Ciudad Jardín se entregan a todos los participantes.
El colorido lo ponen algunos atletas que se disfrazaron del Hombre Araña, del Taxi de las Bellas, o del Chavo del Ocho. Pero también varios procedentes de otras naciones sacaron sus banderas, como un corredor de Bélgica, otro más ofreció su esfuerzo al pueblo de Chile, en su bandera se podía leer "Fuerza Chile" y que todos los laguneros le otorgaron un fuerte aplauso esperando que la situación en aquella nación se solucione. Salieron de Lerdo y retornaron a Gómez Palacio por el boulevard donde en varios puntos había grupos de animación que tocaban un sinfín de ritmos musicales. Desde el pasito duranguense, el reggaeton o norteño y hasta el thriller de Michael Jackson.
Al paso del tiempo, las fuerzas fueron minando en algunos. Los músculos y los nervios resentían los efectos del esfuerzo que para nada es fácil. Pero cuando más se siente el cansancio, el público apoya, aplaude, anima: "ya falta menos, vas bien, venga".
En Torreón se siente que ya quedan pocos kilómetros, pero es aquí donde más de uno no aguanta más y trata de llegar, aunque sea caminando.
La música inunda las calles que convierten un domingo tranquilo en una fiesta que se transmite a todos aquellos que con su número y sus tenis quieren demostrar que no hay barreras para conseguir cruzar la meta.
En esta competencia el esfuerzo es parejo, tanto entre los jóvenes, las mujeres, los hombres, los adultos mayores y los corredores con capacidades diferentes.
Todos son ejemplos para cada uno de los asistentes que se ponen en la avenida Juárez rumbo al Bosque. "Te ayudo, necesitas un masaje", le dice Abel, quien ha corrido tres maratones, a un corredor que resiente el esfuerzo, "es que tengo que ir por mi esposa que viene atrás".
Las mantas, los carteles, las porras de los familiares de los participantes le da un toque especial a este Día de la Familia. Varios corren con sus pequeños a la meta, otros se emocionan y cumplen lo prometido a sus hijos, nietos, esposos y novias. La fiesta se contagia en una Laguna que necesita motivos para celebrar y recordar que todos corremos nuestro propio maratón todos los días.
