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Encuentro Ciudadano Lagunero

A la ciudadanía

GERARDO JIMÉNEZ GONZÁLEZ

Vivir en una nación que atraviesa por una transición democrática tiene un significado importante para la población, en particular para la generación que participa en la toma de decisiones que están marcando el rumbo en el ámbito de la sociedad y el Gobierno. Pero toda transición democrática no implica sólo la alternancia del poder público en sus diversos niveles de Gobierno, sino que ella es producto de otros procesos que la impulsan, y quizá el más importante es la ciudadanización de la política.

Ciudadanizar significa redefinir las relaciones entre la sociedad y el Estado, es decir, reconocer que no sólo quienes ostentan el poder en el marco de una nación y frente a una población pueden decidir unilateralmente los asuntos públicos basados en las atribuciones que la ley les otorga, y en este país el ejercicio de la ciudadanía se planteó a fines del siglo pasado como un asunto apremiante porque los gobernantes ganaban elecciones con base a esa ley, pero cada vez carecían de legitimidad puesto que no obtenían el consenso de sus gobernados, de los ciudadanos.

Es por ello que uno de los ejercicios que han marcado estos cambios en el país es la ciudadanización de las instancias responsables de organizar los procesos electorales, antes bajo control gubernamental; hoy en día las elecciones que organiza el Instituto Federal Electoral son más creíbles que cuando lo hacía el órgano gubernamental, y esto es fundamental para que los gobernantes electos obtengan esa legitimidad democrática.

Pero una vez legitimada la elección de los gobernantes ahora surge el problema de ejercer el poder de manera democrática, es la cuenta pendiente para completar la transición política mexicana; no es lo mismo ganar las elecciones de manera democrática a gobernar con ese espíritu una vez que se asume y practica el poder. La clave entre una fase y otra es la misma: si para acceder al poder se reconoce la voluntad ciudadana que se expresa en las urnas, para gobernar también debe considerarse el interés de los ciudadanos en el diseño y aplicación de las políticas públicas.

Ciertamente, para que se ciudadanicen los asuntos públicos debe haber participación ciudadana y sensibilidad gubernamental, ya que el hilo que los une es el interés ciudadano, algo que no en todos los ámbitos del territorio nacional ni en todos los asuntos públicos ocurre. La participación ciudadana se presenta cuando algunos individuos de la sociedad, o quizá para ser más precisos, de la sociedad civil, se preocupan por los asuntos públicos que tienen que ver con su vida, que inciden en ella y, comúnmente, porque en ellos existe un déficit de gestión gubernamental, es decir, que las instancias oficiales no los atienden porque no los consideran importantes, los desconocen o no saben cómo atenderlos, y aún cuando los atiendan resulta mejor, es decir, más legítimo, hacerlo acompañándose de los ciudadanos que participen de manera corresponsable.

Uno de los asuntos donde se ha motivado la participación ciudadana es el referente a los problemas socioambientales; quizá esto ocurra porque son asuntos que afectan a grandes segmentos de la población aún cuando muchos los desconozcan, porque carezcan de información o debido a que sus preocupaciones diarias no les permiten atenderlos, como sucede con la mayor parte de la población lagunera que cotidianamente ingiere agua contaminada con arsénico por el mal uso que los principales usuarios le dan a un recurso que constituye un bien común, asunto público donde se presenta ese déficit gubernamental.

Este problema se ha convertido en un asunto público que durante los últimos años ha motivado la participación ciudadana que reclama recuperar los cuerpos de agua dulce que se están perdiendo al disminuir su disponibilidad y calidad; no puede aspirarse a una mejor calidad de vida si no se dispone y, sobre todo, accede a agua dulce no contaminada. La privación de este recurso, por su carácter de bien común al que todos los ciudadanos tenemos derecho de acceder, constituye, como lo señaló un conferencista recientemente, un delito social.

Esa participación ciudadana ha aglutinado a varios grupos civiles y personas de diferentes estratos sociales, conformando un núcleo de la población local que busca incidir en la toma de decisiones para resolver este problema, se reúne y actúa de manera voluntaria, forma parte de la generación actual que asume su corresponsabilidad ante el déficit de gestión gubernamental aportando su esfuerzo conformando un activo de la sociedad civil, este núcleo se ha denominado Encuentro Ciudadano Lagunero.

ECL busca acceder al espacio público, pretende ciudadanizar algunos de los asuntos públicos, promover y conjuntar la participación de la sociedad civil en la gestión de los recursos naturales, los derechos humanos y otras cuestiones inherentes al ejercicio ciudadano como es la recuperación de los cuerpos de agua dulce indispensables para la vida de la población humana y su ambiente, recuperar el aire limpio de nuestra atmósfera, conservar la biodiversidad y los ecosistemas de nuestro entorno antropizados, particularmente de los espacios protegidos. Estos y otros más, son los componentes de una agenda ciudadana que se ha convertido en un propósito común que motiva esa participación.

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