Buscando información sobre el tema que hoy me ocupa encuentro que la pascua significa el paso la transición de un lado a otro. Con ella los judíos celebraban la salida de Egipto siendo liberados de la esclavitud; pero al mismo tiempo era el inicio de la primavera, nacían animales y la fiesta se celebraba con una comida ritual que incluía el cordero el pan ázimo especies amargas, etc.
El cristianismo retoma la fiesta insertando en ella a Cristo como el cordero pascual que tiene como significado la salvación de los hombres. Es Cristo que se inmola para que el género humano pueda disfrutar de la vida eterna.
Independientemente de las concepciones religiosas que para algunos pueden significar mitos, lo que hay detrás de esta fiesta es la esperanza; por lo menos, a mi parecer. Ese es el principal significado que se encontraría, la esperanza de que este tránsito, o ese paso, se hace a una vida mejor. Año con año se renueva, porque los festejos culturales de los hombres son cíclicos; y lo son porque de una manera o de otra con ella queremos significar nuestra propia existencia.
La pascua viene a revivir nuestra fe en que la vida tiene un sentido y de que vale la pena caminar en esa dirección. Nos inserta dentro de un proceso histórico que indudablemente cuenta con una finalidad.
Desgraciadamente los hechos cotidianos que vivimos atacan por todos los lados nuestra fe. En sentido se nos esfuma de las manos, y aunque los recuerdos sean cíclicos, vamos dudando de que en este caminar exista un orden y de que ese orden nos lleve a alguna parte. El peor enemigo de la fe es el caos y cuando nuestra vida se vuelve caótica, la lógica desaparece y nos hemos de sentir flotando en alta mar en una pequeña barca que esta a merced de los vientos que no soplan. Hasta dudamos de que esos vientos vuelvan a soplar.
¿Dónde esta nuestra Pascua?
Podemos ligar el festejo de la fiesta religiosa con la conmemoración de la independencia y de la revolución. Ambos eventos prometieron paso de una sociedad imperfecta a otra sociedad más perfecta. Pero en realidad, ¿Se han logrado los propósitos? ¿Somos una nación libre en donde nuestros esfuerzos puedan producirnos satisfactores? ¿Somos una nación donde haya mejorado la justicia social? ¿Somos consientes de que la democracia debe de desembocar en el bien común? La pregunta habremos de repetirla:
¿En donde está nuestra pascua?
Yo no la veo por ninguna parte; y son embargo por lo menos podríamos definir un deber ser, desde el punto de vista religioso: Tuve hambre y me diste de comer, tuve sed y me diste de beber, estaba enfermo y me visitaste. La definición continúa en la multiplicación de los panes y de los peces y en las bienaventuranzas. Y el no deber ser también puede ser definido: sepulcros blanqueados; ir al fuego eterno malditos de mi padre porque...
¿Y la Independencia y la Revolución no plantean también lo que debe de ser nuestra pascua? Claro que si. Optamos por representarnos a nosotros mismas, no a una clase social del país. Optamos por mejorare la distribución de la riqueza, optamos por definir de un determinado modo lo que es la justicia social, optamos por repartir para que más pudieran comer. Optamos por tantas cosas que ya las hemos olvidado.
De lo que estoy seguro es que nunca optamos que el sufrimiento y la impotencia de las mayorías sirvieran para la satisfacción plena, más allá de lo humano de unas minorías. Ni tampoco optamos por al esclavitud de nadie, ni por al ignorancia ni el sufrimiento ni la infelicidad.
¿En donde está nuestra pascua?
El sentido del sacrificio de la semana mayor se obtiene por la promesa de la pascua, de la resurrección. El sentido del sacrificio de un pueblo es para obtener los satisfactores necesarios para las futuras generaciones. Los sacrificios llegan a perturbar cuando no se obtiene nada con ellos.
La fe necesita alimentarse con hechos y con soluciones. Nuestros talentos deben de ponerse a producir y para que esto suceda tenemos que lograr el ambiente necesario. En las circunstancias actuales estamos muy lejos de lograr que el esfuerzo de cada uno de los mexicanos le produzca bienestar para su familia. Cuando esto nos sucede se deja de creer en todo, hasta en la pascua.
La gran responsabilidad de la iglesia y del estado de hoy es renovar la fe y esto sólo puede ser posible mediante los hechos. Ya estamos cansados de que nos vistan con cuentos, como dijera León Felipe. Obras son amores y no buenas razones.
¿Felices Pascuas?