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ENSAYO SOBRE LA CULTURA

PALABRA HABLADA, PALABRA ESCRITA

JOSÉ LUIS HERRERA ARCE

En estos tiempos dicen que ya no se lee, aunque las librerías tienen buen surtido de libros de todos tipos; claro, hoy se tiende que el negocio principal se encuentra en los libros escolares, de nivel básico y medio, los libros universitarios y de especialidad se pensaban en decremento, aunque de vez en cuando hay sorpresas, y se encuentran buenos surtidos en ciertas áreas como sociología, filosofía, biografía histórica, etc. También, algunas novelas clásicas vuelven a aparecer, junto a esto, algunos autores que fueron nuestra delicia hace algunos años (Güimaraes Rosas por ejemplo) hoy no se le encuentra.

Pero la pregunta es: ¿Por qué leer? ¿Por qué tanta insistencia en los tiempos actuales cuando aparentemente los medios audiovisuales y el internet ponen a nuestro alcance la información necesaria y hasta las tareas y trabajos que en las escuelas nos encargan? Si es por cumplir un requisito y saber un dato no creo que exista alguna razón para consumir un libro. Pero si se trata del crecimiento personal, social, cultural, profesional, y todo lo que esto con lleva el libro es indispensable.

El mundo del libro es muy amplio y primero había que hacer ciertas clasificaciones: los libros de literatura, por un lado, y los libros científicos o de divulgación científica. La diferencia principal entre ambos es que los primeros se suponen que se refieren a situaciones inventadas, y los segundos se refieren a cosas comprobadas, reales, según el positivismo; sin embargo, de los primeros puede decirse que aunque las situaciones sean ficticias, la ficción misma sirve como una representación de la realidad, y sirve para entenderla e interpretarla; como antiguamente sirvió el mito, ficción pura, para manejar aspectos de la naturaleza cuando se carecía del conocimiento de las leyes naturales. (Hoy, lo mismo, la naturaleza se nos sigue yendo de las manos, a pesar de nuestro conocimiento; no podemos recurrir a, los dioses para que nos hagan el favor de remediar los males, somos los hombres quienes tenemos que remediarlos)

Esta es una de tantas clasificaciones que se pueden hacer de los libros, las sub clasificaciones siguen: los libros de ficción se pueden subdividir en líricos (poesías) épicos (epopeyas, novela histórica, biografía), dramáticos (teatro), narrativa (cuento y novela).

Los libros científicos pueden ser de divulgación, para que todo mundo los entienda o de investigación, escritos para especialistas.

Claro que en la viña del señor hay de todo y en el caso de los libros también existen aquellos cuya finalidad es estafar incautos, o dar gato por liebre, o con ciertas recetas de cocina resolver el ser y el quehacer del hombre cosa en donde los filósofos desde tales de mileto se han embolado.

De acuerdo, aún no resuelvo el problema del porqué de la lectura: pare ello me referiré a la historia y a la prehistoria; lo que diferencia a las dos es precisamente la palabra escrita. De la prehistoria, los monumentos como que quieran hacer las veces de la escritura pero no llegan a cumplir su cometido ya que el antropólogo y el etnólogo y ólogos parecidos sacan suposiciones de los objetos. La palabra es la idea materializada y la escritura hace perdurar su mensaje.

La historia del mundo, la razón de ser de los hombres, los descubrimientos científicos, el conocimiento, las aspiraciones, las invenciones, la belleza, se vuelca en la palabra y sólo recurriendo a ella es posible rescatar el mensaje y la sabiduría de la humanidad. Dirán algunos que es más fácil que nos lo cuente o imprimir el trabajo del rincón del vago, pero hay mucha diferencia entre la oralidad y la escritura. La oralidad se puede manipular, mentir el mensaje cambiarlo (estas características dieron como resultado las mitologías de todas las culturas); pero la oralidad recurre más a los sentimientos del hombre que a la razón. La palabra escrita recurre a la razón y al sentimiento en combi nación con la razón. Los libros sagrados, por ejemplo, tratan de ser libros de verdad, como el libro científico, y lo que están pidiendo de nosotros es poner a funcionar nuestra razón, nuestra crítica, nuestra lógica para obtener un mejor conocimiento del mundo que nos rodea en todas las áreas de especialidad.

La oralidad y los medios audiovisuales, intentan convencernos con la emoción, recurriendo al miedo o al disfrute, nos hace pasar por valedera la verdad no compro-bada. Un ejemplo patente lo tenemos en todos esos productos para bajar de peso que ya se sabe al final de cuentas provocan daño, o todos esos deliciosos productos alimenti-cios, chatarra, que son dañinos para la salud y que no nutren.

Con la oralidad nos ahorramos el trabajo de pensar, y las instituciones cimentan el poder que tienen sobre nosotros. (La edad media consistió en que la iglesia se apropiaba de los libros para que no hubiese más contradicciones en la fe, debida a la errónea interpre-tación de los textos) Una de las acciones que trajo como consecuencia el renacimiento fue la traducción de la biblia al Alemán por Lutero para que todo el mundo la pudiera leer; además de que los abogados se encontraron con los textos antiguos griegos y romanos que tomaron como punto de partida para volver a evolucionar la humanidad.

Que no te cuenten, la lectura es un medio de obtener la libertad, de obtener conocimien-tos, de prepararte para un futuro, de indagar en la historia, de evitar convertirte en un esclavo de quien detenta el poder social y económico. Si nosotros los hombres somos algo más que instrumentos de producción y de creadores de riquezas materiales, somos algo más que prospectos a alcohólicos y drogadictos (una manera muy química de ser ilusos soñadores con desapego total a la realidad) carne de cañón de estafadores.

Que se va a acabar el mundo, pues lee antes de que se acabe para que conozcas toda la maravilla que significa esto que llamamos mundo, microcosmos, macrocosmos, mitología, ciencia, historia, filosofía, arte, sociología, literatura. Anda lee, que la vida de cien años es muy poca para leer todo lo que hay que leer.

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