La cultura comienza por el interés de conocer la realidad. Desde el principio de los siglos, la inteligencia del hombre ha intentado captar lo que hay en el exterior de él, conocerlo, y establecer la relación entre esa realidad y él mismo. Eso es parte de tener conciencia. No solamente el existo y por qué existo; sino que es lo que existe afuera de mi y como nos afecta.
Tal vez, primero imaginamos, inventamos, lo que había afuera de nosotros logrando construir un mundo mágico, que llamamos mitológico y nos relacionamos con él por medio de los rituales. Si la realidad no era conocida,, entonces era inventada pero ese invento resultó funcional y produjo resultados prácticos, en la vida agrícola, bélica, u otros aspectos cotidianos. Nos daba una explicación del hombre y de su finalidad. La mitología soportó a las primeras culturas que manifestaron sus creencias en realizaciones, muchas de las cuales perduran hasta nuestros días. Esa era la versión de la realidad y su relación con ella de aquellos mundos que de alguna manera o de otra venían a explicar los hechos cotidianos.
Después vinieron las religiones; intento de ver más allá de la realidad, un mundo de espíritus que se convierte en mundo de dioses, donde persisten los rituales que dan sentido al ser. A continuación el monoteísmo se establece y se generan tres versiones con sus derivados; cada uno de ellos propia versión de explicar la realidad, explicación soportada por la fe, y que soporta rituales y reglas de comportamiento que debe se seguir el hombre para obtener un fin social y personal.
Mas la fe no es suficiente para acercarnos a la realidad. Se hace necesaria la certeza; los mismos pueblos que desarrollaron la mitología, desarrolla la filosofía, donde se plantea el problema del conocimiento; de si conocemos únicamente por la razón o por los sentidos, o como se combinan ambos o como un órgano material es capaz de producir ideas inmateriales o de donde surge la idea de perfección o como detectar la idea real de la ficticia. Su método era la lógica, la deducción y perduró hasta el siglo XVII,. Y mal que bien sirvió hasta ese siglo para relacionarnos con la naturaleza
Posteriormente el método, a algunos, les resultó insuficiente. Era necesario comprobar de otro, por medio del experimento y del laboratorio. Se le llama método inductivo, o científico. La realidad debería de traducirse a algo tan exacto como las matemáticas. Se generaron las ciencias y se pudo hasta calcular realidades fuera de nuestros ojos, a partir de ciertos indicios o manifestaciones de sus efectos.
¿Y el arte? Ha llevado camino paralelo a lo largo de la historia de la humanidad. Por medio del arte representamos nuestra propia percepción de la realidad. Emparentado con la vida cotidiana, se produce una manera de apropiarnos de las almas de los animales y de las cosas (cuevas de Altamira), emparentado con la mitología, humanizamos a los dioses, emparentado con la religión, representamos al mundo divino y místico, emparentado con la filosofía, representamos la belleza, la moral.
Pero el arte tiene su propio sentido de representación de la realidad, es la versión subjetiva, la capacidad de ver por los ojos del artista un tiempo y un lugar determinado y proyectar esa visión del mundo a nuestros días.
Comprender el arte es entender la visión de los pueblos y de los hombres. Sabemos de antemano que es una versión personal del mundo; pero cómo enriquece la objetividad, y muchas veces nos ayuda a descubrir lo que la ciencia es incapaz.
Mas del mundo hay más versiones; las ideologías políticas y sociales, por ejemplo, que a partir de un análisis de la sociedad, plantean un deber ser de la misma. Si la religión lo plantea desde un punto metafísico, con la idea de otra vida; el otro planteamiento es desde un punto de vista meramente físico sin un más allá. El sentido de la utopía es eso, la perfección de un estado donde se consigue la felicidad; y eso se toma como real.
Pero la realidad también la podemos fingir, porque desde hace mucho tiempo sabemos de la credulidad. A lo mejor, lo importante no es que la realidad exista, sino hacer creer que existe y comportamos en consecuencia. Eso sería el sentido del rumor. Algo se dice, se multiplica y se cree porque a pocos les interesa comprobar lo que es.
La credulidad es el campo donde actualmente se sigue plantando la semilla de lo que se quiere que se sea. Sobre todo en la vida comercial y política. La credulidad puede ser alimentada con medias verdades y a partir de ahí se controlan las acciones.
Las medicinas que se venden en televisión, las promesas de rebajar de peso, ejemplificaría esto; lo mismo que los noticieros. Una noticia es algo que nos habla de la realidad, pero ¿Es objetiva? Nos hace juzgar a partir de unos datos, pero ¿son todos los datos? Creemos conocer porque los medios de comunicación lo dicen y si no hay concordancia con la realidad ni nos damos cuenta.
Y la credulidad la utiliza también el político, porque el también da su versión del mundo haciéndonos creer la construcción de una utopía que no sabemos a donde nos llevará.
Todo lo que hacemos es por tener una versión de lo que es y de lo que somos y de lo que soy. Insisto, eso es la conciencia. Si nos equivocamos en nuestro conocimiento, las decisión es que vayamos a tomar van a estar equivocadas. Por eso, lo más importante sería el conocimiento, que nos hace mejorar nuestra percepción, y nos hace mantener alerta de los engaños.
Por eso el conocer, el investigar, el indagar, el leer, el dudar, el criticar, hacen al hombre culto; que es un hombre interesado por la realidad.