Todos los actos del hombre se encuentran relacionados con marcos referenciales de donde obtienen un significado o un sentido. Si esto no sucede, entonces, el acto no puede ser considerado como cultural. Nos podemos vestir por diferentes motivos, siempre habría una forma apropiada de hacerlo con relación al motivo, y cambiando estos, cambian lo vestuarios. A la escuela primaria vamos de uniforme y a la playa vamos de sport y a una boda, de etiqueta. Si este último atuendo lo utilizamos en la playa, seguramente nos juzgarán locos, y si el atuendo de la playa lo utilizamos para asistir a una recepción de gala, lo mismo.
Un acto por si solo no tiene contenido; o no se le puede especificar un contenido; siempre lo ponemos en contacto con un marco referencial y lo analizamos según una tabla de valores establecida. Lógicamente, si la tabla de valores cambia, la forma en que se juzga el acto también cambia.
La forma apropiada del atuendo femenino en occidente cristiano es diferente a la forma apropiado del atuendo femenino oriental musulmán; porque la concepción religiosa es diferente y porque las leyes que de estas concepciones surgen permiten o prohíben actos distintos.
¿Cuál de las dos concepciones tienen razón? Nosotros insistiremos que la razón es nuestra; ellos, que es suya y el problema, de nuevo, como comentaba en al artículo pasado, se refiere a establecer lo que es la verdad, por medio de una interpretación religiosa.
Los problemas de comunicación surgen por la falta de entendimiento de los marcos referenciales de quienes no piensan o actúan como nosotros. (Partimos de pensar que siempre tenemos la razón y que la verdad es la descubierta por nuestro equipo). Al ser humano, por razones de seguridad, se le hace difícil plantearse estar equivocado, porque entonces se le derrumbaría su mundo al desaparecer las referencias de todos tipos que han normado su vida y que le dan su sentido de ser, y de hacer.
El acto dentro de un contexto juzgado a la luz de un marco de referencia lo podemos entender fácilmente cuando comparamos la vida oriente y occidente y seguimos el proceso de relación histórica sobre todo a partir de las cruzadas. (Los jóvenes modernos no saben para que sirva la historia, sin ella perdemos la explicación de los modos de ser de los diferentes pueblos). Más difícil nos parece entender las diferentes interpretaciones dentro de un mundo que aparentemente participa de la misma tradición cultural.
En la parte occidental tenemos el enfrentamiento socialismo, capitalismo, dos marcos teóricos excluyentes que por lo menos en la segunda parte del siglo XX mantuvieron la guerra fría mundial. (Otra vez la historia). Y a pesar de los éxitos y fracasos de uno y de otro lado, nos amachamos en enarbolar la bandera ideológica sin ejercer la crítica. Los riesgos son que los bloques se derrumben y una vez derrumbados la añoranza los reconstruye idealizados
Aún así, dentro de una misma corriente de pensamiento se dan diferentes interpretaciones de los mimos principios: el propio cristianismo tiene diferentes iglesias, el comunismo diferentes corrientes (Maoísta, Troskista, Stalinista) y todo ello demuestra que la subjetividad infiere en la interpretación de la realidad y sin embargo, partiendo de ella, juzgamos las acciones o nos hacen juzgarla.
Hay subjetividades que son sinceras o que son congruentes; pero, también las hay que su pretensión es deformar la visión de la realidad para que su interpretación se haga a favor de un grupo o de un marco de referencia y se beneficien ciertos intereses. En nuestro país cada partido político habla a su favor y en contra de los otros mostrando al cara que les conviene que se vea y escondiendo el dato que les puede afectar negativamente. Si X habla de los empleos generados, ¿por qué no habla también de los perdidos y aún más de los niveles de sueldo que ofrecen las oportunidades que se crean, efectos de la oferta y la demanda? Por el otro lado, los otros partidos no hablan de su pasada historia, de las devaluaciones de los setenta y ochenta, de los nefastos errores económicos que son el origen de nuestra tragedia. Y los otros más, de los riesgos de caer en una dictadura de estado como el Stalinismo (una única visión del mundo) en donde, para mi, lo que se reparte equitativamente es la pobreza. Cada quien da sus interpretaciones de la realidad y propone marcos de referencia con el fin de remediar la situación social, y cada quien descalifica las acciones de los otros. Pocos son los que hablan de los planteamientos ideológicos, o los que ejercen la crítica de sus contextos.
El problema se recrudece cuando nos damos cuenta de que juegan con nosotros. Las verdades a medias nos hacen juzgar y consumir referencias falsas. Esto pasa desde los noticieros; en donde no hay noticia el reportero inventa un rollo, tratando de crear morbo para mantener el interés del público. Los medios se erigen en juzgados y a medias verdades elaboran juicios y señalan, o exageran con el único afán de vender y por ese afán nos presentan del mundo la carroña y nos esconden otro tipo de fenómenos que los seres humanos buscamos para dignificar nuestra vida. Ellos mantienen sus marcos de referencia que les produce millones; y el pueblo mexicano pierde, por ejemplo, las referencias que conforman la tradición y con ello muchos de nuestros sentidos.to es todo un problema cultural.
