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ENSAYO SOBRE LA CULTURA

EL MUNDIAL EN LA CULTURA (DE MASAS)

JOSÉ LUIS HERRERA ARCE

El anuncio de que se permitirá a los alumnos y maestros observar los juegos del mundial en las escuelas para después volver a clases, a nadie debería de sorprender. El fenómeno del fut bol, para mi gusto poco estudiado, y en demasía explotado, es algo de lo que podrían escribirse infinidad de tesis por ser, aunque usted no lo crea, un elemento de suma importancia que da sentido a muchas vidas que de otra forma no encontrarían por qué ser. Basta observar los domingos y los lunes como proliferan las camisetas verdes en nuestra ciudad, demostrando un sentido de pertenencia, equipo, ciudadano ciudad, y la euforia que puede provocar sentirse conectado a un equipo ganador y lo caótico para tu personalidad, irle a un equipo de perdedores.

El sentido de nuestro ser es el sentido de saber ser una aficionado a un juego y con él llenas todas tus inquietudes sobre la vida. El ser aficionado, en la cultura de masas, significa saber ser consumidor, no sólo de camisetas verdes, o del color de tu equipo, sino de todos los subproductos que la industria cultural arroje al mercado.

Nada tontos, si antiguamente había sólo un campeonato al año, ahora existen dos con lo que los ciclos se duplican. (El término de ciclo es importante en todo ámbito cultural ya que explica el sentido del tiempo). Si antes los partidos se efectuaban en domingo como forma de esparcimiento en el asueto, ahora asalta a los demás días y se realizan en la tarde o en la noche apropiándose del tiempo que antiguamente estaba catalogado como horario laboral.

Hay pocas cosas en la vida que nos producen la pasión. Y hay pocas cosas en la vida que se manifiestan en el ámbito de lo simbólico formando un lenguaje de sentidos que nadie nota que se producen desde la ficción. Y esta se da desde que dices: "Mi equipo gana".

Aquí hay historia. Este mi equipo en realidad no es mi equipo sino un equipo compuesto por jugadores que se alquilan de cualquier lugar del mundo y que pertenecerán a él mientras que puedas pagarles o comprarles (porque otras de las ficciones es no querer ver al esclavitud, claro muy bien pagada y cobrada y comerciada, que significa este negocio. Los jugadores se compran y se venden, aunque esto se encuentre fuera de la ley, con anuencia de todos). El equipo que representa a mi ciudad no está compuesta por gente que pertenece a mi ciudad. Cualquiera de sus elementos, ante un mejor postor, se podrá convertir en mi enemigo. El gran protagonista de este año podrá ser el antagonista del año próximo, curioso sentido de pertenencia y el amor que al aficionado (al cual no se le paga ni el mínimo) se le pide a una camiseta.

La segunda parte de la ficción es que el triunfo de mi equipo no lo realizo yo. Por lo general, cuando lo veo triunfar realizo todas las acciones en contra de lo que necesitaría hacer para convertirme en uno de los del equipo ganador: me lleno de cerveza y de comida chatarra. Soy sedentario, a lo máximo grito. Nomás hay que ver las lonjas que se exhiben cuando la cámara pone a la vista a los aficionados.

La tercera parte de la ficción es que después que pasa el acto, viene la cruda; y esta se produce cuando uno se pregunta si nuestros problemas están resueltos porque un equipo comprado ganó o perdió un partido o un campeonato.

Esto suponiendo que pertenezcamos a una ciudad que ha invertido en un equipo de ganadores. Cuando pertenecemos a un equipo perdedor, la cruda se acentúa y es lo que nos pasa a nivel nacional. Yo, que en nada me interesa el juego, sé que no tenemos las armas necesarias para ganar, (Como las tendría Argentina o Brasil). El querer pensar en otra cosa es hacernos tontos, ah, pero los medios que producen nuestra ficción, nos hacen pensar en estas posibilidades.

Cierto, es la potencia de los medios que nos hace creer día y noche en los juegos y he ahí la importancia porque uno tiene que estar enterado ya que seguramente durante el día alguien te preguntará lo que piensas sobre los partidos. Puedes no estar enterado en economía nacional, puedes no saberte las capitales de los estados, puede no conocer a los premios Nóbeles mexicanos, pero que no sepas de fut bol nadie te lo perdona.

Así nacen y crecen los chicos que moran en las escuelas no sólo de nuestro país sino de todo el mundo. De sus padres mismos, de sus maestros, han aprendido que el valor fut bol es el más importante del mundo. Olvídese usted de la buena alimentación, o de cualquier otra cosa, el fut bol es popular porque lo puede ver gratis en la tele, jugar gratis en el llano, y si se cansa, lo puede simplemente observar y gritar como si supiera, y discutir como si en ello se jugara el futuro de la civilización.

Larga tradición de la humanidad de construir el circo romano en todos sus niveles. Ya decían los césares, al pueblo pan y circo. Y el pueblo que antes quería ver la sangre de los gladiadores hoy quiere ver los goles de los jugadores que se han contratado para eso, sin que exista el peligro de que un esclavo gladiador se revele contra el amo como lo hizo Espartaco.

Digo, de antemano, futbol mundial contra clases, pierden las clases, Lo inteligente hubiese sido terminar antes el curso, porque no creo que ningún estudiante, sano, no nerd, esté en sus cincos sentidos para ponerse a estudiar cuando a la mano tiene el gran pastel mediático.

Hasta yo que nada me interesa el juego tengo que saber los acontecimientos que alguien seguramente me preguntará mañana cuando asista al café o a clases. Grave pecado ir a clases cuando el viernes es la inauguración. Estas cosas las escribo en jueves.

De las pocas cosas que nos quedan de donde sentir un poco de emoción:¡Goooooool! ¡México, México, México!

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