En los tiempos modernos, cuando un hombre inteligente desaparece, pronto se echará de menos. Lo que hace falta es poner en funcionamiento nuestra capacidad crítica para ir desentrañando los dilemas que nos presenta la vida cotidiana, lo que llamamos nacionalidad; descubrir todo aquello que se esconde detrás de los símbolos que conforman los lenguajes y nos dan los sentidos de ser.
Monsiváis no escribía novelas, simplemente pensaba y lo importante era precisamente eso, su capacidad de pensamiento. Entre los mexicanos ha habido muchos que han dedicado su vida a descubrirnos las razones de ser del mexicano: en el siglo XIX hablaríamos de Altamirano, en el siglo XX, de Samuel Ramos a Octavio Paz, al mismo Carlos Fuentes, a José Luis Martínez quien es uno de los principales compiladores ensayísticos, Gabriel Zaíd, la Poniatowska, Ricardo Garibay y muchísimos más. Destacó Carlos Monsiváis como pocos ya que su pensamiento intentaba ser claro y preciso; aunque muchas veces no estemos de acuerdo con la corriente que representa, tenemos que reconocer su profundidad.
Lo mejor de todo es que te puedes dar cuenta de que el mexicano piensa; contrario a lo que se pensaría según el producto que nos ofrecen los canales de televisión y su caterva de actorcitos que se meten a conductores sin pasar más allá de lo que su imbecilidad les puede aconsejar como los jueguitos de las películas y tonterías por el estilo que porque dicen que son para el pueblo.
Precisamente, lo que analizó Monisváis es el mundo de la cultura popular. Para nada era elitista. Como crítico cinematográfico se acercó al cine nacional, sobre todo al cine hecho para la barriada intentando descubrir los elementos por los cuales, el cine de ficheras, o el cine de luchadores le era tan atractivo al mexicano.
Martín Barbero lo cita cuando habla de que el cine mexicano fue lo que en realidad nos impuso lo nacional, como lo comprendemos ahora, con los charros de Jalisco y el mariachi. Como la nacionalidad se proyecta en la pantalla y aprendemos por él, en qué consiste ese nacionalismo.
A través del crítico, el medio deja de ser sólo un vehículo de diversión anodino. A través del crítico se descubre la verdadera dimensión de la aculturación de la que somos objetos cotidianamente; de lo bueno y de lo malo que puede resultar esa aculturación.
Hago una cita de sus libros, los rituales del caos que es actual, dice:
"Para decirlo rápido, Juan Gustavo sólo se siente realmente vivo cuando opina (juzga), (delibera), sobre futbol. Según sus amigos cercanos a él, lo descubre la madrugada alegando consigo mismo lo adecuado, lo inadecuado de las formaciones. 'El futbol es una ciencia', asegura, es la verificación empírica de los modos correctos de usar el balón que significan el triunfo de una nación sobre las demás" (pág. 31).
Elemento de cultura popular a través de los ojos de Monsi, quien ha publicado lo anterior en 1995, y prosigue:
"En esta semana los éxitos inesperados en el Mundial de la Selección Nacional, del glorioso Tri, le infundieron a Juan Gustavo nuevos bríos y la expresión es suya. Son horas en que la patria nos entra por los ojos y los oídos y se nos sale por la garganta. Y más si el escenario de las celebraciones vuelve a ser la columna del Ángel de la Independencia a donde ya ha ido Juan Gustavo en otras ocasiones...."
Más adelante dice:
"¿Y de qué patriotismo me hablan? Estas colectividades llevan muchos años haciéndose a la idea de su cruel destino, y de que su mayor hazaña comprobable es trasladarse como pueden de un día a otro, de un año al siguiente. Desde 1847 se perdió la mitad más grande del territorio nacional y desde entonces los traumas históricos se agravan, éramos una nación y ahora somos la rebatiña por las franquicias."
Remata:
"¿A qué vine? Se repite a sí mismo Juan Gustavo. A lo mejor vine a lo que dicen, a reconquistar la calle que ya no es nuestra, a manifestar el ardor patrio para olvidar las prisiones de la casa o el departamento y... ¿a qué vine? Cómo saberlo, nada es como parece, el fondo misterioso de las cosas es el sentido de la vida. Y salta y salta y pronto se detiene, y se aparta de la masa y anota en un cuadernito sus reacciones, y así sucesivamente, hasta llegar a la conclusión múltiple: el Ángel es un símbolo freudiano, el juego de futbol representa el ser nacional en abstracto, las reacciones ante el Tri son festejos del post nacionalismo, la tele empequeñece la realidad para engrandecer nuestro ánimo, y él mismo, el sabio futbolero, es una falsa demostración de la ley de la gravedad".
El mexicano piensa, insisto, aunque se quiera ahogar su pensamiento en beneficio de los que acumulan como un fetichismo que también es analizable. Decir que se ha muerto Carlos Monsiváis es afirmar que hemos perdido una célula cerebral muy importante en los últimos tiempos; sin embargo sus palabras están ahí, analizando, novedosas, actuales, importantes.
Carlos Monsiváis ha sido uno de los más importantes ensayistas de lo popular que ha dado México, para entendernos un poco necesariamente hay que leerlo.
Descanse en paz.
