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ENSAYO SOBRE LA CULTURA

CHATARRA GASTRONÓMICA, CHATARRA CULTURAL

JOSÉ LUIS HERRERA ARCE

La moda en este último año ha sido la preocupación por la forma de alimentarse de los mexicanos. No vaya a creer que la queja es contra los flacos, sino por el contrario en contra de los gordos. Se ha descubierto que la obesidad no significa estar bien alimentado; al revés, un gordo está propenso a tener diabetes y enfermedades del corazón. La gordura es producida por el alimento chatarra; o sea, la que sabe muy sabrosa pero no tiene nada de nutrientes. El alimento que posiblemente como postre pase pero que no se puede vivir de ella.

Ahora se habla de que debemos de tener una comida balanceada leche, huevos verdura, carbohidratos según medida y calorías que se quemen mediante el trabajo. Nuestro cuerpo nos exige cierto tipo de nutrientes que la comida chatarra no nos da. (Yo confieso que me gusta pero no para vivir a expensas de eso; ahora tampoco hay que caer en el otro extremo de ser exagerado y sólo consumir alimentos supuestamente sanos, que muchas veces no se sabe como los defiendan contra las plagas, o como hagan que esos pollos gorditos se nos apetezcan. Como dice el dicho, ni tanto que queme al santo, ni tanto que no lo alumbre).

¿Qué tiene que ver esto con la cultura? si, a principios de cuentas, el comer es cultura. En nuestro caso, nos han dado el nombre de la cultura del maíz aunque ya este cereal lo tengamos que importar porque no producimos lo suficiente. La mitología de nuestros ancestros está relacionada con el grano de maíz, a pesar de que nuestras tortillas ya no sean aquellas que aguantaban un taco y que no se ponían tan duras como las de ahora.

La gastronomía mexicana es lo suficientemente rica como para no pedirla a nadie nada; y mucho menos a nuestros primos de allá de aquel lado que nos quieren engolosinar con azúcar hasta en la cátsup. O que platillo se le puede asemejar a un buen menudo o a un pozole, a un caldo de gallina o Tlalpeño, a unos chiles en nogada, o un buen par de huevos rancheros. A lo máximo que la industrialización ha llegado con los alimentos es a eso de a light como quien dice de a mentiritas, tanto así que ni a la leche le han dejado la nata que antes el comerla era una delicia.

Y me han de volver a preguntar ¿Qué tiene que ver el alimento con la cultura? Eso hay que averiguarlo en grandes escritores como Salvador Novo y Alfonso Reyes que escribieron mucho de cocina, les gustaba mover la quijada. Lo que bien es cierto es que en nuestros alimentos se ven también las influencias culturales y seguramente encontraremos de todas, Asía, Europa, no sé que tanto de áfrica y América y habiendo tanto de comer no sé para que conformarse con las croquetas del perro aunque sean dulcecitas.

Pero así somos de tontos los seres humanos. Esos negocios generan millones de pesos y todo se reduce a un sabor para un gusto no educado. Al niño hay que darle dulce porque si no llora. Al adolescente lo mismo. Cuando llegas a adulto ya estás acostumbrado que te la puedes pasar sin fruta y sin verduras y mucho menos sin balanceo en tus comidas y para que te complicas la vida si ya está todo congelad, nomás para ponerlo en el microondas.

Si el comer es un fenómeno cultural, puede educarse a la persona a comer. Por lo general eso se enseña en casa, teniendo a una madre que de la comida haga un placer. Pero si el comer se agota en llenarse, con las croquetas del perro azucaradas es más que suficiente. Hasta un pero tiene años de gusto, porque cuando le das otra cosa ya no quiere las croquetas

La vida moderna parece llevarnos a lo fácil y al engaño: a la gordita, al jugo industrial, (lea la cajita dice saborizante y endulzantes artificiales, o séase de a mentiritas). Se ahorra batallar para que el nene se coma las verduras, o de pensar que si el lunes dio un tipo de alimentos el martes debe de ser otro. Que en el niño la base es la leche, el queso, la fruta y la verdura. Le sale más cara la comida chatarra que la buena alimentación. (Calcule en cuanto paga una papa embolsada).

Comer bien es cosa de aprendizaje además de un ritual; la comida familiar, la cena del 24 de diciembre, el cumpleaños, los aniversarios. Todos los festejamos comiendo. Muchas veces sólo en esos días especiales hay ciertos tipos de alimentos; en cuaresma la capirotada, en Navidad el pavo. Los tamales y champurrado no es cosa de todos los días (el maíz de nuevo) y mucho menos los buñuelos.

En las escuelas, ya que en los hogares cada vez es más raro, deberían de tener un apartado para desarrollar el gusto culinario. Si están formando a las personas, una formación integral consistiría en eso. Dice la máxima: mente sana en cuerpo sano; ahora ni lamente ni el cuerpo están sanos.

Si ya se que la defensa es que muchos dicen que se necesitan medios económicos. Si nuestro trabajo no nos da ni siquiera para comer y vestir es que estamos mal. Esta esa una de las tantas mentiras que nos han dicho. Comer chatarra es mas caro que comer bien.

Pero pues, lo mismo pasa con el arte. Nos alimentamos de la chatarra industrializada por los medios que sustancialmente no deja nada y nos venden caro porque esta de moda. Ritmo insulso sin letras; jueguitos para imbéciles mentales en la televisión. Sabemos poco de los recetarios de Novo pero a como nos informan de los divorcios, las borracheras, los pleitos, el pago de cuentas, y demás tonterías de artistas que tal vez lo único que tengan para serlo sea cuerpo y poca esencia en cualquiera de las artes.

Bueno, si las autoridades ya comienzan a cuidar nuestra alimentación, con algunas leyes; algún día cuidaran el cultivo de nuestro espíritu con otras leyes.

Que iluso. (En el renacimiento se llamaba utopía).

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