Aprendí a escribir gracias a los talleres literarios y uno a los que siempre le he de reconocer haber despertado en mi el sentido crítico frente al texto es a Francisco Amparán en un largo taller que tomamos en la casa de la cultura allá por el 85, junto con un grupo de compañeros que formaron en el grupo Arenisca. (Él era ocho años menor que yo).
Paco perteneció a la generación del grupo Talitla que en la primera mitad de los 70 se comenzó a dar a conocer en las cuestiones literarias. Refiriéndonos a la literatura regional, podemos decir que es medio el puente de unión entre el grupo Cauce y las nuevas generaciones, aunque ellos no tuvieron mucha relación con este grupo. Aquí Habría que referirse a otros escritores como Fernando Martínez que también están entre estas dos generaciones, Aunque Fernando es mucho mayor que Paco y que nosotros.
Amparán sobresalió desde joven en los concursos literarios y ganó premios a nivel nacional en la especialidad de cuento. También puede sentirse orgulloso de que varios de sus libros fueron publicados por editoriales nacionales y que disfrutó de becas por la calidad de su trabajo.
De sus primeros cuentos a mi me llamaba la atención la referencia constante que hacía a su primer carro que tuvo, un Datsun si no me equivoco. También me encantaba la referencia a los viajes de estudiante que hacía en camión; sobre todo de Torreón a Monterrey, donde debió de haber estudiado.
Su estilo literario era muy especial, muy libre, sarcástico; por eso considero que su valor estribaba en no quererse parecer a nadie sino intentar en ser único. Era curioso por naturaleza, y una de las cosas de la que se sentió orgulloso fue la de tener una larga colección de la revista National Geographic a la que muchas veces hacía referencia.
Me imagino que por esta afición le nació el gusto por la historia que contada por él dejaba de ser árida y volvía a recuperar el sentido de hacerse vida; y lo mismo te podía hablar de un acontecimiento de un país asiático que los hechos históricos de nuestra nación y "El Siglo de Torreón" le publicó unos textos de historia en dos tomos.
En realidad conviví poco con Paco, pero de esta convivencia, que más que nada se concentra en los tiempos del taller y algunas veces que esporádicamente nos encontrábamos en algún sitio de la ciudad, tengo gratas referencias.
Algunos cuantas anécdotas; en aquellos tiempos, (perdón por el inicio) traíamos de moda a algunos autores; a Milán Kundera por un lado, que a mi personalmente no me acaba de entrar del todo y que en cambio a Paco le fascinaba y podía disertarte de cualquiera de sus libros y por el otro a Faulkner. Bien me acuerdo que yo leía la Novela Absalón, Absalón que él ya había leído desde antes y por eso de que comienzas a hablar de las características de los libros se dio cuenta de que el que yo tenía poseía un mapa y el que él había leído no. Entonces comenzamos a referirnos al libro con mapita y al libro sin mapita. A fin de cuentas , a mi no me interesaba mucho el mapita y a él si; entonces intercambiamos libros, el me dio el suyo sin mapa y yo le di el mío con mapa. (Otra influencia más del National Geographic).
Fue una terrible impresión saber que se había muerto. Muy joven, y debo de reconocer, uno de los pocos laguneros que había logrado sobresalir y ser considerado en las letras nacionales. Era buena la labor que hacía en los medios de comunicación regionales, en la radio, primero, y en el periódico después. Si no se habla de las cosas como te enteras; sobre todo te hacía referencias a lecturas: consejo no pedido; y ya interesado sobre el tema podías profundizar.
Ya me imagino el tamaño de su biblioteca, por lo menos sus referencias bibliográficas siempre fueron bastas.
Entregado a su profesión: La de maestro, la de escritor, la de divulgador de la historia, su presencia hacía falta y nos hará falta. No cualquiera se pone a hablar de historia con ese sentido de la anécdota que seguramente habrá pulido por su contacto continuo con la gente joven. Podemos estar de acuerdo o no con las idas defendidas, hasta podemos estar de acuerdo o no con la manera de contarlo; de que era necesario que, lo contara, lo era; difícilmente habrá personas que digan las cosas como él.
No sé lo que pase en nuestro mundo, pero muchas personas que nos han sido necesarias se están yendo; esto es un decir, porque se quedan con nosotros. Esto es la maravilla del libro y de las hemerotecas, la palabra del autor se queda con nosotros, para volverlo a escuchar simplemente tenemos que abrir su libro y leerlo, que si la conversación se ha interrumpido, es posible proseguirla y deleitarnos con su estilo o alimentarnos con sus ideas, su percepción de la realidad.
Le agradezco a Paco el haberme enseñado a escribir; (si no lo he aprendido bien del todo es culpa mía no de él). Mando mi más sentido pésame a toda su familia y también debo de mandárselo a toda mi ciudad; porque los escritores si algo son, es el alma de una ciudad, la conciencia de una ciudad; esa conciencia permanece en los escritos.
El mejor homenaje que le pueden hacer a un autor es leer sus libros.