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ENSAYO SOBRE LA CULTURA

EL CARDENISMO

JOSÉ LUIS HERRERA ARCE

Para muchos la conclusión lógica de una revolución como la mexicana era poner en práctica muchas de las promesas que ya estaban planteadas en la Constitución del 17 pero que a nadie le había interesado instrumentar: El General Lázaro Cárdenas, "Tata" Lázaro, según lo conocen en Michoacán, fue quien se atrevió a comenzar a construir una nueva utopía de país. Aunque para ello tuvo que enfrentarse a la misma revolucionarios que lo habían llevado al poder y sobre todo a Calles, quien creyó que el general iba a ser fácilmente manejado. Ya lo dijimos en el artículo anterior, Calles tuvo que salir a Los Ángeles para no estorbar.

Por principio de cuentas la Constitución se reformó, en el tercero se dice explícitamente que la educación ha de ser socialista (es en el único sexenio donde ha sido expresado de esa manera). Por otro lado, Cárdenas se enfrentó a los grandes consorcios petroleros y acabó nacionalizando el petróleo, lo mismo que los ferrocarriles. Es en el único periodo donde el Partido Comunista se alió al partido oficial.

Si queríamos tener un país de acorde a los planteamientos revolucionarios que se estaban usando en esa época, don Lázaro nos lo supo dar. El reparto de tierras ya no fue una promesa más y comenzó aquí en La Laguna. Lo mismo que el sindicalismo obtuvo su fuerza.

Calles también tuvo que afrontar los albores del nazismo, su periodo, hay que recordarlo, termina en el cuarenta. Otra cosa más que hay que reconocerle a este presidente es que se supo retirar a la vida privada, aunque los sexenios posteriores lo que hicieron fue dar marcha atrás a muchas de sus reformas. Por principio de cuentas la educación dejó de ser socialista, conformándose con no ser confesional, aunque en la práctica se permitieron este tipo de colegios que dieron servicio sobre todo a las clases altas y medias.

En los cuarentas se llevó una intensa campaña de alfabetización. En algunos campos, como en el cine, se aprovechó la situación de que los Estados Unidos no podía dar servicio a los países latinoamericanos, y el cine mexicano tuvo una época dorada donde sobresalió, sobre todo la mancuerna de "Indio" Fernández y Gabriel Figueroa (quien le había aprendido algo a Sergei Enseinstein) con un cine en donde hay que reconocer que se inventó la imagen de México.

Lo que siguió poco tiene que ver con una idea revolucionaria con tendencia socialista. Por el contrario, el camino fue el opuesto, la apuesta al liberalismo económico. Alemán promocionó el turismo y López Mateos el libro de texto gratuito. Intentamos imitar un estilo de vida americano muy sui generis. En los sesentas la tendencia socialista tuvo un auge sobre todo en las aulas universitarias, donde se pusieron muy de moda las lecturas de izquierda u otro tipo de lecturas que las contrarrestaran desde la derecha como las de Teylar de Chardin. El 68 fue un suceso mundial la rebelión de los jóvenes, en Francia y en México, que ya se había venido gestando desde antes. El 68, sin duda alguna, es el parteaguas de un antes y un después, donde se exige apertura democrática. (Recordemos también que la guerrilla se enciende en el estado de Guerrero, y que en los sesentas también hay serios conflictos sindicales como el ferrocarrilero)

Y hasta ahí nos imaginamos vivir un sueño que se iba a romper drásticamente en los 70s. En esta época, una secretaria aspiraba a tener su vochito. ¿Desde cuándo ya no? Echeverría convirtió su "arriba y adelante" en una serie de devaluaciones de nuestra moneda que nos dejó temblando. López Portillo no se iba a quedar atrás y después de decir que iba a defender la moneda como un perro, nacionalizó la banca. Muchos perdieron lo que les había llevado una vida realizar. Posteriormente hemos ido dando de bandazos; si Echeverría y López eran dizque más o menos socialistas, Salinas vino a virar el timón hacia el otro lado, de nuevo. Vendió todos los bienes del Estado, entre ellos la radio y televisión gubernamental que casi, casi nos deja sin televisión cultural.

En el 85 nuestros gobernantes demostraron ser pachorrudos para auxiliar las necesidades del pueblo y en el 94 de nuevo una nueva crisis; o sea, que esto de la revolución se ha venido convirtiendo en una crisis constante. ¿Utopía? ¿Cuál?

México, pueblo aguantador, le fue fiel a un partido que prometía hasta el 2000 en el que cambió, pero al parecer el cambio no ha significado nada bueno. Lo poco que nos ha ido quedando se desmorona ante nuestros ojos. La paz porfiriana, o la paz priista, el Seguro Social, la jubilación.

Los partidos han proliferado, haciéndonos creer que es producto de la democracia, pero más bien algunos sospechan que es producto del buen negocio que significa tener un partido político que es pagado con nuestros impuestos mientras que los cuentahabientes del Seguro tienen que ir a las cinco de la mañana para separar lugar para su consulta; o despedirse de la idea de jubilarse porque con lo que dan no alcanza y hay que seguirle en el talón.

El ideal educativo acabó en el negocio escolar. Los títulos no valen lo que representan y ni siquiera los vochitos se siguen construyendo. Tenemos la peor de las televisiones comerciales y ahora vivimos y nos desvivimos con poseer un celular que nos quita el sueño: lo cual nos regresa a las sociedades fetichistas.

¿Dónde quedó la Revolución?

Hoy clamamos con tener paz. Si pudiéramos tener paz, con sólo eso muchos se conformarían.

Pero sobre los procesos revolucionarios se puede seguir hablando. (Desde el 94 el comandante Marcos se levantó. ¿Y?)

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