La escalada en los niveles de violencia en las últimas semanas ha ocasionado que autoridades de distintos niveles asuman medidas de seguridad extraordinarias.
El puente de Día de Muertos de este año llegará precedido de cuatro masacres en cuatro entidades del país, donde 49 personas fueron abatidas a manos de grupos armados: 13 en Ciudad Juárez, 14 en Tijuana, 15 en Tepic y siete en el Distrito Federal, y esto sin contar a las cinco mujeres que fueron abatidas ayer en un camión también en Ciudad Juárez.
En este entorno, la zozobra y el miedo han logrado imponerse en zonas de Guerrero y Tamaulipas.
En Guerrero, el alcalde de Acapulco, José Luis Ávila Sánchez, exhortó a los ciudadanos del puerto y a los visitantes a evitar las actividades nocturnas debido al incremento de la violencia en esta zona, famosa precisamente por su actividad nocturna y más en fines de semana largos como el que se avecina, cuando recibe a miles de turistas del país y extranjeros.
En Tamaulipas se ha girado la recomendación a la población no salir disfrazada a la calle durante los festejos de Halloween o Noche de Brujas. El argumento es que "una persona disfrazada puede delinquir poniendo en riesgo a otras personas".
Rubén Hirám, jefe de la policía de Matamoros, explica que si los adultos deciden utilizar disfraz en la Noche de Brujas y se niegan a identificarse ante las autoridades serán detenidos por violentar una orden oficial.
En Ciudad Victoria, además, se prohibirá el acceso a establecimientos a personas que pretendan ingresar con máscaras durante este fin de semana.
El temor con el que vive la sociedad mexicana en algunas zonas del país, los afectará directamente en su salud mental, al grado que se convertirá en uno de los principales problemas de salud pública que derivará en desánimo por la vida productiva y la organización.
Expertos de centros de atención siquiátrica aseguran que las vivencias directas o indirectas, los enfrentamientos con balas, la aparición de hombres decapitados, la masacre de adolescentes y la muerte despiadada, conformarán un recuerdo que hará estragos en el mapa siquiátrico de los mexicanos.
Los mexicanos transitaron, dijeron, por el asombro, la indignación y el escándalo hasta arribar al temor. La separación social es la gran consecuencia que los especialistas advierten.
Psicosis colectiva
Lo anterior se refleja en casos de psicosis colectiva, como los que se han presentado en las ciudades de Cuernavaca, Reynosa y Tampico. En estos sitios las redes sociales han jugado un papel protagónico, ya sea como medio de difusión de mensajes de grupos criminales o de medio para ‘distorsionar' información relativa a cuestiones de seguridad.
Por ejemplo, en Tampico miles de personas viven cada día "rafagueados" por versiones de enfrentamientos armados entre elementos del Ejército y miembros del crimen organizado en las calles de la ciudad.
Principalmente en las redes sociales, casi a diario se habla de balaceras, retenes y persecuciones tanto en colonias populares como en las zonas más exclusivas del puerto. Estas conversaciones rápidamente se trasladan a las escuelas y los centros de trabajo, creando por momentos ‘psicosis colectiva' y afectando el ambiente laboral y estudiantil de los tampiqueños. Aunque en ocasiones estos reportes son ciertos, en otras se trata de alertas que carecen de confirmación oficial, generadas precisamente por la constante tensión y el clima de inseguridad que se ha vivido en las últimas semanas en este puerto Tamaulipeco.
Otro de los casos se dio el pasado mes de abril, cuando dos mensajes del narcotráfico circularon por las redes sociales alertando de un presunto choque entre grupos rivales en calles del centro de Cuernavaca. Las misivas estaban firmadas por el Cártel del Pacífico Sur. Este hecho congeló la actividad de la ciudad ese fin de semana, pese a que no existieron reportes de dichos enfrentamientos.
Antes, en febrero de este mismo año, el alcalde de Reynosa, Óscar Luebbert, admitió que la ciudad fronteriza vivía en un estado de 'psicosis' alimentado por hechos falsos que se difunden por las redes sociales de internet como Twitter y Facebook. En esa ocasión los presuntos narcomensajes que aludían a enfrentamientos causaron incluso que disminuyera la presencia de alumnos en escuelas, ante el temor de los padres de familia de que las advertencias de los 'choques' entre narcotraficantes fueran reales.