Toda una tradición. José Armando Soto, hijo de 'Marín', inició con su labor de apagar la sed de los aficionados del fútbol y béisbol a la edad de cuatro años, cuando acompañaba a su padre.
El mejor cuadrangular conseguido por el ya legendario vendedor de cheves José Soto, alias "Marín", como le llaman quienes lo conocen, ha sido la entrega y el respeto al trabajo; logro que ha sido heredado a sus hijos, sobre todo a José Armando, quien ha sido su fiel acompañante por más de cuatro décadas.
Asistir a los eventos deportivos de Torreón cuando juega Santos Laguna o Los Vaqueros, y escuchar entre las tribunas: "ya no van a pistear?" o "ya tómense su caldito", se han convertido en una tradición. Y es que estas frases han inmortalizado a Marín, hombre que ha saciado la sed de miles de aficionados durante varias décadas.
Estas frases, que en ocasiones resultan mucho más divertidas que los propios juegos, han sido heredadas a su hijo José Armando, con quien ha formado un equipo de venta de cerveza y son conocidos como los "Marines".
INICIO DE UNA HISTORIA
El gusto por la venta surgió en José a los cuatro años, cuando acompañaba a su padre a todos los eventos que asistía, pero no fue sino hasta que cumplió los 12 años, cuando se convirtió en su compañero fiel.
La pizarra de la familia de los "Marines" ha tenido un buen marcador, en su mayoría grandes anotaciones, como el volverse referentes en los estadios donde se vende cerveza, y ser reconocidos por diferentes generaciones, desde abuelos hasta nietos.
Además de convivir más tiempo con su padre, la venta de cerveza representa para José una entrada extra. De día, se desempeña como oficial tornero en una empresa de la región.
"Tengo buena relación con los patrones y siempre me han dado permiso para salir temprano y ver el futbol y cuando hay beisbol también, pues repongo tiempo", dice mientras toma un descanso y se prepara para continuar con su labor de calmar la sed en medio de una jugada.
GRATIFICANTE
Aunque las jornadas son largas, José se ve contento con su apreciable labor. Visiblemente emocionado y portando su mandil de donde extrae las ferias de cada cerveza o "caguamón" pagado, cuenta que su jornada laboral inicia a las siete de la mañana y concluye, cuando hay juego de beisbol, hasta las tres de la mañana.
Su día se compensa con las espléndidas propinas que recibe, "porque les gusta el trato que les damos a nuestros clientes", comenta sonriente.
Además del buen trato que obtiene de su clientela, dice que lo mejor ha sido vivir de cerca los campeonatos del equipo del Santos Laguna, "matamos dos pájaros de un tiro, pues mientras trabajamos, gozamos del espectáculo porque he de reconocer que el futbol es mi pasión".
"Creo que el buen trato es porque es el don de gentes que nos heredó mi papá", dice con orgullo Marín hijo, quien niega que exista una receta secreta para que la gente lo elija para calmar su sed, durante los partidos.
HASTA EL FINAL
José dice que hasta que su padre fallezca será hasta ese día cuando deje de servir cerveza a sus clientes, "al fallecer mi papá lo mejor será disfrutar del espectáculo. Será difícil estar sin mi compañero, tengo 53 años de edad y desde que tengo cuatro años no le he fallado, desde entonces hemos estado juntos".
La tradición seguirá, pues sus tres hermanos comparten esta profesión.
Ni José ni su padre Marín, han realizado su último home run del juego de la vida, pues su retiro se lo dejan a Dios.
JOSÉ ARMANDO
Hijo de Marín