Generoso. El actor cubano creció entre carencias y ahora que tiene dinero, llena de regalos a los suyos todo el tiempo.
MÉXICO, DF.- Al llegar la Navidad, sobre la mesa de su humilde hogar en Cojímar, Cuba, no había grandes platillos; si acaso, arroz, frijoles y platanitos. Y tampoco podían verse obsequios envueltos con papel brillante debajo del árbol.
Pero para William Levy, quien era apenas un niño, la fecha mantenía su encanto, pues tenía el mejor regalo: una familia amorosa y unida. "En Cuba no había muchas posibilidades para celebrar Navidad. La pasábamos juntos, en familia. Lo que teníamos en ese momento lo poníamos en la mesa y lo festejábamos", comparte el protagonista de Triunfo del Amor. No teníamos posibilidades de elegir cómo celebrar. En Cuba, lo que tienes es lo que comes".
Cuando William recuerda aquellos tiempos de austeridad, en su voz no se detecta amargura o melancolía. Lo que es más: ahora que su situación económica le permitiría festejar a lo grande, él sigue pensando que la Navidad no tiene que ver con asuntos materiales.
"Yo creo que lo más importante de esta época es estar juntos y saludables", insiste.
Quizá por ello, el galán cubano no espera a estas fechas para dar obsequios a sus seres queridos. A decir de su tío Luis Enrique, William es una especie de Santa Clos que los consiente a lo largo de todo el año. Les compra ropa, electrodomésticos y los más modernos aparatos electrodomésticos.
Y después de ser un hombre tan generoso, ¿qué espera que le traiga Santa Clos? "Mis mejores regalos fueron estar saludable, el nacimiento de mi hija (ahora tiene 7 meses) y todo el cariño que he recibido de mi familia y del público".