Hogar. Casa donde vivían dos de los presuntos espías de una supuesta red de agentes para Moscú, en un barrio de Montclair, Nueva Jersey. EFE
La detención esta semana de presuntos espías rusos ha recordado a muchos estadounidenses un tiempo cuando su enemigo era artero, pero conocido, arrellanado detrás de los muros del Kremlin.
A lo largo de la Guerra Fría, Estados Unidos se había adaptado psicológicamente a esos enemigos: europeos anticapitalistas que, no obstante, participaban en la ONU, tenían diplomáticos en capitales en el mundo e incluso aceptaban de vez en cuando asistir a reuniones cumbre.
Ese enemigo no podía florecer en la vastedad de desiertos lejanos o impenetrables escondites en algunas de las montañas más escarpadas y remotas en el mundo.
Los soviéticos nunca enviaron a pilotos suicidas a estrellar sus aviones con importantes edificios estadounidenses.
Los miembros del Politburó de su Partido Comunista no estaban resueltos a matar a infieles religiosos. No creían en ningún dios, y su única religión eran las teorías de Marx y Lenin.
Por tanto, fue una suerte de bálsamo en la semana antes del Día de la Independencia de Estados Unidos, el feriado supremo del patriotismo norteamericano, regresar a un tiempo cuando los agentes gubernamentales podían presentar a una banda de presuntos espías rusos, agentes profundamente encubiertos, que parecían vecinos como todos, aparentemente consumidos por sus vidas suburbanas inconspicuas.
Los estantes en librerías están cargados de novelas acerca de los duelos de espionaje de la Guerra Fría una prueba de la fascinación generalizada con ese juego de alto riesgo, cómo se libraba y lo que llevó a los participantes a arriesgarse como lo hicieron.
Esta vez, Anna Chapman, la presunta espía con una fuerte presencia en Internet y en el circuito de fiestas de Nueva York, se convirtió en una sensación de los tabloides con obvias referencias a ella como una chica de James Bond.
Pero nostalgia aparte, la situación es más compleja cuando se evalúan los efectos negativos de una operación por el FBI, su potencial para atascar años de diplomacia.
¿Fue solamente una coincidencia que los agentes rusos fueron detenidos inmediatamente después de una cálida visita a Washington del presidente ruso Dmitri Medvedev?
¿Justifican los peligros de espionaje -reales o potenciales -el arresto de agentes encubiertos a costa del progreso diplomático fomentado por Obama?
La Casa Blanca dijo que Obama sabía de la investigación, pero no estaba al tanto de cuándo se harían los arrestos.
Por supuesto, tanto Obama como los líderes rusos han dicho que el caso es apenas un pequeño tropiezo en las relaciones bilaterales.
El presidente está resuelto a mejorar relaciones que se habían deteriorado bajo George W. Bush. Los rusos están igualmente resueltos a modernizar su economía y conseguir paridad tecnológica, dos objetivos ampliamente dependiente de la ayuda estadounidense.
Un ex alto funcionario estadounidense conocedor de las operaciones diplomáticas y de Inteligencia de Estados Unidos dice que él habría recomendado que no se hiciese.
'PADRE DE ESPÍA RUSA LE DIJO QUE FUERA A POLICÍA' Un diplomático ruso dijo a su hija, acusada de ser una espía, que fuera a la Policía a entregar un pasaporte falso que le había dado un agente encubierto del FBI, lo que llevó al arresto de la joven, manifestó ayer su abogado.
El abogado, Robert Baum, dijo que usaría esa información para apelar la decisión de un juez de negar la libertad bajo fianza a su cliente, Anna Chapman.
Baum dijo que Chapman, le dijo que llamó a su padre, Vasily Kushchenko, un día después que un agente del FBI que se hacía pasar por un empleado del consulado ruso le pidiera entregar un pasaporte falso a otra mujer que trabajaba como espía.
Niega Chipre culpa en huida
El presidente de Chipre negó que las autoridades de la isla sean las responsables por la desaparición de un presunto espía ruso, quien fue liberado bajo fianza.
Dimitris Christofias indicó que el presunto espía de 54 años, Christopher Metsos "parecía huir" de la isla, pero insistió que las autoridades chipriotas actuaron de manera adecuada en el manejo del caso.
Sus comentarios llegaron el mismo día en que el ministro de justicia de Chipre afirmó que Metsos había huido del país.
Metsos es buscado por la justicia de Estados Unidos bajo cargos según los cuales suministró dinero a una red de espionaje que operaba encubierta en los suburbios de EU. El hombre desapareció el miércoles, un día después que una corte chipriota lo liberó bajo fianza.
Christofias desvió las críticas del Departamento de Justicia de EU por la liberación de Metsos, al afirmar que las autoridades de EU se tardaron en enviar a la Policía chipriota los documentos para retenerlo.