Estadounidenses también padecen 'mamitis'

Contra la creencia generalizada de que en Estados Unidos los hijos al crecer se alejan de sus padres, un estudio de la Universidad de Michigan comprobó que la mayoría de ellos vive a menos de 40 kilómetros de sus madres.

La probabilidad de que las personas vivan cerca de sus madres está fuertemente vinculada con la educación, asegura un análisis realizado por el Centro de Investigación de Jubilados de la Universidad de Michigan.

Además, destaca, también hay aspectos culturales que afectan la corresidencia y proximidad familiar.

En comparación con los blancos, los hispanos no tienden a vivir más cerca de sus madres, pero tienen dos veces más probabilidades de hacerlo con ellas, mientras que los negros tienden, más que los blancos, a vivir cerca de sus madres y también a vivir con ellas.

La investigación, encabezada por los especialistas Janice Compton y Robert Pollak recurrió a una muestra representativa nacional de adultos mayores de 25 años de edad, casados y solteros, a la Encuesta Nacional de Salud Familiar, así como a datos de la Oficina del Censo de Estados Unidos.

'Los hijos adultos con diplomas universitarios tienen menos probabilidades de vivir con o cerca de sus madres', dijo Pollak.

'Entre las parejas en que ambos tienen diplomas universitarios, aproximadamente el 50 por ciento vive a más de 50 kilómetros de sus respectivas madres, y sólo el 18 por ciento vive a menos de 50 kilómetros de ambas madres'.

Pero entre las parejas que no tienen diploma universitario la situación es la opuesta: aproximadamente el 19 por ciento vive a más de 50 kilómetros de ambas madres y el 50 por ciento a menos de 50 kilómetros, señalo.

'Si una va a la universidad es más probable que trabaje lejos del sitio donde se crío, y que una se case con alguien que no es de su pueblo o ciudad natal y ni siquiera de su Estado. Y dado que las madres no viven en la misma área es menos probable que una se mude para estar cerca de una madre pero no de la del otro', agregó Compton.

Los adultos solteros tienden a vivir más cerca de sus madres, aproximadamente dentro de los 25 kilómetros comparado con una distancia de 40 a 50 kilómetros para los adultos casados, en tanto que el género no tiene impacto en la proximidad, pero está fuertemente vinculado con la corresidencia, aseguraron los investigadores.

'Cuando separamos nuestra muestra por status marital encontramos que las mujeres casadas son más propensas que los hombres casados a vivir con sus madres, en tanto que las mujeres no casadas son menos propensas que los hombres no casados a vivir con sus madres', dijo.

Los hijos e hijas adultos más jóvenes son más propensos, y los de más edad son menos propensos, a vivir con sus madres o cerca de ellas.

En promedio los hijos e hijas únicos viven más cerca de sus madres, pero los que tienen hermanos o hermanas carecen de un efecto vinculado con el orden de nacimiento, es decir, los más jóvenes de la familia no son más propensos a vivir cerca de la madre que los nacidos antes.

Los investigadores analizaron la forma en que los patrones de proximidad reflejaban las necesidades de las madres mayores de ayuda, o las necesidades de los hijos adultos de ayuda con la crianza de sus hijos.

Los hijos adultos son más propensos a vivir con sus madres cuando uno de ellos necesita la ayuda, esto es cuando las madres son más ancianas o tienen problemas de salud, o cuando los hijos o hijas adultos están desempleados o no están en pareja.

Pero la probabilidad de la proximidad depende, primordialmente, de la edad y la educación del hijo adulto y no de la necesidad de cuidados de la madre.

Los datos señalan que pocas veces las parejas casadas viven con la madre de él o con la madre de ella.

'Pero casi el 20 por ciento de los hombres solteros vive con sus madres. Si se excluyen a los hombres que viven con sus madres, la distancia media de los hombres no casados o que no viven en pareja es de 25 kilómetros de la casa de la madre', añadió Pollak.