EU. El presidente de la Fed, Ben S. Bernanke (izq), y el secretario del Tesoro, Timothy Geithner. EFE
La Reserva Federal de Estados Unidos anunció ayer un controvertido plan de estímulo monetario que le permitirá inyectar 600,000 millones de dólares en el sistema para abaratar los préstamos e impulsar la lánguida recuperación del país.
El plan, según anunció ayer el Comité de Mercado abierto de la Fed tras dos días de reunión, consistirá en la compra de bonos del Tesoro desde ahora hasta junio de 2011, a razón de unos 75.000 millones de dólares por mes.
En la práctica, esta iniciativa de la Fed, que se denomina "expansión cuantitativa" (Quantitative Easing), supondrá que la Fed imprimirá 600,000 millones de dólares para adquirir deuda pública, con el objeto de bajar los tipos a largo plazo para que la gente consuma más, y las empresas puedan endeudarse y contratar. Cuando existe mucha demanda de deuda pública, se produce un aumento del precio de los bonos, pero un descenso de la rentabilidad ofrecida, que se mueve de forma inversa al precio.
Precisamente, el rendimiento de los bonos se toma como referencia para los préstamos a largo plazo, por lo que repercute en el abaratamiento de la financiación de las empresas y las familias.
Algunos expertos han alertado de que esta medida tendrá poco impacto en el crecimiento económico, porque los tipos de interés ya están en niveles históricamente bajos, y sólo servirá para disparar la inflación y, quizás, crear burbujas especulativas en algunos mercados, como el de valores.
En su comunicado el Comité, que aprobó la medida con un voto en contra, indicó que revisará regularmente el ritmo y el volumen del programa "según sea necesario para promover el máximo del empleo y la estabilidad de los precios".
El voto disidente fue el del presidente del Banco de la Reserva Federal de Kansas City, Thomas Hoenig, quien advirtió que en su opinión los riesgos asociados con las nuevas compras de bonos del Tesoro superan los beneficios.
Inyección recurrente
Esta no es la primera vez que la Fed recurre a este instrumento monetario poco convencional. Entre diciembre de 2008 y marzo de 2010, en el punto más álgido de la crisis financiera, lanzó un programa más ambicioso, 1.7 billones de dólares, para comprar deuda pública y activos del mercado monetario.
En aquel momento sirvió para dar liquidez al mercado de crédito, que estaba paralizado por la crisis de las hipotecas subprime, situación bien diferente a la de ahora, en la que existe liquidez suficiente, como apuntan algunas voces autorizadas.
Entre los expertos que se oponen a esta medida están el antiguo asesor de la Casa Blanca durante la presidencia de Bill Clinton, John Taylor, ahora profesor de la Stanford University, o Joseph Stiglitz, premio Nobel de Economía y profesor de la Columbia University.