Restricción. Sólo podían entrar con botellas de dos litros o menos.
Con la idea de reducir al máximo el riesgo de propagación del dengue, se mantuvo la prohibición de introducir agua a los panteones; para reforzar la seguridad, la Brigada de Control de Vectores emprendió por la tarde una campaña de abatización en todos los depósitos de agua en el interior de los cementerios.
Esto, porque algunas pipas de la Dirección de Servicios Públicos permanecieron a las afueras para satisfacer las necesidades más básicas, como en el caso de los panteones municipales.