El ex jefe de gabinete del que fuera primer ministro británico Tony Blair, Jonathan Powell, negó hoy que éste llegara a un acuerdo firme en 2002 con el entonces presidente de EU, George W. Bush, por el que comprometía el apoyo del Reino Unido a una eventual ofensiva contra Irak.
En una comparecencia ante la comisión independiente que investiga las circunstancias de la guerra contra el país árabe, Powell aseguró que no hubo ningún pacto "firmado con sangre" durante la visita de Blair al rancho de Bush en Crawford (Texas) en abril de 2002.
Su versión de los hechos contradice la dada anteriormente por el entonces embajador ante EU, Christopher Meyer, quien dijo a la comisión que la posición de Blair respecto a la necesidad de atacar Irak se endureció notablemente tras el encuentro de Texas.
"No hubo ninguna promesa de sangre para ir a la guerra contra Irak", insistió Powell.
Según el ex jefe de personal de Blair, una serie de notas que el primer ministro mandó a Bush ese mismo año y en las cuales aparentemente le garantizaba su respaldo en caso de ofensiva no eran más que un proceso de diálogo en el que el jefe del Gobierno británico quería influir en su socio.
En esas cartas, de las que sólo se conocen detalles, el político laborista afirmaba, entre otras cosas, que el Reino Unido iba a "estar allí" si no se conseguía desarmar al entonces presidente iraquí, Sadam Husein, por la vía diplomática.
"Si vas a alguien y le dices, te equivocas, olvídalo... la influencia que probablemente tendrás será... menos. Por tanto, sí, hay negociación para indicar que estás con alguien y persuadirle de ir por cierto camino", argumentó.
Powell explicó que Blair intentó dejar claros los requisitos a partir de los cuales sería "sensato proceder" con la ofensiva y advirtió a Bush de que debía estar preparado ante consecuencias no intencionadas, como que "se complicara militarmente", "Irak sufriera bajas civiles inesperadas" o "los iraquíes tuvieran ambivalencia de sentimientos sobre la invasión".
Sobre la declaración de Meyer, Powell subrayó que el embajador no estuvo presente cuando Blair y Bush mantuvieron su reunión en 2002.
"Yo estuve en Crawford. David Manning (embajador británico ante EEUU entre 2003 y 2007) estuvo en Crawford. Christopher Meyer no estuvo en Crawford. Estaba en Waco, a 30 millas", recordó.
Por otra parte, hoy se supo que Blair comparecerá el 29 de enero ante la comisión que dirige el ex alto funcionario John Chilcot.
Su testimonio sucederá al de su ex jefe de prensa Alastair Campbell, quien compareció la pasada semana, y las de sus antiguos ministros de Defensa Geoff Hoon y Asuntos Exteriores Jack Straw (hoy titular de Justicia), que acudirán el martes y el jueves, respectivamente.
Blair fue el principal aliado de Bush para lanzar la operación militar que derrocó al régimen de Sadam Husein, con el argumento de que Bagdad disponía de armas de destrucción masiva y de que podía utilizarlas de inmediato, un extremo que se demostró falso tras la invasión.
La comparecencia de Blair viene precedida de revelaciones importantes, como la existencia de una correspondencia privada con Bush un año antes de la guerra en la que supuestamente comprometió el apoyo militar del Reino Unido a EU si decidía lanzar el ataque.
Las sesiones de la comisión, que comenzaron el 24 de noviembre, han permitido conocer otros datos relevantes, como que Londres supo diez días antes de la invasión de Irak -el 20 de marzo de 2003- que el régimen de Husein no tenía la capacidad de utilizar armas químicas y que ese arsenal podía haber sido "desmantelado".
Así lo manifestó ante la comisión William Ehrman, ex alto cargo del Ministerio británico de Exteriores para asuntos de Defensa e Inteligencia entre 2002 y 2004.
En la misma semana del testimonio de Blair, la comisión tiene otras dos comparecencias cruciales: la del ex fiscal general del Estado Peter Goldsmith, quien dio el visto bueno legal a la acción militar, y la de Elizabeth Wilmshurst, la asesora legal del Foreign Office que dimitió en protesta por la invasión de Irak.