Hace tiempo un amigo, con cierta emoción, me comentaba que México había obtenido el primer lugar en América Latina, en cuanto a usuarios de Facebook. Creo que su efusividad se debía a que él, como muchos de nosotros, es uno de esos usuarios que pertenecen a la cifra alcanzada y por lo tanto tenía un sentimiento de identificación con el logro, como si se apropiara de un triunfo relevante, sintiéndose representado por un número.
Sin embargo, reconociendo a las redes sociales como un medio de comunicación y entendiendo los alcances que pueden tener, basta sólo con analizar los contenidos que los usuarios difunden para darse cuenta de que estas redes son usadas de forma trivial y como entretenimiento superfluo por los cibernautas comunes, limitando el potencial del medio y al mismo tiempo el del usuario.
La ventaja de las redes virtuales sobre otros medios, es precisamente su capacidad de fomentar la comunicación, ya que el receptor no permanece pasivo ante la información difundida como lo hacía con la televisión o la radio, pues tiene la oportunidad de verse inmerso en una charla interactiva con quien diseña el mensaje, retroalimentando la información.
El ciudadano adquiere también la posibilidad de crear mensajes, difundir sus ideas y ser leído, visto o escuchado por una gran cantidad de personas alrededor del mundo, en pocas palabras, como medio de comunicación, las redes sociales tienen un gran potencial. Sin embargo, no hace falta un gran esfuerzo para darse cuenta que las usamos de una forma incipiente, pues en su mayoría, aunque no en su totalidad, los mensajes que el usuario común difunde son simples e irrelevantes. Facebook, pasa de ser un medio de comunicación; a todo un chismógrafo virtual o un espacio para exhibirse en fotografías, presumir o ligar.
Una persona me mencionaba en estos días, que cuando intenta subir a facebook alguna nota interesante, sus contactos ponen poca atención al mensaje o lo ignoran por completo, pero si hablamos de subir una foto graciosa o difundir algún rumor morboso, el muro de cualquiera se llena de comentarios. Pero tampoco es para sorprenderse por esto, ya que somos una nación que cada día lee o se prepara menos, acostumbrados por décadas a entretenernos trivialmente con medios audiovisuales, principalmente la televisión, quien obedece a intereses económicos y por lo tanto, difunde información en su mayoría simple y fácil de digerir, limitando la capacidad de abstracción del espectador, quien pegado a la pantalla transcurre, desde su niñez, horas y años arraigando este comportamiento.
El hecho de que las redes sociales no sean usadas de forma productiva se debe también a la carencia de conocimiento sobre los medios y sus funciones. De pronto somos dueños de la información transmitida, pero en la ignorancia del cómo se generan los contenidos, el usuario se limita a copiar lo que vio en distintos medios, principalmente en la televisión que es el difusor masivo con el que tiene su primer acercamiento. Y así, el ciberusuario sólo se dedica a transmitir "entretenimiento barato" que a sabiendas de los comunicólogos: El entretenimiento es la última función de los medios y la menos importante.
Por supuesto que los medios de comunicación son un poder fáctico y son capaces de influir en ciertos comportamientos sociales, por lo tanto, existe una urgencia por aprender a utilizarlos de forma eficiente. Por esta parte, desde hace años, científicos sociales dedicados al estudio de las ciencias de la comunicación, han hecho un esfuerzo para que en la educación pública se imparta una currícula sobre alfabetización mediática, con el objetivo de educar a los niños para que éstos vean a los medios desde una perspectiva crítica, permitiéndoles exigir mejores contenidos y al mismo tiempo diseñarlos.
Es importante que aprendamos a manejar correctamente las tecnologías, no sólo refiriéndose a sus funciones técnicas, ya que el progreso tecnológico no es igual al progreso social. Además, con el paso de los años los medios serán aún más avanzados y no debemos permitir que nuestros conocimientos se queden en el rezago.