EN NOMBRE DEL AMOR
(Segunda parte)
Continuación...
El ejercicio es el mejor antidepresivo que existe, le manda señales al cerebro y éste secreta endorfinas que nos hacen sentir bien y con vitalidad. Gerardo está en uno de los gimnasios de su amigo Eduardo haciendo un programa de entrenamiento físico, tratando de evadir los problemas que tiene en su matrimonio. Gerardo le comenta a su amigo Eduardo -No funciona, Lalo. Cómo puede ser que me respeten en todos lados, excepto en mi propia casa? -Me ha pasado y es algo muy duro. -¿Y qué hiciste al respecto? -Entendí que no era que mi matrimonio estuviera roto, sino que simplemente, yo no sabía hacerlo funcionar. -¿Qué significa eso? -La caminadora sí funciona, sin embargo si tú no sabes usarla, no sirve de nada. -¿Necesitamos terapia? -Bueno, creo que todos la necesitamos. ¿Por qué no sacas una cita con Germán? -Oye, no voy a ir con alguien que ni siquiera conozco, a hablar acerca de algo que no es asunto suyo. -Claro, Lupita necesita respetarte. Pero recuerda que una mujer es como una rosa. Si la tratas bien florecerá. Si no, no lo hará. -¿De dónde sacaste eso? - De ir con Germán, de la terapia. No siempre sabemos todo, pero si no lo hacemos, nunca alcanzaremos los sueños que tenemos.
¿Sabe usted hacer barcos de papel? Haga una dinámica con su familia y dense cinco minutos para que cada miembro de la familia haga el propio, si alguno no sabe, tendremos que preguntar, observar, acercarnos a pedir ayuda, pero si el orgullo y la soberbia prevalecen nunca alcanzaremos nuestros más grandes sueños del amor. Haga este ejercicio y si alguno de los miembros no lo hace, la familia completa no habrá alcanzado el objetivo de haber triunfado en este ejercicio. Así es el amor y la convivencia. Tengamos la humildad para pedir ayuda, aceptarla o darla.
Ya en casa Gerardo, con hambre entra a la cocina para buscar algo de comer, pero la encuentra toda tirada y con rastros de que hubo pizza, incluso una vela prendida, que apaga de un soplido. Abre el refrigerador y no encuentra nada. Exclama -Estupendo. En ese preciso momento entra Lupita a la cocina y cuestiona, -¿Qué haces? G -Veo que no me dejaste pizza. L -Enciende la vela, me gusta su aroma. G -¡A mí no! ¿Me guardaste algo de comer? L -Supuse que comerías con Lalo. G -No se te ocurrió que si hay dos personas involucradas en esta casa, necesitan comer? L -Sabes qué? Si te comunicaras conmigo, quizás tendría algo para ti. G -¿Por qué tienes que hacerlo todo tan difícil? L -Ah, ¿yo soy la que lo hace tan difícil? Yo cargo con todo mientras tú sales a ocuparte de tus cosas. G -¡Disculpa! Trabajo para pagar la hipoteca, y además pago los dos carros. L -Sí, es todo lo que haces. Yo pago todas las cuentas, tus cuentas, con mi sueldo. G -Sí, pero eso es lo que acordamos, es lo justo. ¿No te gusta esta casa? ¿No te gusta tu auto? L -Ah, ¿quién se ocupa de esta casa, Gerardo? ¡Yo! ¿Quién lava tu ropa? ¡Yo! ¿Quién compra la comida? ¡Yo! Sin contar que ayudo a mis padres los fines de semana. Tengo toda esa presión y lo único que haces por alguien es para ti mismo. L -Guadalupe te voy a decir que tú ni siquiera sabes lo que es la presión, mis presiones. ¿Entiendes? ¿Crees que yo provoco las emergencias en la Comarca Lagunera para mí, sólo por gusto? ¿O que salgo corriendo tras accidentes de auto por gusto? ¿O rescato el cuerpo de un niño muerto en el río, o en un accidente tan sólo por gusto? Tú no tienes idea de lo que tengo qué pasar. L -Ah, sí. Pero qué haces cuando estás aquí excepto ver Televisión y estar en Internet. ¿Sabes?, si ver esa basura en línea te llena, o hablar con tus amiguitas te llena, está bien, pero no competiré con eso. G -Pues eso como tú lo llamas, son cosas que tú no me darás. L -Efectivamente, porque te interesa más ahorrar para tu tonta camioneta y complacerte a ti mismo de lo que te pueda interesar yo. G - ¡Cállate! ¡Estúpida! Estoy harto de ti. ¡Irrespetuosa! ¡Mal agradecida! ¡Y egoísta además de todo! L -No soy egoísta. G -¿Cómo te atreves a decir eso? ¡Me fastidias la vida constantemente, me estás mermando la vida! Ya me tienes harto. Si no puedes darme el respeto que merezco... ¡Mírame a los ojos cuando te hablo!... Entonces, ¿cuál es el punto de este matrimonio? Guadalupe no pudo más que sacar el llanto contenido, asustada y con toda la frustración de lo que eran sus vidas y en este momento de pleito no pensamos lo que decimos, mientras más grita uno, más grita el otro, se oyen, pero no se escuchan, pues sus corazones están muy dolidos.
Un momento sepulcral... él camina con rabia por la cocina. Después de unos momentos de gran tensión ella logra articular unas palabras con el gran dolor y llanto que siente su corazón. L -Ya no quiero más. No quiero esto, quiero salir de esto. G -Pues si eso quieres. ¡Por mí está bien! Él se va con su rabia a su rincón y ella se queda deshecha llorando amargamente confundida y triste, muy triste en la cocina. Gerardo sale al patio con toda la rabia y frustración, con la presión arterial a mil, caminando como león enjaulado. De una patada derriba el bote de la basura, avienta las bolsas y lanza lejos el bote. Entonces se da cuenta que su vecino lo observa con atención. G -Sr. Prax. P - Gerardo. No le queda otra que levantar el desorden que había hecho, ante los ojos extrañados de su vecino. Continuará...
Espero que estas palabras nos permitan sentirlas a la luz de nuestras familias, pues decía Jesús, "No me digas que me amas, dime cómo vives". Estamos como siempre a sus órdenes en la dirección electrónica: despertar_es@live.com. Lo invito a visitar mi blog en donde encontrará más artículos de tu interés: www.familia.blogsiglo.com
"QUIEN NO VIVE PARA SERVIR, NO SIRVE PARA VIVIR".
