En Nombre Del Amor (Sexta parte)
Continuación...
En el centro de socorros después de esta experiencia intensa, Fernando (F) y Érick (E) establecen un diálogo: (E) -¿Oiga Teniente? (F) -¿Si? (E) -Esto no pasa siempre ¿o sí? (F) - ¿Arriesgar nuestra vidas? Sí, sí pasa. ¿Jugar al valiente con un tren? Es la primera vez. (E) -¿La muerte no la asusta? (F) ¡No! Ya que sé a dónde iré. Sólo que no quiero llegar porque un me atropelló un tren. Vamos tenemos que preparar la cena. (E) -Sí Señor. Oiga capitán, dígame algo. Pregunta Omar (O). ¿Sabe a dónde irá? (G) -A mi oficina ¿por qué? (O) - ¡No! ¿Cree en el Cielo? ¿O en el infierno? (G) - No lo sé. (O) -Cuando me muera me enterrarán y ahí me quedaré. (G) - Tú y Fernando parecen muy seguros, pero se equivocan. (O) -Pues yo no. (G) -¿Cómo lo sabes? Escucha, puedes estar de acuerdo con Fernando, pero tú y yo sabemos que él es un hombre. Las cosas no son así.
Como habían acordado, Gerardo y sus papás se reúnen a platicar sobre lo que pasa en el matrimonio. Se desarrolla este diálogo entre ellos, Gerardo (G), Mamá (M) y Papá (P) - ¿Cuánto tiempo llevan así? (G) -No tengo idea, algunas veces hemos peleado, pero ahora parece que ella está frustrada conmigo. Entró por la puerta y ya está enojada por algo. (M) - ¿Le has dado razones para enojarse? Nunca he creído que Guadalupe sea irracional. (G) -Pude haber salvado dos vidas en mi trabajo, pero si no lavo los platos entonces soy un esposo terrible. (M) -Gerardo, ella también necesita tu ayuda aquí. ¿Ella no ayuda a sus padres cada semana? No puede hacer todo aquí ella sola. (G) - Parece que estás de su lado. (M) -Pero ella está trabajando a diario y tratando... (G) -Mamá, no necesito que me digas que hago todo mal. Para eso tengo a Guadalupe. Yo no soy el problema, es ella. (M) Sólo estoy diciendo que sí trabaja... (P) -Mariluz, escuchemos a Gerardo. Quiero saber qué le pasa. (G) -Papá, ¿podemos hablar por unos minutos tú y yo, a solas? (M) -Gerardo, sólo quiero ayudarlos a ti y a Guadalupe. (G) -Papá, podemos... (P) -Amor, cariño. Iremos a caminar y a dar un paseo, un rato. (M) -¡Cómo quieran!
Gerardo y su padre se van a caminar a un lugar muy tranquilo en contacto con la naturaleza. (G) -Papá, ¿por qué tenías qué traerla? (P) -Porque es mi esposa Gerardo. Y tu madre, nadie te quiere más que ella. (G) -Ella trata siempre de arreglarme. Todavía trata de arreglarme a mí. Y no estoy roto. (P) -Hijo, si buscas a la mamá perfecta, temo que no existe. Pero es una buena mujer, y la amo más ahora que nunca antes. (G) -No digo que no la quiera papá, pero es que ella me saca de quicio. (P) -¿No has visto un cambio en ella desde hace dos años? (G) -Sí, te trata mejor. Pero también has aguantado mucho todos estos años. (P) -Al igual que ella hijo. (G) -Me alegra que no se hayan separado, pero hubiera entendido que lo hicieran. (P) -¿Sabes por qué no lo hicimos? (G) -No bien. Porque se dio cuenta que no encontraría algo mejor. (P) -No, hijo. Gerardo, el Señor trabajó con nosotros. Con ambos. (G) -¿El Señor? ¿Se lo adjudicas al Señor? (P) -¿Por qué te molesta? Siempre has creído en Dios. (G) -Si existe, no está interesado en mí, ni en mis problemas. (P) -No estoy de acuerdo. Creo que está muy interesado. (G) -¿En qué ha estado en mi vida? (P) -Ha trabajado contigo, sólo que tú no lo ves. Y tampoco tú eres de los que lo invita mucho. ¿Qué es este lugar? Un lugar donde se reúne una comunidad es el Centro Saulo y hay una comunidad de Vida y Fe. (P) -Hijo, yo estuve en tu posición. Dios no me importaba. Pero ya no puedo decir eso. Nunca pude entender por qué Jesús tuvo que morir en la cruz. (G) -Papá, por favor. Tuvimos una charla hace un mes. Estoy contento de que la fe les funcione a mamá y a ti, de verdad. Sólo que, no es para mí... (P) -Gerardo, ¿Por qué se acaba el amor entre las parejas? Porque se cometen errores, como pensar que una vez la relación ha adquirido cierta solidez o cierto tiempo, ya se es dueño de la otra persona, o viceversa. Porque el hombre se aburre de la mujer cuando ésta comienza a volverse insoportable y la vida en el hogar se convierte en un infierno. Ahí ya se ha roto la comunicación. Porque la mujer se aburre del hombre cuando éste la mira como el reemplazo de su madre, la niñera de sus hijos, la cocinera, la lavandera y el ama de llaves; y para completar la quiere dispuesta en la cama y entrando dinero al hogar igual que él. Porque al conocerse se muestran falsos comportamientos, como tolerancias excesivas y verdades a medias. Porque cuando hay problemas generalmente ninguno quiere dar el brazo a torcer. Porque al principio de la relación nos preocupamos por mostrarnos bellos, interesantes y adecuados, escondiendo los aspectos no tan agradables de nosotros. Porque a las parejas les da miedo desinhibirse en la intimidad, expresar lo que les gusta, por temor a lo que piense el otro; y prefieren cumplir fantasías sexuales con terceras personas. Porque no se respetan los espacios, ni se respeta la individualidad profesional y personal del otro. Porque las parejas se apegan y en su inseguridad sufren y hacen sufrir al otro con sus celos. Porque se dejan de expresar las cosas que gustan del otro asumiendo que ya lo sabe. Porque se cree que la otra persona viene a nuestra vida a hacernos felices y que todo será un jardín de rosas; cuando lo cierto es que en toda relación hay desavenencias y disgustos. Porque se asume que la pareja tiene que actuar, sentir y pensar como el otro, robándole su propia personalidad. Continuará...
Espero que estas palabras nos permitan sentirlas a la luz de nuestras familias, pues decía Jesús, "No me digas que me amas, dime cómo vives". Estamos como siempre a sus órdenes en la dirección electrónica: despertar_es@live.com. Lo invito a visitar mi blog en donde encontrará más artículos de tu interés: www.familia.blogsiglo.com
"QUIEN NO VIVE PARA SERVIR, NO SIRVE PARA VIVIR".