Despertar... Es En Nombre Del Amor Gerardo, después de haber hecho su rabieta y ser descubierto por su vecino el Sr. Prax, con pena se dirige a su camioneta y marca el teléfono de su papá, esperando encontrar una palabra de aliento dentro de su coraje y desconsuelo. Las cosas no estaban saliendo tan sencillas como él esperaba. Su papá del otro lado de la línea, sentado cómodamente leyendo "El Siglo de Torreón" en su sillón favorito al sonar su teléfono contesta: Gerardo (Ge) -Papá, ¡no está funcionando! Papá (P) -¿Qué es lo que no está funcionando Gerardo? (Ge) -Tu manual, "En nombre del Amor" (P) - Cuéntame, ¿qué es lo que no funciona? (Ge) -He hecho todo lo que ahí dice y ella lo ha rechazado completamente. (P) -Este proceso dura cuarenta días y no cuatro. (Ge) -¿Cuál es el punto de seguir por un camino sin salida..., que no va a ningún lado? (P) -Todavía no lo sabes. Tú no eres de los que se rinden. Y algo me dice que apenas haces lo suficiente. ¿Estoy en lo correcto? ¿Tengo razón?... Gerardo se queda sin poder decir palabra, pues sabe que las palabras de su padre tienen toda la razón. (Ge) -No siento nada. (P) -Te entiendo, hijo. Pero esto no se basa en sentimientos. Es una decisión. No puedes rendirte. Continúa viviendo un día a la vez. (Ge) -Sí, Señor. (P) -Te quiero hijo. (Ge) -Yo también a ti papá. Gerardo, se queda pensativo y profundo en esa mezcla de sentimientos que no lo dejan ver con la claridad que él quisiera el derrotero que tomará su vida en esta encrucijada. Mientras en casa de sus papás, Mariluz (M) se acerca a su esposo don Germán y lo cuestiona: (M) -¿Cómo está? (P) -Tendremos que seguir orando por él.
En otro escenario se encuentra Guadalupe (Gu) hablando con su madre, quien sólo puede escucharla, ya que dentro de la profundidad de su enfermedad, es lo único que puede hacer. (Gu) -Mamá, no sé qué hacer. Sé que siempre me has dicho que resista los tiempos malos. Pero no sabes con lo que estoy compitiendo. Es decir, cuando él me mira... (Suelta el llanto por tanta desesperación, presión y confusión)... cuando él me mira me hace sentir tan humillada. Y ni siquiera se da cuenta. Guadalupe mira a su madre con tanta profundidad y la cuestiona. (Gu) -¿Cuándo dejé de ser buena para Gerardo? Su madre no puede responderle ciertamente, pero en lo más profundo de su corazón y pensamiento, le dice a través del silencio amoroso de madre y esa mirada que habla sin emitir palabra: "Hija mía, desde el silencio profundo en el que me encuentro, te digo con toda la experiencia que vivo, que cuando pierdes contacto con la quietud interior, pierdes contacto contigo misma. Cuando pierdes contacto contigo misma, te pierdes en el mundo. Tu sentido más interno de ti misma, tu sentido de quién eres, es inseparable de la quietud. Ése es el 'Yo Soy' que es más profundo que el nombre y la forma. La quietud es tu naturaleza escencial. ¿Qué es la quietud? Es el espacio interno o conciencia en el que las palabras son percibidas y se convierten en pensamientos. Sin esa conciencia, no habría percepción, ni pensamientos, ni mundo. Tú eres esa conciencia, hija mía, disfrazada de persona. El equivalente del ruido externo es el ruido interno del pensamiento. El equivalente del silencio externo es la quietud interna. Cuando quieras que haya silencio a tu alrededor, escúchalo. Esto significa que, simplemente, has de darte cuenta de él. Préstale atención. Escuchar el silencio despierta la dimensión de quietud dentro de ti, porque sólo la quietud te permite ser consciente del silencio. Observa que en el momento de darte cuenta del silencio que te rodea, no estás pensando. Eres consciente, pero no piensas. Cuando te das cuenta del silencio, se produce inmediatamente ese estado de serena alerta interna. 'Estás presente'. Has salido de miles de años de condicionamiento colectivo humano, de ese inconsciente colectivo social. Mira un árbol, una flor, una planta. Deja que tu conciencia descanse en ellos. ¡Qué quietud manifiestan, qué profundamente enraizados están en el Ser! Permite que la naturaleza te enseñe la quietud. Cuando miras un árbol y percibes su quietud, tú misma te aquietas. Te conectas con él a un nivel muy profundo. Te sientes unida a cualquier cosa que percibes con y a través de la quietud. Sentir tu unidad de ti misma con todas las cosas es el verdadero amor. El silencio ayuda, pero no es necesario para hallar la quietud. Aunque haya ruido, puedes sintonizar con la quietud subyacente, el espacio en el que surge el ruido. Ése es el espacio interno de pura conciencia, la conciencia misma. Puedes darte cuenta de que la conciencia es el trasfondo de todas tus percepciones sensoriales, de toda tu actividad mental, de todos tus conflictos. Siendo consciente de la conciencia surge la quietud interna. Cualquier ruido molesto puede ser tan útil como el silencio. ¿Cómo? Abandonando tu resistencia interna al ruido y permitiendo que sea como es; esa aceptación también te lleva al reino de la paz interna que es quietud. Cuando aceptas profundamente este momento tal como es -tome la forma que tome-, estás serena, estás en paz. Presta atención a la pausa: la pausa entre dos pensamientos, al breve y silencioso espacio entre las palabras de una conversación, entre las notas de un piano, de una flauta o los acordes de una guitarra, o al breve descanso entre la inspiración y la expiración. Cuando prestas atención a esas pausas, la conciencia de 'algo' se convierte simplemente en conciencia. Surge dentro de ti la dimensión informe de pura conciencia y reemplaza la identificación con la forma. La verdadera inteligencia actúa silenciosamente. Es en la quietud donde encontramos la creatividad y la solución a los problemas. ¿Es la quietud tan solo ausencia de ruido y contenido? No; es la inteligencia misma: la conciencia subyacente de la que nace toda forma. ¿Y cómo podría esto estar separado de quien tú eres? De allí salió la forma que crees ser, y lo que la sustenta. Es la esencia de todas las galaxias y de las hojas de hierba; de todas las flores, árboles, pájaros, y de todas las demás formas. La quietud es la única forma de este mundo que no tiene forma. Pero en realidad no es una cosa, y tampoco es de este mundo. Cuando miras un árbol, un ser humano o a Gerardo desde la quietud, ¿Quién está mirando? Algo más profundo que la persona. La conciencia está mirando a su creación. La Biblia dice que Dios creó al mundo y vio que era bueno. Eso es lo que ves cuando miras sin pensamiento, desde la quietud. ¿Necesitas más conocimiento? ¿Crees que más información, o computadoras más rápidas, o más análisis científicos e intelectuales van a salvar tu matrimonio o al mundo? ¿No es sabiduría lo que más necesita la humanidad en estos momentos? Pero ¿Qué es la sabiduría? ¿Dónde se encuentra? La sabiduría viene cuando uno es capaz de aquietarse. Hija mía, sólo mira, sólo escucha. No hace falta nada más. Aquietarse, mirar y escuchar activa la inteligencia no conceptual que anida dentro de ti. Deja que la quietud dirija tus palabras y tus acciones. Esto es lo que puedo decirte hija, desde el fondo de mi silencio y de mi corazón. Hija mía, que Dios te bendiga y que tus decisiones sean las más acertadas desde el fondo de tu corazón "En nombre del Amor". Continuará...
Espero que estas palabras nos permitan sentirlas a la luz de nuestras familias, pues decía Jesús, "No me digas que me amas, dime cómo vives". Los martes primeros de cada mes a las ocho treinta de la noche reúnete en familia y amigos para rezar el rosario por la paz del mundo que tanto necesitamos. "La familia que reza unida, permanece unida". Estamos como siempre a sus órdenes en la dirección electrónica: despertar_es@live.com. Lo invito a visitar mi blog en donde encontrará más artículos de su interés: www.familia.blogsiglo.com