Nosotros Las palabras tienen la palabra VIBREMOS POSITIVO Eventos

FAMILIA SIRVIENDO A LA VIDA

DESPERTAR... ES

GERMÁN DE LA CRUZ CARRIZALES

EN NOMBRE DEL AMOR

(Décima cuarta parte)

Continuación...

En un ambiente romántico Gerardo enciende las velas dispuestas en una mesa bien puesta, digna de una pareja de enamorados: manteles largos, fina porcelana, velas aromáticas, todo... Él muy bien presentado y usando su mejor loción. Justo cuando escucha el auto de Guadalupe llegar, pone la música romántica, recordando los mejores tiempos vividos en su noviazgo. Se pone a un lado donde espera que ella se siente, cuando se abre la puerta de la casa. Se escucha la música y ella muy sorprendida muy despacio cierra la puerta. Se quedan viendo... Gerardo retira un poco la silla para que ella se siente... él le sonríe... sin embargo Guadalupe sólo lo ve fijamente a los ojos, se da la media vuelta y se retira a su habitación sin decir una sola palabra. Gerardo está muy sorprendido, no estaba en sus planes esta reacción, no sabe qué hacer... Guadalupe entra a su recámara, deja las llaves y su bolso sobre la cómoda, se ve en el espejo... escucha la música, está verdaderamente sorprendida, pero vienen a su mente todas las palabras de sus amigas y la hacen reaccionar nuevamente. Se dirige a la puerta de su recámara para ir ante la presencia de Gerardo. Éste la ve nuevamente sorprendido. Se quedan viendo y ella lo cuestiona. (Gu) -¿Qué estás haciendo? (Ge) - Me gustaría cenar con mi esposa. Ella evidentemente muy sorprendida exclama: (Gu) -Permíteme dejarte algo muy claro. Yo ya no te amo... Gerardo parece no entender lo que está escuchando, un gran dolor siente en lo más profundo de su corazón. Guadalupe después de ver cómo surten efecto sus palabras al ver el rostro confuso y dolido de Gerardo. Da la media vuelta y se va. Pocas veces en la vida del hombre estas palabras calan hondo, muy hondo, cuando uno de los cónyuges tiene el valor de expresar cara a cara lo que Guadalupe acaba de decir. Gerardo parece morir. Respira profundo, apaga las velas, toma una chamarra y sale de casa desesperado, confuso. Las palabras resuenan en su mente una y otra vez. Está muy confundido y con un gran dolor que parece matarlo. Esta vez no arremete contra nada, ha controlado sus emociones. Quizás por la gran confusión, quizás por el gran dolor. Sólo toma su teléfono y marca a su papá. En su estudio don Germán, al sonar el teléfono ve que es su hijo Gerardo. Y piensa para sus adentros. Oh, hijo. Aquí es donde se pone duro. (P) -Hola, Gerardo. (Ge) -Estoy harto de todo. No seguiré con esto. Traté, y no queda nada. No vale la pena. (P) -Te entiendo hijo, pero ya llegaste a la mitad, que fue lo más difícil para nosotros también. (Ge) -Pero al menos tenías esperanzas. Ella no me ha dado nada. (P) -Hubo un punto en el que no había esperanza tampoco. Nuestro matrimonio puedo haberse acabado. No te dejes llevar por el momento que estás pasando. Ella te ha visto intentarlo. (Ge) -No, no le interesa, papá. No significa nada para ella. Y sí lo intenté. (P) -¿Estás libre mañana? (Ge) -Sí, ¿por qué? (P) - Quiero ir a verte. Entonces hablaremos. (Ge) -No tienes qué hacer eso papá. (P) -Quiero hacerlo, hijo. Quiero ir. Gerardo parece encontrar consuelo en aquellas palabras de su padre, da un gran suspiro y contesta. (Ge) -De acuerdo papá. En esos momentos, parece no tener sentido nada en la vida. Es como si se te derrumbara el mundo entero. Gerardo sólo pone sus manos en la cara y mil pensamientos a la vez hacen una tormenta de ideas que no aciertan hilar ninguna de ellas.

Mientras tanto Guadalupe, metida entre las sábanas también sufre y llora amargamente por el rompimiento inminente, a pesar que ella misma fue quien pidió el divorcio. Los expertos dicen que el ser humano es sometido a grandes niveles de estrés y hacen una clasificación que dice: En primer lugar, está el divorcio. El segundo lugar lo ocupa, la muerte de un hijo. El tercer lugar, la pérdida del trabajo y en cuarto la viudez. Guadalupe y Gerardo por el divorcio que está en proceso viven un nivel de estrés muy alto.

A la mañana siguiente, en esa gran explanada del Centro Saulo papá e hijo caminan alrededor de esa gran cruz monumental. (Ge) -Papá, seré muy honesto contigo. Me siento muy mal que manejaras cuatro horas sólo para venir a verme. (P) -Fue bueno. Me dio tiempo para pensar y orar. ¿En qué día estás? ¿Como en el veinte? (Ge) -Sí, algo así. (P) -Yo diría que la mitad fue lo más difícil para nosotros. (Ge) -¿Por qué? (P) -Porque es cuando te das cuenta si tu corazón está o no. En momentos difíciles, es cuando revisas tus motivos. (Ge) -¿Sí? ¿Mamá se puso difícil? (P) -No, creo que tu mamá tuvo una actitud muy buena. (Ge) -Sí, bueno, Guadalupe, no cree en nada de esto. (P) - ¿Por qué crees que es así? (Ge) -Porque no me ama. Ni siquiera le gusto. Papá, ella ha ignorado todo lo que he hecho. (P) -¿Lees todo lo que está escrito en cada página? (Ge) -Los versículos de la Biblia al final? No, no los leo, papá. Te dije que no los necesitaba. (P) - ¿Y qué necesitas? (Ge) -Que Guadalupe despierte y se dé cuenta que estamos al borde del divorcio. Y que yo trato de evitarlo, pero no puedo hacerlo solo. (P) -Puede ser cierto, pero creo que necesitas más que eso. (Ge) -Papá, si vas a decirme que necesito a Jesús, no lo hagas. Continuará...

Espero que estas palabras nos permitan sentirlas a la luz de nuestras familias, pues decía Jesús, "No me digas que me amas, dime cómo vives". Los martes primeros de cada mes a las ocho treinta de la noche reúnete en familia y amigos para rezar el rosario por la paz del mundo que tanto necesitamos. "La familia que reza unida, permanece unida". Estamos como siempre a sus órdenes en la dirección electrónica: despertar_es@live.com. Lo invito a visitar mi blog en donde encontrará más artículos de su interés: www.familia.blogsiglo.com

"QUIEN NO VIVE PARA SERVIR, NO SIRVE PARA VIVIR".

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