Nosotros Las palabras tienen la palabra VIBREMOS POSITIVO Eventos

FAMILIA SIRVIENDO A LA VIDA

DESPERTAR... ES EN NOMBRE DEL AMOR

GERMÁN DE LA CRUZ CARRIZALES

No necesito una muleta para ir por la vida. (P) -Hijo, Jesús es mucho más que una muleta. Será la parte más significativa de tu vida. (Ge) - ¿Por qué sigues diciendo eso? ¿La parte más significativa? ¿Cómo es eso? (P) -Cuando me di cuenta de quién era yo y quién era Él, descubrí mi necesidad de Él. Necesitaba su perdón y salvación. (Ge) -Mira, no entiendo eso. ¿Por qué necesito salvación? ¿Me arrojarán al infierno? ¿Por qué? ¿Por divorciarme? (P) -¡No! Porque violaste sus estándares. (Ge) - ¿Cuál? ¿No matarás? Papá, yo ayudo a la gente. Soy una buena persona. (P) -Según tú. Pero Dios no juzga basado en tus estándares. Él usa los suyos. (Ge) -¿Y cuáles son? (P) -Bueno, la verdad. El amor. (Ge) -¡Soy honesto! (P) -La fidelidad. (Ge) -Yo me preocupo por la gente. Soy todo eso. (P) -A veces. Dime hijo. ¿Amas a Dios, quién te dio la vida? Sus estándares son tan altos, que considera el odio como asesinato, y la lujuria como adulterio. Gerardo se queda muy pensativo, como con un torbellino de pensamientos en su cabeza... (Ge) - Espera, ¿y qué me dices de todo el bien que he hecho? (P) -Hijo, salvar a alguien en un incendio no te hace mejor para Dios. Has violado sus mandamientos. Y un día tendrás que responder por eso. Gerardo confundido por esas palabras que calan en lo profundo de su alma camina como león enjaulado de un lado a otro hasta que se sienta en un una grada y se toma la cabeza. (P) -Gerardo. Si te preguntara por qué estás tan frustrado con Guadalupe. ¿Qué me dirías? (Ge) -Es terca. Me lo hace todo difícil, siempre. Es mal agradecida. Siempre quiere dominarme y salirse con la suya. (P) - ¿Has agradecido los últimos veinte días? (Ge) -¡No! Y yo creía que después de lavar el auto, cambiar el aceite, lavar los platos, limpiar la casa, podría demostrarme un poco de gratitud. Pero no lo hace. Cuando vuelvo a casa, me hace sentir como un enemigo. No soy bienvenido en mi propia casa, papá. Eso me molesta mucho. Papá, en las últimas semanas me he inclinado ante ella. He tratado de demostrarle que todavía me interesa esta relación. Le compré flores que tiró a la basura. He aguantado sus insultos, su sarcasmo, pero anoche se acabó. Preparé la cena, hice lo que pude para demostrarle que la quiero, y que la valoro mucho. Y ella me escupió en la cara. Y eso es una falta de respeto. Ella no merece esto papá. No lo haré más. ¿Cómo puedo mostrarle amor a alguien una y otra vez, cuando siempre, siempre, siempre... todo lo que hace es rechazarme. Don Germán, pacientemente camina escuchando atentamente a su hijo, hasta que éste termina de hablar, y justo en ese momento él se recarga en esa cruz monumental de la explanada del Centro Saulo. Lo ve, entonces voltea hasta lo muy alto de la cruz, se recarga nuevamente en ésta y dirigiéndose a su hijo dice: (P) -Interesante pregunta. Es entonces cuando Gerardo parece entender lo que Jesús espera de cada uno de nosotros y particularmente de él en este momento. (Ge) -Papá, eso es precisamente lo que no hago. (P) -¿Seguro? Gerardo muy confundido exclama: (Ge) -Ahora creo comprenderlo. (P) -Hijo, acabas de preguntarme: "¿Cómo puedo mostrarle amor a alguien una y otra vez a alguien que siempre me rechaza?". Gerardo, la respuesta es: No puedes amarla, porque no puedes dar lo que no tienes. Gerardo, parece entender por fin lo que su padre quiere decirle sobre las enseñanzas de Jesús. (P) - Yo no pude amar a tu madre hasta que no entendí que era el amor. Y, no se trata de una recompensa. Yo tomé la decisión de amar a tu madre, lo mereciera o no. Hijo, Dios te ama aunque no lo merezcas. Aunque lo rechaces. O le escupas a la cara. Dios envió a Jesús a morir por nuestros pecados... porque te ama. La cruz no significaba nada para mí hasta que fui hacia ella. Pero cuando lo hice... Jesucristo cambió mi vida. Ahí fue cuando comencé amar a tu madre en verdad. Hijo, no puedo resolver esto... esto es entre tú y el Señor. Pero te amo demasiado como para no decirte la verdad... ¿No ves que necesitas su amor?... ¿No ves que necesitas su perdón?... (Ge) -¡Si!... (Ge) -¿Le confiarás toda tu vida? Aquellas palabras calaban hondo, muy hondo en lo más profundo de su ser. Su padre había hablado. Dios había puesto las palabras justas para dar alivio y consuelo al alma de Gerardo. Padre e hijo se dieron un abrazo muy grande bajo la cruz monumental del Centro Saulo como testigo. En este diálogo íntimo don Germán, le habla a su hijo con el corazón: Cuando crezcas, descubrirás que ya defendiste mentiras, te engañaste a ti mismo o sufriste por tonterías. Si eres un buen guerrero, no te culparás por ello, pero tampoco dejarás que tus errores se repitan. El perdón es una expresión de amor. El perdón libera de ataduras que amargan el alma y enferman el cuerpo. Muchos de nuestros intentos de perdón fracasan pues confundimos esencialmente lo que es perdonar y nos resistimos ante la posibilidad de empequeñecer los eventos ocurridos u olvidarlos. Continuará...

Espero que estas palabras nos permitan sentirlas a la luz de nuestras familias, pues decía Jesús, "No me digas que me amas, dime cómo vives". Los martes primeros de cada mes a las ocho treinta de la noche reúnete en familia y amigos para rezar el rosario por la paz del mundo que tanto necesitamos. "La familia que reza unida, permanece unida". Estamos como siempre a sus órdenes en la dirección electrónica: despertar_es@live.com. Lo invito a visitar mi blog en donde encontrará más artículos de su interés: www.familia.blogsiglo.com

"QUIEN NO VIVE PARA SERVIR, NO SIRVE PARA VIVIR".

Leer más de Nosotros

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Nosotros

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 542601

elsiglo.mx