Despertar... Es En Nombre Del Amor Estando tan cerca uno del otro están tan lejos. En algunas ocasiones estuvo Gerardo tentado a tocar la puerta siempre cerrada de Guadalupe, pero se contuvo. El recurso más efectivo entre la lucha de los malos entendidos siempre fue la oración, quien fortaleció cada día a Gerardo. Acudir al Centro Saulo, caminar en torno a la cruz monumental y estar los días que le tocó grupo en ese segundo piso en el que se tiene una vista hermosa y la paz de la que siempre se confortó. El estar en la intimidad con Dios quien siempre le habló a través de su corazón, todos los lunes en que la cita entre los dos nunca falló, orando desde su hemisferio derecho le permitió llegar hasta este momento. Entrenar lo que desde el corazón siente fue el grupo de Comenzar de Nuevo quien se lo permitió cada día de la semana en que se reúne con ellos. Estar en forma para cumplir con su trabajo cotidiano desde el corazón con experiencias de vida, le ha dado a su trabajo una dimensión enorme, experiencia y no textos que vienen en los libros es lo que lo mantiene en el raiting apropiado. Acompañando, compartiendo y nutriéndose cada día, es lo que le ha dado sentido a su vida. Un sentido que nunca antes había experimentado con plenitud. No había comentario negativo alguno, de cómo había cambiado Gerardo al hacer lo que desde el corazón hacia. Guadalupe sólo quedaba asombrada de manera positiva de lo que veía en su casa, indudablemente no era el Gerardo de antes, algo estaba pasando, pero su corazón adolorido no quería hacerse ninguna conjetura o ilusión. El dar, el hacer el bien sin mirar a quién sólo te puede dar la satisfacción y el crecimiento interior a lo que todos deberíamos aspirar, eso es lo que estaba haciendo y era la base de su Iniciativa Laguna, un proyecto de los laguneros y para La Laguna y el mundo. Pues decía la Madre Teresa de Calcuta (1910-1997): "El fruto del silencio es la Oración; el fruto de la oración es la Fe; el fruto de la fe es el Amor; el fruto del amor es el Servicio y el fruto del servicio es la Paz".
Un día, después de hacer sus ejercicios cotidianos y entrar a su casa, ve en el sillón de la sala una frazada, la bolsa y las llaves de Guadalupe, extrañando por ese hecho, lo piensa sólo un instante y se dirige a la recámara de su aún esposa, que se encuentra todavía en cama. Abre la puerta y ante este hecho se quedan congelados los dos. Ella porque hacía muchísimo tiempo no se abría esa puerta de su intimidad, estando ella en casa, a no ser que ella la abriera, y él porque se encuentra con Guadalupe en la cama. Se quedan los dos paralizados, él toma la iniciativa y dice: (Ge) -¿Guadalupe? ¿Estás Bien? (Gu) -Sí. Estoy bien. (Ge) -¿No irás a trabajar? (Gu) -No. Extrañado por las palabras escuchadas y ver su cuerpo sin movimiento, entra lentamente y se dirige a ella. (Ge) -¿Estas enferma? (Gu) - Estaré bien. (Ge) -¿Son tus alergias? Ella se dirige a él lentamente y le responde: (Gu) -Ya te dije que estaré bien. No te preocupes. (Ge) -Porque si necesitas algo, puedo traértelo. (Gu) -No. Estoy bien. Puedes irte. (Ge) -Está bien. Se queda viéndola un instante y sin hacer ruido sale de la habitación, sin cerrar por completo la puerta. Ella voltea al no sentirlo y se queda viendo a la puerta, ya se ha ido. Se lleva la mano a la cabeza y solloza. Se queda dormida. Después de un buen rato entra Gerardo con una bolsa de papel y un vaso con popote. Ella al sentirlo voltea y sólo lo ve, muy extrañada. Hace muchísimo tiempo no tenía de parte de él un gesto de atención con ella. Gerardo le dice: (Ge) -¿Te podrías sentar? Ella muy extrañada lo ve, y sólo se incorpora. Se cruzan sus miradas, ella con desconfianza. Gerardo extiende su mano y la pone en la frente de Guadalupe, y expresa: (Ge) -Tienes fiebre. Se retira de la habitación. Guadalupe observa con curiosidad qué es lo que trajo en la bolsa Gerardo. En un instante entra nuevamente en la habitación con una toalla pequeña en la mano. Se sienta a un lado de ella y pone la toalla en su frente. Ella intenta poner las manos como rechazándolo, pero se contiene. Con mucha suavidad y ternura limpia el sudor de su frente. Se dirige a la bolsa, la abre y saca de su interior unas pastillas. (Ge) -¿Crees que puedes tomar esto? Le da las pastillas y le acerca el vaso para que pueda pasarlas. Nuevamente a la defensiva ella le dice: (Gu) - ¿Por qué haces esto? Él se queda un momento en silencio, antes de hablar... (Ge) -Aprendí que no hay que dejar a la pareja. En especial en una crisis. Ella no da crédito a lo que escucha y expresa: (Gu) -Gerardo, ¿Qué te pasó? (Ge) -Papá me pregunto, si había algo en mí que quisiera salvar nuestro matrimonio. Y luego me dio algo. Si quieres léelo. Ella voltea al lado donde estaba acostada y lo saca lentamente de entre las sábanas. Lo ve y con lágrimas en los ojos, le dice: (Gu) -¿Es esto? (Ge) -¿Hace cuánto lo sabes? (Gu) -Me lo encontré ayer. ¿En qué día estás? (Ge) -Cuarenta y tres. (Gu) -Sólo tiene cuarenta. (Ge) - ¿Quién dice que debo detenerme? Guadalupe no puede contener el llanto, se lleva las manos a la cara y dice: (Gu) -Gerardo..., no sé cómo tomar esto. Esto no es normal en ti. (Ge) - Es mi nueva normalidad. Se cruzan nuevamente sus miradas, queriendo decir mil cosas, pero no la logran sostener y la bajan ambos. (Gu) -Al principio no querías, ¿Verdad? (Ge) -No. Pero a la mitad me di cuenta de que no sabía lo que era el amor. Y cuando entendí eso, quise hacerlo. (Gu) -Gerardo, quiero creer que esto es verdad. Pero no sé si puedo confiar en ti. (Ge) -Entiendo eso. Pero si llegas a ese punto o no. Necesito que entiendas bien algo... Se quedan viendo fijamente a los ojos. Gerardo se incorpora y se pone de rodillas a un lado de la cama, muy cerca de Guadalupe. Ésta se queda muy sorprendida. Empieza a sollozar Gerardo y Guadalupe se incorpora aun más en la cama, no da crédito a lo que está pasando. Le cuesta trabajo articular palabra y dice: (Ge) -Perdóname... Las lágrimas no pueden contenerse en sus ojos. Jamás Guadalupe había visto en Gerardo tanta sinceridad y tanto amor a flor de piel. (Ge) -Perdóname, por haber sido tan egoísta... por muchos años te he pisoteado con mis palabras y mis acciones. He amado otras cosas cuando debía amarte a ti. Las palabras calan muy hondo en el corazón de Guadalupe que tampoco puede detener la emoción y con ésta, el llanto también. (Ge) -En las últimas semanas... Dios me ha dado más amor por ti del que nunca sentí. Y le pedí que me perdone. Las palabras que Gerardo expresa salen desde lo más profundo de su alma y llegan de igual manera a Guadalupe. Hay una comunicación que no se puede explicar sino es en común unión con Dios. Continuará...
Espero que estas palabras nos permitan sentirlas a la luz de nuestras familias, pues decía Jesús, "No me digas que me amas, dime cómo vives". Los martes primeros de cada mes a las ocho treinta de la noche reúnete en familia y amigos para rezar el rosario por la paz del mundo que tanto necesitamos. "La familia que reza unida, permanece unida". Iniciativa Laguna un proyecto de valor y de valores para los laguneros y el Mundo! Estamos como siempre a sus órdenes en la dirección electrónica: despertar_es@live.com. Lo invito a visitar mi blog en donde encontrará más artículos de su interés: www.familia.blogsiglo.com