LA GRAN BATALLA "El bien y el mal"
(1A. PARTE)
Todo pareciera que es miel sobre hojuelas en mi vida, mi niñez en ciudades varias de la República Mexicana debido a la actividad de mi padre que perteneció a la Fuerza Aérea Mexicana. Con ello conocí mucho de este grandioso país, México y su magia. Una de las etapas más bellas de mi vida fue indudablemente Mérida, Yucatán, y mis estudios de preparatoria, la disciplina en el estudio, el deporte y lenguas extranjeras. Un día que me invitaron a misa a la iglesia de Itzimná, sentí el llamado a la vida religiosa y busqué información para ingresar al seminario, admito que no fue durante esa época una práctica asidua el asistir a misa. Sin embargo y contrario a la vida espiritual, ingresé al Ejército Mexicano, a la Escuela Médico Militar durante dos años y después un año más en la Facultad de Medicina de la UAdeC. Después de una tormenta de dudas y un periodo de descanso en Manzanillo, Colima, regrese a Torreón, Coahuila con la firme decisión de estudiar Ingeniería Industrial Química. Con oportunidades magníficas me empecé a desarrollar profesionalmente en corto tiempo, y el sueño de mi vida, de irme a Europa. Pareciera, reitero, miel sobre hojuelas. Soltero y con sueños bien definidos.
Un día después de regresar de la disco y dejar a mi novia en su casa a eso de las 2 de la madrugada, me acosté a dormir. Vivía con mi abuelita materna, pues mis padres vivían en Manzanillo. Siempre dormía con las persianas cerradas, al igual que las cortinas, de tal manera que estaba la habitación completamente obscura. En lo profundo de mi sueño, y sin preocupación alguna, descansaba plácidamente en los brazos de Morfeo y disfrutando de la bella época del amor. Fue entonces que me despertó un ruido estruendoso y movimiento a los pies de la cama. Abrí los ojos y me quedé escuchando con el corazón a mil y la adrenalina a todo lo que daba, sentí miedo, mucho miedo. Pensé que había alguien dentro de la habitación, y cuando digo alguien pensé en un ser de carne y hueso. Después de un momento de silencio sepulcral, extendí mi brazo para prender la lámpara. Se iluminó la habitación, la puerta estaba cerrada, como siempre al dormir. Sin embargo había libros tirados en la alfombra y en los pies de mi cama, como si alguien los hubiera empujado desde dentro de la pared ya que otros ni siquiera se movieron de sus soportes. Nunca pude explicar qué pasó esa noche, además que nunca se volvió a repetir algo parecido.
Pasaron muchas cosas muy positivas en mi vida laboral hasta que ingresé a Fertilizantes Mexicanos. En una reunión de trabajo nuestro superintendente, el ingeniero Ontiveros (RIP) que había estado con un grupo de industriales en la ciudad de Durango capital con S.S. Juan Pablo II nos dijo: "No dejen pasar la oportunidad de estar en contacto con un personaje histórico y con una gran calidad humana, es una experiencia única". Nos contagió tanto su entusiasmo que nos dimos a la tarea de organizarnos para viajar a la ciudad de Zacatecas y vivir la experiencia. Y fue ahí justo en el acueducto donde se encontraron nuestras miradas, la de S.S. Juan Pablo II y la mía, a escasos dos metros de distancia y fue cuando sentí una experiencia única. Creo que quienes la han experimentado me podrán comprender. Una corriente eléctrica que te recorre todo en un instante, una luz intensa que entra a tu cuerpo y te llena de una plenitud y una paz únicas, un torbellino de emociones todas juntas hacen explosión en lo más profundo de tu ser y no hay remedio, tu vida cambia. Al menos ésa ha sido mi experiencia. De esa fecha de 1990 al 2010, veinte años, he estado en contacto con más de trescientas mil personas y quienes me están leyendo en este momento y han vivido la experiencia de un encuentro juntos, estarán de acuerdo conmigo que hay algo de magia y de fe y de Dios... no sé cómo explicarlo, ni me atrevo a decir palabra que pueda comprometerme de algo que ni yo mismo sé explicar, pero muchas vidas se han acomodado. Mi vida misma ahora es algo que nunca imaginé pudiera sucederme a mí. Admito que me encanta hacer lo que hago, estar con la gente, a pesar de los ataques a los que estoy expuesto ahora. Muchas personas me recordarán como presidente del Comité Lagunero de Ayuda Mutua (CLAM), como director de la Protección Civil en Torreón, Gómez Palacio, Cd. Lerdo y Comarca Lagunera de Coahuila. Como coordinador del Estado de Coahuila de la Sociedad Mexicana de Ingenieros y en esa época de suplente de Senador de la República al lado de mi amigo el Ing. Arizpe. Después en el proyecto del Instituto Mexicano de la Seguridad Civil para América Latina con apoyo de la Unión Europea.
Creo firmemente que por algo y para algo suceden las cosas y todo este tiempo de experiencia adquirida es para estos tiempos de lucha y verdad, de la gran batalla que estamos librando desde el interior de cada uno de nosotros y que se refleja en la violencia que estamos viviendo y que a nadie le gusta... Continuará...
Espero que estas palabras nos permitan sentirlas a la luz de nuestras familias, pues decía Jesús, "No me digas que me amas, dime cómo vives". Los martes primeros de cada mes a las ocho treinta de la noche reúnete en familia y amigos para rezar el rosario por la paz del mundo que tanto necesitamos. "La familia que reza unida, permanece unida". Iniciativa Laguna un proyecto de Valor y de Valores de los laguneros y para los laguneros y el Mundo! Estamos como siempre a sus órdenes en la dirección electrónica: despertar_es@live.com. Lo invito a visitar mi blog en donde encontrará más artículos de su interés:
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"QUIEN NO VIVE PARA SERVIR, NO SIRVE PARA VIVIR".