En nuestro país es de lo más fácil atribuir a un político fortunas inmensas, propias de las que se dice tenía el celebérrimo ladrón Alí Babá y sus cuarentas ladrones, según cuenta Sherezada en las Mil y una noches. No lo creo, no es posible que alguna persona pueda, aun ilícitamente, acumular un patrimonio de tal monto como el que se le atribuye a un exgobernador. Al término de su mandato se quejó de que sufrió una estrategia nacional de desprestigio, sosteniendo no obstante que se va con las manos vacías. Puede ser verdad ¿por qué iba a decir mentiras? La revista Proceso, en su número 1503, señala algo que si no fuera un magazine que se expone a una demanda civil por difamación, diríase que es un invento de quien escribió los datos, con pelos y señales, que conducen a cualquiera a pensar que no puede ser cierto.
Vea usted si no. En una versión escrita se dice que es dueño de bienes supermillonarios consistentes en bienes raíces, inversiones bancarias, un avión Jet Lear (idéntico al que se accidentó en plena Ciudad de México, muriendo el secretario de Gobernación Juan Camilo Mouriño junto al director de la SIEDO José Luis Santiago Vasconcelos) camionetas blindadas, un helicóptero, un lujoso yate, que junto a otros bienes da la bonita suma de mil quinientos millones de pesos.
Es increíble que mientras la mitad de las familias mexicanas se encuentran en extrema pobreza, alguien en este país pueda poseer tan inmensa e inimaginable cantidad de dinero. Parecería una broma de mal gusto que un ejecutivo estatal pudiera acumular tan cuantiosa suma, ni aun sacándose la lotería varia veces. Es la cantidad la que deja perplejo a cualquiera. No es creíble que una sola persona que se dedica a la política, que es de servicio a la comunidad, pueda reunir tan considerable suma.
No, no es verosímil. Es que alguien se ha equivocado. Si fuera cierto era el momento en que el Gobierno Federal le hubiera caído encima con toda la autoridad de policías fortachones que lo arrastraría por los pasillos de un centro penitenciario hasta sumirlo en una maloliente mazmorra. Si fuera ladrón, que no lo es, una tinaja de San Juan de Ulúa, cargado de cadenas, estaría por recibirlo como huésped permanente. Se trataría de un caso de necesidad ingente, pues ¿con qué cara podría estar levantando cárceles cada vez más inexpugnables, de las que no podría escapar ni el más preclaro Harry Houdini de la época. ¿Los peces gordos ni tan siquiera la pisarán?
El es un hombre con sentimientos que gusta andar arriba de una lancha cuando hay inundaciones en algún poblado. ¿Y eso qué? Creo firmemente que son puras habladurías de gente mal intencionada que no puede ver la prosperidad de alguien que con su propio esfuerzo logra juntar un dinerito para su vejez.
Se insinuó que podría ser candidato a Presidente de la República. Se habrán tomado en cuenta sus habilidades para sortear los escollos que plantea la difícil profesión de politicastro que eligió para servir a la ciudadanía de su entidad. Duras horas de trabajo para apenas poder llevar a su humilde hogar la comida de cada día. Nunca jamás daría instrucciones a sus gentes para que mediante canonjías votaran a favor de un candidato consiguiendo votos comprados. Es un firme creyente de que la vida democrática no debe corromperse mediante dádivas. Desde luego abominamos lo que se dice de Fidel Herrera Beltrán, gobernador del estado de la Verdadera Cruz, en un libro que saldrá próximamente con el título de "Los Candidatos del Diablo", que da cuenta y razón de lo que sin duda es mentira.
Él está esperando sin agazaparse a que lleguen las fechas propicias, para ser elegido como candidato a la grande, dada su limpia trayectoria política está seguro de ser el agraciado, pues asegura que la política es una ciencia de conciencia, de constancia y de circunstancia.