La afición vivió de un final intenso en el partido entre Guerreros y Jaguares, ya que Santos Laguna sufrió para imponerse al Chiapas. Final complicado ante unas tribunas frías
- Otro final cardiaco. Parece que al Santos no le gustan las cosas fáciles. Le gusta batallar, y aunque el "Jaguar" no le exigió mayor esfuerzo, como buen "Guerrero" lo dejó herido de muerte, fuera de la fiesta grande del futbol mexicano.
Los últimos cinco minutos fueron los más intensos del partido de ayer. Fue cuando más llegadas se dieron a una y otra portería y cuando, finalmente, llegó el ansiado gol.
Y si no hubiera sido por esa falta cometida sobre Oribe Peralta y que marcó Rafa Figueroa como pena máxima, seguramente la rechifla de la afición lagunera no se hubiera hecho esperar.
Porque el partido entre los locales y los de Chiapas ni parecía de Liguilla. Los Jaguares parecían "heridos" desde el inicio, como si ellos tuvieron la ventaja y lo único que necesitaran era conservar el marcador empatado a uno, como quedó el jueves pasado en Tuxtla Gutiérrez.
En eso, los de La Laguna no se quedaban atrás. Como si les bastara con ese empate para continuar su camino rumbo al campeonato. Como si no les importara convencer. Como si simplemente estuvieran peleados con el gol.
Titubeantes, nerviosos, sin más ambición que el transcurrir de los minutos. Muy lejos de aquel Santos de las primeras fechas. Muy cerca de la semifinal. Como si todavía faltaran muchas jornadas para llegar a la Liguilla.
Por momentos uno que otro chispazo de Christian "Chucho" Benítez, líder de goleo del torneo, de Darwin Quintero o del mismo "Cepillo" Peralta. Pero hasta ahí, sin tanto susto para el portero visitante.
Tan fue así, que al final del primer tiempo los jugadores fueron acompañados rumbo a los vestidores por una tremenda rechifla, que se veía pronosticaba otra vez hacia el final.
Sin embargo el "Guerrero" mostró el valor que le caracteriza para no irse con las manos vacías. Cual leyenda maya, corrió tras el "Jaguar" para imponerse en los últimos minutos. Sabían los de Santos que su gente esperaba más. Que no podían pasar a la semifinal sin merecerlo, sin ganar de verdad. Y lo consiguieron, como siempre.
Al último, pero reaccionaron. Al último, pero con coraje. Al último, pero con ganas. Porque un "Guerrero" nunca muere y menos frente a un "Jaguar".
Ahora por las Águilas, siendo ese mismo "Guerrero" con la visión de dominar a su presa desde el principio, sin necesidad de complicársela hasta el final.
¿Y LA SANTOSMANÍA?
Que el Estadio Corona no se llenó. En domingo de nuevo en cuartos de final. ¿No hay dinero?, ¿la gente tiene miedo?, o ¿simplemente el equipo ha perdido afición?
Tampoco las calles lucieron como antes, cuando el Santos avanzaba y se pintaban de color. Caravanas completas inundando el Paseo de la Rosita, la Morelos y hasta la Alameda.
Porras, brincos, claxons... pura felicidad, ganas de apoyar, un sentimiento que daba identidad a una región desértica por naturaleza. Una personalidad y hasta un estilo de vida que todos apuntaban a llamar como "santosmanía".
¿Será que esa santosmanía quedó enterrada junto a los escombros del viejo Corona? Desde aquel octubre de 2009 en que cayó el otro estadio, esa pasión no se ha vuelto a sentir.
Ni en los partidos de Liguilla de ese primer torneo jugado en el Territorio Santos Modelo, ni en la final que se vivió en mayo de este año frente a Toluca. Los aficionados verdiblancos no han sido el mismo factor que ponía a temblar al rival.
El Corona lució anoche más verde que blanco y eso por el color de las butacas que lucieron vacías en muchas partes de las tribunas. También lucieron verdiblancas gracias a los globos que se repartieron desde la entrada.
"Cuatro" es el nuevo slogan del club para motivar a la afición. Está cerca la cuarta estrella, el cuarto campeonato. Por eso la manita que aparece repetidamente en las pantallas del estadio.
¿Será que la gente ya está acostumbrada a tener un equipo en los primeros lugares?
La santosmanía ya no es la misma de antes.