La semana del gobernador
Desconcertante por lo menos ha sido el ritmo de trabajo con que han iniciado la primera semana del año conjuntamente el Gobierno del Estado de Coahuila y el Municipio de Torreón; se han continuado e inaugurado obras y anunciado espectaculares proyectos en jornadas agotadoras. Ha sido tan intenso el trabajo que hasta el propio gobernador ha tenido que solicitarle a los panistas que lo dejen trabajar, ante sus inoportunos cuestionamientos sobre el manejo de la tarjeta de la gente.
En efecto, temerariamente los panistas se atrevieron a cuestionar el manejo de la tarjeta de la gente cuando los gobernantes estaban embelesados en su febril tarea de rescatar Torreón, tarea que se antoja ardua después de cuatro años de ayuno. Las muestras ostentosas de que en esta nueva administración municipal sí habrá abundantes recursos estatales para atender las necesidades de la ciudad son dignas de festejo, pero se antojan preocupantes pues denotan claramente que se bloqueó o cuando menos se pospuso el apoyo al Municipio mientras estuviera José Ángel Pérez al frente de la Administración.
Perjudicar a toda la ciudadanía o cuando menos diferir el apoyo en la satisfacción de sus necesidades de seguridad, vigilancia, pavimentación, alumbrado… por conflictos personales o por diferencias políticas, como se pudo constatar durante cuatro años, es de suyo lamentable, pero resulta más agraviante cuando no se tiene el menor recato en demostrar que en efecto así fue.
Fueron evidentes las tensas relaciones entre Saltillo y Torreón durante los cuatro años que José Ángel Pérez estuvo al frente del Ayuntamiento y la reiterada negativa del Estado para apoyarlo, haya sido por lo que haya sido. No se castiga a todo un pueblo por la culpa (si la hubo) o rebeldía de uno solo de sus habitantes. Tengo la impresión de que el Ejecutivo estatal jamás aceptó que un panista ocupara la presidencia del segundo Municipio más importante de Coahuila.
Pero cual ha sido la reacción de la sociedad torreonense ante una indiferencia del Estado para atender la ciudad y un contrastante e intenso inicio de trabajos en estos primeros siete días del año. En principio ha sido la de cómodamente aplaudir el hecho del regreso de los apoyos, pues parece que ahora sí le irá bien a la ciudad lo que se hace extensivo a sus habitantes, por donde se le vea. Pero no se oyen expresiones que reclamen que se hayan pospuesto los trabajos necesarios e inaplazables que requería Torreón por irreconciliables disputas políticas o personales.
Ojalá y a Lalo Olmos no se le ocurra cambiarse de partido (ahora que parece que se volverá poner de moda, al menos del lado de Durango), pues para castigos la ciudad de Torreón ya tuvo suficiente con cuatro años. Son los problemas de la dependencia que tenemos los laguneros que esta vez nos tocó del lado de Coahuila.
Atentamente
Jorge Hernández Espino
Comarca Lagunera
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