Más allá del debate por el Monedero de la Gente
En días pasados los medios de comunicación comarcanos publicaron la exigencia de parte del senador Guillermo Anaya Llamas al gobernador Humberto Moreira, en lo relacionado con el desvío de recursos del programa Monedero de la Gente, en donde el mandatario calificó de “tarugadas” las demandas del senador; es decir, cómo se gasta el dinero y quién lo gasta, pues las dependencias del Gobierno del Estado manejaron el programa.
Cuando se describe lo anterior muchas veces se suele argumentar que esta es una visión pesimista u optimista. Pero los datos no son pesimistas ni optimistas, en cambio sí lo son los actores, la manera en que se reacciona frente a esta situación.
La descripción de una realidad puede ser cierta o falsa. Es nuestra manera de enfrentarla, de aceptarla pasivamente o tratar de modificarla lo que define optimismo o pesimismo.
Es por ello que la dinámica emprendida por el gobernador y el presidente municipal en Torreón es parte de la convicción de que existe la necesidad de articular las políticas públicas para la consolidación de nuestra ciudad.
En la época en que vivimos, una buena palanca para el desarrollo es la innovación y, en ese sentido, los gobiernos no sólo tienen la obligación de impulsarla, sino de aprovecharla para mejorar su funcionamiento y ampliar los alcances de su actuación.
El programa social Monedero de la Gente, tuvo un verdadero impacto en las clases más pobres y marginadas del estado de Coahuila tratando de atenuar, los elevados niveles de concentración que se deben en gran medida al abultado porcentaje de recursos concentrados en el diez por ciento más alto de la escala distributiva, característica que distingue la distribución del ingreso en México.
Lo anterior es producto de la aplicación para América Latina del llamado Consenso de Washington que no produjo más riqueza por habitante, sino que mantuvo la pobreza y aumentó la desigualdad.
Esperamos en el año 2010 año del Centenario de la Revolución Mexicana y Bicentenario de la Independencia que nuestros municipios, nuestro estado, vayan a la vanguardia por parte de quienes tienen la responsabilidad de rediseñarlos, regularlos y ejecutarlos. ¡Urge!
Fernando Castañeda Limones,
Matamoros, Coahuila.
