Gómez Mont
La renuncia es un arma de un solo tiro, por eso hay que dispararla en el momento más oportuno. Esta frase, que no recuerdo su autor, la leí hace muchos años en estas mismas páginas, pero además agregaba su autor que había que hacerlo cuando mayor daño causara, si es que el motivo que la hubiera causado representaba una afrenta para el renunciante.
Creo que el exabrupto de Don Fernando Gómez Mont al renunciar a su militancia panista tuvo este propósito y parece que ha logrado su objetivo, cuando menos por el momento, pues le ha pegado en la línea de flotación a la embarcación blanquiazul. La decisión de separarse del partido al que pertenecía desde su adolescencia, de acuerdo con los más connotados analistas políticos, es el resultado de su desacuerdo con las alianzas que el PAN ha establecido con los partidos de izquierda.
Todo parece indicar, según los enterados, que Don Fernando había comprometido su palabra para que estas alianzas no se concretaran, sobre todo la del estado de Oaxaca, donde el senador Gabino Cue, abanderado de la alianza, ya formalizada, tiene grandes posibilidades de arrebatarles la gubernatura a los priistas. A cambio de este compromiso el PRI le correspondería al secretario de Gobernación con la aprobación de la reforma económica promovida por el presidente Calderón.
Al no poder cumplir la palabra empeñada, cuando menos tuvo esta elegante salida, que aparentemente ha beneficiado mayormente al PRI, por el momento, pues se trata de un resquebrajamiento en las líneas del PAN, ya que quien lo abandona es nada menos que el segundo de abordo en la jerarquía del Gobierno Federal y uno de los probables candidatos presidenciales, amén de ser un hombre preparado y firme en sus convicciones, que ya no es fácil encontrarlos en el ambiente político.
Pero en esta guerra el fin justifica los medios y considero que es mejor perder a uno de sus mejores hombres si se rescata uno de los estados más atrasados de la República o cuando menos se hace el intento. Afortunadamente para los aliancistas esta renuncia se da a cinco meses de las elecciones y ya sabemos que los votantes tenemos muy flaca memoria. Sin embargo, la defensa de la plaza será encarnizada y mucho me temo, por los antecedentes en esa entidad, que la lucha arrojará muchas víctimas.
Por supuesto que la renuncia de Gómez Mont es una cuestión de principios de un hombre íntegro, como sucedió en su momento con Germán Martínez, ex presidente del PAN, y otro de los más notables miembros de ese partido (quien sólo renunció a la presidencia), pero si en algo se puede atenuar la falta de palabra del secretario de Gobernación, es que él hizo el mayor esfuerzo por cumplirla, pero además no se crea que sus contrapartes son muy derechos en sus tratos.
Jorge Hernández Espino,
Torreón, Coahuila.
