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‘Regalo de vida’

Llegué al estadio Corona con mi buen amigo Jesús Ramírez Pérez, compañero de andanzas futbolísticas y como en otras ocasiones, no entramos inmediatamente sino que dimos una vuelta por las atracciones del lugar.

En eso estábamos cuando un niño botero se acercó a mí y me solicitó una cooperación, la verdad que ni percibí de qué se trataba y con una mueca le dije que no, pero algo llamó mi atención, no sé si era su facha de clase mediero alto o la cortesía que mostró ante mi negativa, pero de reojo alcancé a ver el motivo de su solicitud “Regalo de vida”.

Un pequeño choque eléctrico se sintió en mi cuerpo al recordar el cada vez más lejano 1983 cuando mi hermano Jaime recibió de una serie de seres humanos que en los anteriores 12 meses eran unos totales desconocidos su “Regalo de vida”.

Mi hermano el menor de cuatro nació con una enfermedad en el corazón denominada Tetralogía de Falot, conocida también como la enfermedad de los niños azules por la coloración de labios y uñas que adquieren al hacer esfuerzo físico. Todos lo años hacía un invariable viaje a la Ciudad de México, para su chequeo en la clínica del ISSSTE, pero el diagnóstico era el mismo, en buenas condiciones, pero no podría sobrevivir a la adolescencia (por el desarrollo corporal).

En el México de aquellos años una operación de ese tipo a corazón abierto era casi impensable, por lo que mis padres pospusieron su operación lo más posible; fue mi madre (valientísima mujer), ya viuda, quien leyendo “El Siglo de Torreón” se enteró de que un niño lagunero acababa de ser operado exitosamente por medio de un programa del Club Rotario denominado “Regalo de vida”.

Se contactó primero con los padres de este niño, después con el Club Rotario tanto de Torreón, Gómez Palacio, como de Nueva York, pues las operaciones de corazón abierto eran practicadas en la Urbe de Hierro en el Hospital Saint Francis, y hasta allá fueron mi madre y mi hermano (describir las peripecias, amistades, y todo lo que la mano de Dios guió para realizar este milagro sería motivo de un artículo aparte) quien recibió un “Regalo de vida” un 22 de junio de 1983.

Jaime es en la actualidad abogado, esposo y padre de dos hermosísimas niñas Irene y Yazmín.

Así que, “Regalo de vida”, en estos momentos que se viven en México aciagos, de crisis, influenza, guerra, en la que nos distanciamos unos de otros por miedo, recelo, avaricia, encontrar seres humanos que dan algo de sí, su tiempo, su amor, su talento su esfuerzo, su dinero, para darle a alguien, por lo general un verdadero desconocido un regalo, que le permita vivir una vida plena, es realmente reconfortante.

Niño botero, Rotario, Enfermera, Personal Médico, Doctor, quienes participan en la colecta y quienes la apoyan todos, todos ustedes que participan en el programa “Regalo de vida” pueden mirarse al espejo y decir sí, sí vale la pena hacer un esfuerzo por tener un mundo mejor. ¡Felicidades!

En la actualidad las operaciones para atención de niños azules se practican cotidiana y exitosamente en México, gracias a este tipo de programas impulsados por el Club Rotario miles de niños del país y del mundo han tenido la oportunidad de vivir, si tienes oportunidad participa, abre tu corazón, lo mínimo sería la aportación monetaria en la colecta, tú también puedes mirarte al espejo y sentir que has hecho de este mundo, algo mejor.

Sergio Olivares García,

Torreón, Coahuila.

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