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Mezquite sin apoyos

Pareciera que algunos dirigentes de la cultura, distanciados de la realidad, abusan del poder que se les concede, se esfuerzan por derrumbar el trabajo de años que, sorteando grandes dificultades, han obtenido resultados generosos que reditúan e impactan en la sociedad. Este es el caso de la Escuela de Danza Contemporánea de Torreón, que fue expulsada de las instalaciones del Centro de Iniciación Artística Pilar Rioja (Cinart) y que ahora es cobijada por el Teatro Isauro Martínez, donde, por una situación emergente, los alumnos toman clases en instalaciones que no fueron diseñadas expresamente para ello, mientras que las creadas para ese propósito en Cinart, se desperdician al ser usadas en lecciones que no brindarán resultados ni en corto ni en largo plazo.

Justo hace un año la escuela sufrió su primera amputación al retirársele el subsidio que cubría los honorarios de maestros que imparten música, literatura, coreografía, anatomía e historia, entre otras materias teóricas, a la par de las materias técnicas formativas de danza, inscritas en el mapa curricular avalado por la Dirección de Asuntos Académicos del INBA. A pesar de esto, los maestros, todos de noble vocación docente, respeto y amor a los alumnos, a este proyecto en particular y al arte en general, siguieron impartiendo clases -como lo hacen hasta ahora-, a pesar de saber que no contarían con retribución alguna.

Tras la segunda amputación (la negativa del uso de las instalaciones del Cinart a inicios de este 2010), a mediados del mes de enero, y ante la manifiesta inquietud y disposición a la protesta abierta y pública; el director Jaime Hinojosa, convoca a una reunión con maestros, alumnos y padres de familia de los estudiantes inscritos y da a conocer la promesa del gobernador Humberto Moreira de restablecer el subsidio, construir instalaciones adecuadas para retomar la formación sistemática de los alumnos dueños de talento y vocación profunda así como de compromiso sólido y ejemplar, al grado que sacrificar tiempo personal y otras renuncias por el amor a la danza.

La danza a través de su propia grafía, la física, es una plataforma de expresión de sentimientos y conceptos que humanizan y enaltecen el espíritu; genera una riqueza intangible, ajena a lo económico, pero de mucha mayor valía, que se refleja y mide en términos de alegría y abundancia. La danza contemporánea es una respuesta inigualable a la búsqueda de una identidad personal, un artículo imprescindible para la sobrevivencia, una actitud crítica, una relación amorosa entre la teoría y la práctica para una mejor comprensión del mundo, de la cultura y del papel que juega en la sociedad.

La Escuela de Danza Contemporánea de Torreón, a pesar de su juventud, en poco más de una década ha conseguido resultados ejemplares como lo son becas y apoyos, participación en festivales de danza y el reconocimiento nacional de sus egresados que conforman la Compañía Mezquite Danza Contemporánea. Ha formado no sólo docentes, alumnos y público, sino que congrega alrededor de 60 bailarines, coreógrafos y profesores de la zona noreste durante los veranos.

Con la pérdida de la escuela, la emigración de bailarines descapitalizaría el talento artístico local, opciones de trabajo y desarrollo social. Resulta dolorosa la incertidumbre en que nos encontramos considerando que la danza contemporánea en nuestra ciudad, en nuestro estado se encuentra en peligro de extinción siendo una actividad recién nacida.

Firma:

Alumnos, padres de familia y maestros de la Escuela de Danza Contemporánea de Torreón.

Torreón, Coahuila.

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