La degradación moral en la política nos ahoga
La degradación moral es un fantasma que campea cada día con más intensidad en la vida social de nuestro país, trasmina como la humedad las estructuras políticas, atravesando paredes e instalándose y perpetuándose hasta hacerse parte del ornato interior de nuestro hábitat y lo más grave de nuestra propia conciencia o mejor dicho de nuestra inconciencia.
La actividad política en México, se encuentra en su nivel más bajo de credibilidad. Cotidianamente nos enteramos por los medios masivos de comunicación que funcionarios públicos son sorprendidos in fraganti, cometiendo delitos tipificados por las leyes penales de la más diversa índole; que nuestros líderes políticos mienten para encubrir viles traiciones a sus representados y se desdicen olímpicamente, sin el menor rubor y arropados por esa atmósfera de impunidad y cinismo que está a punto de ahogarnos.
En Durango y con motivo de la renovación del Gobierno del Estado, diputaciones y ayuntamientos, vemos con tristeza que la inmoralidad y la desvergüenza son la divisa de los partidos políticos. Los candidatos a diputados locales en algunos casos son personajes que no han soltado la nómina de los puestos de elección popular en una década; en otros casos se trata de los mismos candidatos fallidos, que sólo participan cada tres años para medrar con los gastos de campaña en su propio beneficio y en no raros casos, “vendiendo” como mercancía los sufragios de sus escasos militantes y por si fuera poco nuestros políticos “en el retiro”, y en paquete, para que salga más económico, están promoviendo a sus hijos, para que del desempleo y la mediocridad pasen a la categoría de las dietas y del fuero. Veremos al tiempo.
Pronto se vendrá la selección de los candidatos a presidentes municipales, regidores y síndicos y desde estos momentos ya se perfilan las esposas, hermanos queridas, hijos y entenados de los actuales titulares para sustituirlos.
En Gómez Palacio y Lerdo se dan casos de personajes que van por su segunda, tercera y hasta quinta vez en una regiduría; algunos son hijos de papás que no han podido escalar una posición de ese tipo y no cejan en su intento aunque sea a través de sus despistados retoños.
Varios están esperando que les paguen su complicidad en la actual Administración municipal con un fabuloso premio de tres años. Así sin tomar en cuenta los perfiles de capacidad, honestidad y vocación se integran las propuestas de nuestros representantes populares, en cualquier partido político.
¿Planillas o delincuencia organizada?, ahí se la dejo.
Juan Nepomuceno Avilés,
Ciudad Lerdo, Durango.
