Horario de verano
Una de las cosas que me gustaban de Andrés Manuel López Obrador fue su promesa de revisar el horario de verano, pues consideraba que dicha medida se había establecido en México no para beneficio de su población, sino para poner en correspondencia a los grupos financieros de nuestro país con los de Estados Unidos. Hay que recordar que este horario lo puso en vigor en 1996 Ernesto Zedillo, entonces presidente de la República y uno de los más conspicuos representantes de lo que se llamó la corriente tecnócrata.
La idea del horario de verano es tan vieja como las civilizaciones egipcia y romana que ya ajustaban sus horarios según la temporada del año, aunque fue hasta el siglo XVIII cuando Benjamín Franklin lo introduce en la discusión pública. Sin embargo es hasta el inicio del siglo XX cuando americanos y europeos empiezan a establecerlo paulatinamente, con la idea de aprovechar más la luz del día (F. Wikipedia)
Es menester señalar que entre mayor sea la latitud de un país, es decir, entre más cerca esté del Polo Norte (o Polo Sur), mayor será la necesidad de modificar el horario de acuerdo a la estación del año, que es el caso de EU y Europa. Por el contrario cuando menor sea la latitud de un país, es decir, entre más se acerque al Ecuador, menos se justificará modificar el horario, pues la duración de la noche y el día es casi la misma, independientemente de la estación del año.
Así, se considera que el territorio comprendido entre el Trópico de Cáncer y el de Capricornio, que es el caso de América Central y la mayor parte de América del Sur y África, no requiere modificar su horario pues el beneficio que representa el ahorro de energía, supuestamente es menor que el malestar que provoca el cambio de hábitos en los tiempos de descanso de la gente.
Aun cuando aquí en La Laguna estamos a menos de 300 kilómetros al norte del Trópico de Cáncer (pasa entre Río Grande y Fresnillo), no es una distancia significativa para modificar nuestro horario y mucho menos en aquellas poblaciones de la República que se ubican al sur de esta línea imaginaria, donde se encuentra más de la mitad de la población del país.
Donde sí resulta práctica la modificación del horario es en las ciudades aledañas a la frontera con Estados Unidos, para empatarlas con las ciudades del otro lado, pues es determinante la interacción comercial, laboral, financiera, académica y social entre ambos lados de la frontera. En Tijuana desde hace décadas que está en vigor el horario de verano por las razones señaladas.
El desbarajuste que el horario de verano provoca en las horas de sueño de la gente, lamentablemente no se ha compensado en el recibo de luz, aun cuando las autoridades pregonen a los cuatro vientos que se han ahorrado millones de pesos en el consumo de energía. La irritación por este desbarajuste será todavía mayor cuando las amas de casa tengan que llevar a los niños a la escuela, para lo cual habrán de dormirlos con luz del día y levantarlos de noche.
Jorge Hernández Espino
Torreón, Coahuila