‘A ver si así...’
Han iniciado las campañas electorales para gobernador, diputados y munícipes en el Estado de Durango; prácticamente son dos coaliciones las que compiten, la llamada “Durango nos une” que encabeza el ex priista José Rosas Aispuro y la de “Durango va primero” comandada por Jorge Herrera Caldera.
La de Aispuro la compone el PAN, PRD y Convergencia; la de Herrera la conforma el PRI, PVEM, Nueva Alianza y Partido Duranguense, ambas en total desventaja ante el electorado pues la prueba salta a la vista, tuvieron que aliarse para tener mayor poder de convocatoria y a la vez amarrar su permanencia para seguir recibiendo dinero del IFE en futuros procesos.
En las pasadas elecciones a diputados federales de Durango el distrito con cabecera en la capital votó sólo el 39% del electorado; en el distrito con cabecera en Guadalupe Victoria el 40% y el tercer distrito con cabecera en Gómez Palacio sumó el 42%, toda esta votación dividida entre los partidos contendientes, en promedio, el 60% de la ciudadanía no votó.
Por eso surgen las alianzas para ver si con la suma de todos pueden lograr al menos la mitad más uno del electorado, que de todas formas es legitimado aun con el mínimo sufragio por el IFE, pero descalificado por el pueblo.
Es cierto que la disputa por la gubernatura abre más espectativas aunque al final de cuentas las promesas son las mismas ya que no se ha avanzado significativamente en la solución de los diversos problemas que el Estado tiene.
Aquí el problema no es el 40% que sí vota sino el mensaje que están enviando los otros, los del abstencionismo y que en número son mayoría, pero ¿cómo convencer a estos potenciales electores si las respuestas a sus necesidades, intereses y a su tan anhelado mejor nivel de vida no llegaron?
¿Cómo atraer hacia la urna esa mano que en otrora votaba y hoy se muestra renuente porque ya no cree en los políticos y sus promesas?
¿Qué hacer cuando ya los sindicatos, aunque lo diga Ramírez Gamero, no pueden comprometerse al voto corporativo?
¿Cómo tapar el Sol con un dedo y creer que la única salida es la alternancia en el poder cuando Fox no lo demostró y en Torreón están debiendo?
La capital de Durango y Lerdo mismo han tenido la alternancia y al menos en el segundo no hemos visto logros sustanciales de ello, el país mismo lleva ya nueve años de alternancia y los problemas son más agudos cada día.
Tampoco debemos privilegiar el adagio que reza “vale más malo por conocido que bueno por conocer”.
Los partidos, como sus actores se han contaminado por una co-adicción al poder y no al servicio de la sociedad, adictos a los grandes salarios, influencias y todo aquello que da el estar en la línea del poder.
Las naciones que han avanzado en su democracia ven más allá del hombre o del político, su visión es la nación misma y todo su conjunto.
El día que aprendamos a ver con esos ojos habrá una verdadera transformación en el país y entonces “México” podrá ser “Máxico”, pero mientras sigamos en la miopía de la emoción de hacer cambios en el Gobierno cada tres, cuatro o seis años tan sólo por hacerlos, y sigamos montados en la pasión de creer y especular sobre “a ver si éste sí nos cumple”, seguiremos como vamos.
La verdadera convocatoria de un político no es convencer a los que ya por sistema están convencidos, a ésos del llamado voto duro, sino su mayor logro será convencer a los que no lo están, que por ahora en Durango son la mayoría.
Miguel Gerardo Rivera.
Torreón, Coahuila