La tarjeta de la gente
El gobernador de Coahuila y su hermano el diputado han emprendido una serie de reclamos al Gobierno Federal porque consideran que en los dos rubros más escabrosos y dañinos para la sociedad como lo son la inseguridad y el desempleo, el Ejecutivo en Los Pinos necesita cambiar las estrategias para mejorar los resultados.
Son pocos los que desde su trinchera, cómoda por cierto, se atreven a decirlo voz en cuello reiteradamente para darse cuenta que a ellos también los de allá no los oyen, pero al fin el reclamo nace de la cúpula del Gobierno Estatal que representa a todos los coahuilenses.
Se han organizado marchas y mítines para llamar la atención y recordar que no sólo Juárez es México sino que el Norte también es Coahuila.
Como tantas veces el reclamo ciudadano queda relegado ante las vivas y aplausos de los que aspiran a seguir en la nómina federal empezando por los del partido en el poder: el PAN.
Sin embargo, de saliva no vive la gente, nomás los publicistas, y los coahuilenses esperan, porque así lo ha dicho, la próxima convocatoria de sus líderes o en su caso una solución parcial a sus problemas mientras que la Federación se digna a escuchar a los norteños todos.
Platicando con algunas personas cuya situación es ya agobiante manifestaban, para el caso de la economía familiar, poner en práctica una tarjeta de la gente, dado que “el monedero” tuvo tanto éxito, pero que ahora no sólo vaya a los estratos sociales más desprotegidos ya que a la hora de pagar impuestos todos van en la misma barca.
Proponen que dicha tarjeta (de la gente) pueda auxiliar en momentos de crisis como la actual tanto a la clase baja como a la clase media; en unos con la despensa y el pago de luz o agua y en otros pagar esas pequeñas diferencias de costo que el Gobierno Federal impone desde allá a más de mil kilómetros de estas tierras.
Por ejemplo: los aumentos en centavos al litro de las gasolinas que se han venido en escala desde diciembre sin que nadie, sea gobernador o no, los pare, es decir, que al momento de ponerle gasolina a su coche se le cobre tan sólo el precio que tenía en noviembre y la diferencia en esos centavos la pague esa “tarjeta de la gente”, así como a los productos de la canasta básica a los cuales impacta de manera brutal dicho aumento.
De esta forma el Gobierno Estatal subsidiará las diferencias en apego estricto a la defensa de sus representados y lo mismo podrá ser en refacciones, ferreterías o predial.
O más aún, exigir la privatización y la libre competencia en la venta de los combustibles ya que a Pemex se lo han acabado entre trinquetes y verdades a medias; una competencia libre mejorará la calidad del producto, bajará el precio y mantendrá contentos a los mexicanos aunque dejará a muchos aviadores sin su pago.
Los coahuilenses están dispuestos a apoyar las medidas que su gobernador, en plazo corto, ponga en práctica para la mejora de su economía porque son todos “gente”.
Si los supermercados ya dan puntos o dinero electrónico y aún así ganan ¿que no lo podrá hacer el Gobierno?
Miguel Gerardo Rivera,
Gómez Palacio, Durango.