El ser y el hacer
En algunas ocasiones los educadores, ya sean padres o profesores muestran más aprecio a los chicos más por lo que hacen que por lo que son. Los llenan de alabanzas y elogios cuando traen unas notas brillantes del colegio y los recriminan cuando son bajas. Sin embargo, a cualquier ser se ha de valorar por su dignidad personal, independientemente de sus logros académicos o profesionales. El padre quiere a su prole porque es su hijo, una persona de sus entrañas, con sus virtudes y defectos.
Se ha dicho muchas veces que la familia es el lugar donde a sus miembros se les quiere más por lo que son (hijos, padres, abuelos) que por lo que hacen. La confianza personal nace fundamentalmente por sentirse aceptado como persona dentro del ambiente familiar.
Por esta razón, cuando se tenga que animar o elogiar a un educando, es preferible destacar el esfuerzo realizado (más cercano al ser) que alabarlo por el resultado obtenido (más relacionado con su hacer). Es importante que el chico se encuentre más a gusto por haber mejorado como persona, que por hacer, tener o recibir algo de los mayores.
En general, no se debe recompensar al niño por haber cumplido con su deber o haber conseguido un éxito en alguna actividad, aunque sí se debe elogiar y mostrar la alegría.
Un regalo por unas buenas calificaciones escolares es deformante y esto por dos razones:
Primero porque se le enseña a actuar y hacer los deberes no por que eso mismo está bien por sí mismo, sino por la recompensa que recibe, como si fuera una paga. Además esto estimula un egoísmo ya que busca su regalo y no considera el bien que puede hacer a los demás en el futuro con su trabajo. Este procedimiento de pagar con dinero o regalos las notas escolares parece más orientado a adiestrar y domesticar a los hijos que a educarlos y hacerles crecer como personas.
La segunda razón es que cuando esos premios faltan o si se consideran insuficientes, el chico se sentirá decepcionado. Dicho de otra forma: se considerará castigado siempre que no reciba la recompensa esperada. La consecuencia para el chico es que no vale la pena estudiar ni esforzarse.
Es preferible elogiar y animar el esfuerzo realizado por el chico que los resultados. Si el educando no percibe la atención de los educadores cuando se porta en forma deseable y positiva la buscará portándose de forma indeseable y negativa.
Arturo Ramo García.
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‘¿A poco nos vamos a quedar así?’
“¿A poco nos vamos a quedar así?”, recitaba una frase del ex presidente de Lerdo, ¡pues sí nos quedamos asi! Invito a todos los funcionarios del Gobierno a pasar todos los días ida y vuelta por el vado del río que divide Lerdo de Ciudad Juárez, Durango, para que se den una idea de lo deteriorado y deprimente que está este paso, donde a diario gente trabajadora y estudiantes pasamos por ahí.
Nos dicen que esperemos hasta que hagan el puente, ¡pero hasta cuándo! Si gastaron en cientos de palmas para adornar el bulevar de Las Flores, no pueden por lo menos “echar una chalpalqueada de pavimento? O, ¿hasta cuándo nos van a hacer caso? Ojalá tuvieran que pasar los altos funcionarios diariamente, ¡ya estaría superpavimentado! ¿Verdad?
Espero que no hagan oídos sordos, ya que es la misma historia de siempre, prometen y prometen y nada. Lástima que no tiene opción para enviar fotos.
Anónimo.