‘Norma ISO’ al ser humano
Los suizos tuvieron a bien inventar y cobrar por estas famosas e indispensables normas de calidad para todas las empresas que deseen cotizar sus productos a nivel internacional.
La gran idea: resulta que antiguamente en el proceso de un producto entraba la materia prima, luego se le quitaba o se le ponía en distintos departamentos y al final se rechazaba o se aprobaba; vinieron estas famosas “ISO” y dijeron no sean bárbaros, que el material vaya siendo seleccionado y cuidado para que el rechazo sea nulo o mínimo.
Nuestra sociedad produce seres humanos que a los 18 años o menos son rechazados, son personas tatuadas, golpeadas, resentidas, dolidas que por supuesto o van a la cárcel o al panteón o andan por allí haciendo daño, causando estragos a la sociedad y dolor para ellos mismos y sus familias y luego tenemos que contratar más policías para que se lastimen unos a otros.
Resulta pues evidente enfocarnos a corregir causas, no efectos.
Como sociedad debemos de forma integral reducir estos estragos cuidando a los seres humanos desde niños, con deporte, con hábitos sanos, con cultura, con religión, todas absolutamente todas las religiones son buenas, debemos como sociedad exigir calidad a las televisoras a los medios, a la Educación Pública, a las secretarías deportivas, a las casas de cultura, con canchas, torneos y apoyo a las organizaciones religiosas, sobre todo las que se preocupan por los niños y jóvenes marginados debemos prohibir las melodías de violencia, en fin la solución debemos ser padres de familias religiosos, gobernadores, legisladores, en fin todos.
Y dejar de andar “como la zarzamora llora que llora por los rincones”, así pues apliquemos las “ISO” al ser humano, cuidémoslo desde niño.
Por que en el camino de la civilización que vamos requeriremos un policía por habitante y llegará el momento en que las cárceles vivamos todos y no haya quien cierre la reja, deduzca usted.
Si vamos en el camino o nos estamos lastimando unos a otros de una forma absurda y tonta con un alto costo en dinero, dolor y vidas.
Torreón, Coahuila.
Arturo P. Salas Juárez,
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Ancianos, enfermos y minusválidos, olvidados
Nadie sabe o se imagina lo que significa estar al cuidado de un anciano, enfermo o minusválido más que las personas o las familias que los atienden.
Cuernavaca, con su maravilloso clima, vegetación y ubicación, supuestamente ciudad ideal para su restablecimiento y disfrute también como muchas ciudades de México los ha olvidado confinándolos a encierros innecesarios por la falta de infraestructura urbana como la carencia de banquetas, rampas, insuficiencia de espacios exclusivos y de estacionamientos cerca de los lugares apropiados para su esparcimiento, llegándose al grado extremo en algunos hospitales de tener accesos con escaleras inapropiadas a los diferentes servicios médicos, observándose cotidianamente a enfermos e incapacitados en sillas de ruedas apoyados por familiares y voluntarios efectuando verdaderos actos temerarios y circenses esforzándose y peligrando para ascender a los pisos superiores ante lo intrincado de los accesos.
Es momento de hacer conciencia, pensar y sobre todo actuar para facilitar la vida y el disfrute a que tiene derecho este cada vez mas numeroso segmento de la población al que tarde o temprano nos incumbirá directa o indirectamente.
Cuernavaca Morelos.
Francisco Benavides Beyer