Salud, dinero y amor
Salud Dinero y Amor, se dice que estas tres cosas hay que tenerlas para ser feliz y, según vemos, la mayoría del pueblo de México carece de estos dos conceptos y un concreto, la salud y el amor y el dinero respectivamente.
En México, con este presidente que tenemos, me extraña que aún no se haya levantado una gran parte de la población en contra de tantas mentiras, tanta falsedad, corrupción y tantísima violencia generada por las torpes medidas tomadas por Felipe Calderón, no para combatir el narcotráfico ni a la delincuencia organizada sino para ocultar su ineptitud e inoperancia.
Calderón nos manda decir con sus secretarios que se han creado 559 mil nuevos empleos en los últimos trece meses y es mentira absolutamente.
En octubre de 2008 el IMSS tenía registrados 15’´564,569 afiliados y hoy, agosto de 2010 sólo hay, según el IMSS, 15 millones 525,952, o sea que hay en los últimos 22 meses una pérdida de más de 33 mil empleos, además, “el Gobierno del empleo” debería haber propiciado la generación de 1 millón 500 mil empleos más, cosa que no hizo y por eso, muchos jóvenes han sido cooptados por los grupos delictivos y se han convertido en caldo de cultivo para procesar parte de la violencia que sufren los mexicanos todos, porque la otra parte la aporta la falta de inteligencia de este Gobierno.
Prueba de lo anterior es que Calderón nombró para dirigir el Cisen –Servicio de Inteligencia de la Segob- a Valdés Castellanos, un amigo de él que tiene por especialidad las encuestas, sí, las encuestas falseadas para favorecer con malas artes a sus amistades.
Calderón –entiéndase bien- ha amenazado a la clase política mexicana porque no le siguen los pasos en las alegres matanzas de culpables e inocentes -28 mil según Valdés Castellanos- caídos en su guerra emprendida a tontas y locas para convertirla ya en “Lucha contra la delincuencia y defensa del pueblo” y, amenaza también al pueblo si no se convierte en vil denunciante.
Infelizmente dijo -ante muchos prelados y un judío- una parábola sobre un rey que invita al banquete de la boda de su hijo y fue despreciado y, si él conoce y entiende dicha parábola como lo que es y yo la entiendo, nos profiere una amenaza y esto es inaceptable, pero, estoy seguro que fue un lapsus linguae debido a la desesperación que le invade por su rotundo fracaso, no sólo como presidente de México sino desde el inicio de su campaña para arrebatarle a Santiago Creel –en precampaña- la estafeta que Marta Sahagún le hubo dado.
Augusto Hugo Peña D.
